En Cutervo… Anodina tarde donde faltó el toro
Cutervo (Perú), viernes 29 de junio del 2018. Sexta tarde del serial de la Feria de San Juan Bautista de Cutervo, bajo brillo solar y buena entrada en la Monumental Jorge Piedra Lozada, repitieron los hierros de don Rissel Parra y de Santa Rosa, enciero que se distinguió por su juventud, todos los astados fueron anovillados, más de uno enjuto y escaso de peso, lucieron desclasados y justos de fuerza.
Antonio Nazaré: Silencio en ambos.
Román Collado: Silencio y silencio.
Joaquín Galdós: Palmas en el único que pudo torear.
Detalles:
Román salió por delante haciéndose cargo del primero y segundo por el apremio de retornar a su país.
Devuelto el 4to., no tuvo reemplazo por lo que Galdós solo mató un astado.
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Cuando aún comentábamos sobre lo vivido en la víspera a pocos instantes de darse el paseíllo, latarde de hoy nos estrelló de golpe con el letargo y lo anodina de la jornada. Encierro que se distinguiópor su juventud, todos los astados fueron anovillados, más de uno enjuto y escaso de peso, lucieron desclasados y justos de fuerza.
Tarde de expectación por la presencia de Galdós, Antonio Nazaré y Román que no levantó en ningún momento por la falta de presencia y juego de los anovilladitos astados presentados.
Román Collado, nazareno y oro, que la víspera se había justificado plenamente, tuvo la tarde de ayer otra actitud. Precisó de salir por delante para poder llegar a tiempo para tomar un vuelo hacia Lima. No es bueno andar en apuros como tampoco restarle importancia al ruedo en el que anteló su presencia. Ni siquiera salió completamente vestido pues le faltó colgarse el añadido. Detalles se diría pero que son parte de la liturgia.
Al primero que fue escurrido y justo de fuerzas, le hizo el quite por tafalleras. Con la muleta, cerca a las bandas, unas serie por derecha. En los medios el morito pierde las manos conforme su escasa fuerza. Circular invertido, desdén y para el público son los desplantes en la cara del bicho. Pinchazos, estocada. Silencio.
El segundo, un coloradito de Santa Rosa que luce más serio, sale alegre con la carita arriba recibe largo castigo de Yaco en buen puyazo que le hace sangrar hasta la pezuña. Se dobla con él al inicio con la muleta. Pronto habrá de apagarse el torito y ya reserva cada vez más su embestida. Se vence por la izquierda. Tras dos intentos fallidos, un acierto con la espada. Silencio. Toma puerta con su cuadrilla luego del permiso respectivo ante algunas silbatinas.
Antonio Nazaré, de berenjena y oro, mostro disposición en todo momento pero no tuvo tela para cortar. Tuvo ante sí a un torito claramente disminuido. Le planta recibo por verónicas a pies juntos, luego chicuelina y la revolera. Al salir del caballo de David de la Barra es cuando se hace ostensible el defecto del bicho que acusa hinchazón en la pata derecha. Se apagó pronto y hasta se llegó a echar por sí solo. Así las cosas poco o nada es lo que se pudo hacer.
Con su segundo que fue el quinto, burraco descastado, trata de estarse con él pero no tiene recorrido y es otro que no dice nada. Espada entera de efecto rápido. Silencio.
Joaquín Galdós, de sangre de toro y oro, estuvo en Chota dos días antes, luego en Algeciras cortó una oreja e inmediatamente regresó a este lado del mundo. Tremendo ir y venir, que demuestra que lo quiere todo como él mismo nos lo manifestó.
Qué decir de Joaquín que no se sepa ya. Torero de enjundia, de hondura y de rotundidad. Solo pudo lidiar al que cerró tarde, el 6to. de su propia casa, al que no le sobraban las fuerzas. Predispuesto está el matador limeño tratando de hacer lo suyo consiguiendo pases de buena factura. En una se le vence por el izquierdo, lo empala y levanta pegándole una voltereta que hizo pasar susto. Repuesto, se hinca de hinojos para instrumentar una serie ligada que se festeja. Lástima no pudiera corroborar todo lo hecho con el estoque.
En su primero no encontró diálogo con aquel cuarto de Parra que salió dormido, apenas dando pasitos, confundido y desorientado. Manso de solemnidad que rehuyó con descaro el encuentro en varas aunque atisbó despertar de su letargo siguió por el sendero de la mansedumbre y ante el abucheo general el Juez optó por devolver al mansurrón sin ponderar que no había sustituto en corrales.
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