En Madrid… Tarde de mirar para otro lado en el tendido

Diego Estévez 09 mayo 201809 mayo 2018 España, Por Diego Estévez

Las Ventas, 9 de mayo de 2018. Segunda de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de La Quinta. Fueron mansos desde la salida y no humillaron en la muleta.

Juan Bautista: Silencio y ovación.
El Cid: Silencio y silencio.
Morenito de Aranda: Silencio y silencio tras dos avisos.

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Abría plaza Juan Bautista ante un toro bien presentado de La Quinta, al que recibió con temple con el capote. No transmitió nada en el caballo, por lo que se pudo divisar de bien pronto que carecía el astado de bravura. En la muleta, embistió con la cara alta quedándose corto al tercer muletazo. No vio opciones el francés por lo que decidió tomar los aceros para rematar con una estocado algo caída.

El segundo del lote de Juan Bautista, poco empleado en varas, no fue bravo en el caballo, donde realmente debe medirse la casta. En banderillas, por su parte, siguiendo la tónica general de la corrida, no fue difícil de lidiar. El comienzo de la faena fue algo mejor que el resto, y es que, las primeras tandas, por ambas manos, fueron de mucha calidad, ya que a pesar de la nobleza y mansedumbre del astado, Bautista supo gestionar muy bien los tiempos y espacios del toro. Lo probó por ambas manos, pero rápidamente el toro se vino abajo progresivamente. Lo mejor de los compases fue la estocada de Juan Bautista, quien recibió una ovación después de la muerte del toro.

Muy suelto salió el segundo de la tarde para El Cid. No mostró arranque en el caballo, y presentó nobleza, al igual que en banderillas, donde no mostró dificultades. Cuando comenzó la faena, se vio desde el principio que el toro no iba a humillar en condiciones. Poco se entregó, y mostró carencias de clase y encaste. El Cid intentó obtener tandas de calidad a través del equilibrio en ambas manos, pero solo pudo obtener una buena tanda por la derecha. Sin codicia en la muleta, pocas opciones de triunfar tuvo el torero con este animal. Se vio que no humilló en la embestida y la raza brilló por su ausencia. Tuvo que descabellarlo, obteniendo así el silencio.

La insulsez que mostró el quinto de salida hizo que el tendido se temiese lo peor. El Cid se mostró en su línea aunque no se encontró del todo cómodo ya que el astado perseguía la muleta como si se tratase de un perro jugando con su amo. Decidió, a muy pesar suyo, ir a por los aceros para terminar con su segundo toro de la tarde cosechando silencios.

Más emoción tuvo la salida del tercero de la tarde, al que Morenito de Aranda dibujó con el capote unas verónicas que emocionaron al tendido concluyendo con una media con la que recogió una gran ovación. El torero impuso su toreo ante un toro con el que no pudo hacer nada apenas. Le faltó un mejor entendimiento del animal para poder hacer algo más pero esta Fiesta depende del toro bravo y éste no lo fue. Peor suerte tuvo al entrar a matar dejando media estocada y descabellos.

En la lidia del sexto fueron ovacionados Francisco José Quinta y Jose Manuel Zamorano, tras picar y banderillear de forma francamente buena al último de la tarde. Sin embargo el toro, no dijo mucho en esos compases, pues al igual que sus hermanos, dejó símbolos de mansedumbre. En términos generales, la faena fue de poca conexión entre toro y torero, ya que a pesar de ser un toro al que algo se le podía sacar, Morenito extrajo poco de él. No administró adecuadamente las fuerzas del toro, y si hubiera bajado la cara al astado, habría sido posible alguna opción de éxito. Con la espada no tuvo fortuna, escuchó dos avisos, y más tarde el silencio por parte del respetable.

Hemos visto en Las Ventas en el día de hoy, una corrida algo escasa de bravura, y que no bajaba la cara para poder humillar y embestir con clase. Poca codicia se vio en los astados a la hora de arremeter en los engaños, lo que hizo que los diestros, a pesar de poner su empeño en gestionar y administrar las fuerzas de los animales de forma correcta, no tuviesen opción de triunfar. Segunda tarde venteña, en la que se vuelve a escuchar el silencio como opción ganadora y absoluta. Aún queda mucho por delante. ¡Viva la Fiesta!

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