En Madrid… Oreja de peso para un torerazo, Javier Cortés
Las Ventas (Madrid). Tradicional corrida goyesca del 2 de mayo. Con toros de El Tajo y la Reina, entre los que destacaron el primero y el quinto. Al resto les faltó clase y ligazón. Cerca de media plaza
Iván Vicente: Vuelta al ruedo tras petición y ovación tras aviso.
Javier Cortés: Palmas y oreja con fuerte petición de la segunda.
Gonzalo Caballero: Silencio tras aviso y ovación
Detalles:
Javier Cortés fue prendido por el quinto toro durante la faena de muleta.
Parte médico de Javier Cortés:
Herida por asta de toro en el tercio medio de la cara posterior del muslo izquierdo con una trayectoria ascendente de 20 centímetros que produce destrozos en músculos isquiotibiales, contusión en nervio ciático y alcanza el fémur. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros. Se traslada al hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico grave. Firmado: Dr. García Leirado.
Gonzalo Caballero fue feamente volteado durante el recibimiento con el capote al sexto.
Parte médico de Gonzalo Caballero:
‘Herida por asta de toro en tercio superior cara lateral de muslo izquierdo con una trayectoria hacia dentro de 5 centímetros que produce desgarro de la fascia lata y músculo vasto interino. Contusión cervical pendiente de estudio radiológico. Es intervenido quirúrjicamente en la enfermería de la Plaza y se traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico: Menos grave’.Firmado: Dr. García Leirado.
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Concluía el tradicional “despeje”, todos vestían con trajes de época o también llamados goyescos. Era un día de fiesta para el público madrileño en el que se conmemora el levantamiento del pueblo ante las fuerzas napoleónicas en 1808. Y es que hoy el público madrileño también se levantó. Se levantó porque la piel la tenían de gallina y necesitaban expresarlo con palmas al contemplar tal obra de arte: Javier Cortés ante un quinto como un auténtico torerazo.
Iván Vicente recibía al primer toro de la tarde, se arrancó al caballo pero terminaba huyendo tras la puya. Difícil en banderillas y, siendo violento, hubo desorden en la lidia. Brindó al público. Y comenzó la faena. Tenía clase y humillaba al embestir. Le dio distancia el diestro, y se arrancaba a los trapos. Consiguió la continuidad con la mano derecha. Equilibró con la mano izquierda. Buen toro. Repitió. Mejor por el derecho aunque puso empeño en equilibrar ambos pitones. Estocada algo trasera. Toro ovacionado y bronca a la presidencia por no conceder la oreja. Todo quedó en una vuelta al ruedo en la que el público le mostró el buen sabor de boca que les había dejado.
El cuarto era también para Iván Vicente. El animal salió al ruedo como “Pedro por su casa” y decidió volver a entrar en los toriles. No mostró caracteres de bravura, ya que el toro escarbó. Sin embargo, metió buenos empujes al peto. Esto hizo valer el mérito del picador debido a la buena colocación y ejecución de la suerte. Éste fue ovacionado. El público estaba caliente durante las banderillas, lo que hicieron animar a los de la cuadrilla para colocar unos pares muy toreros, en la cara del animal. Fue a menos, y el diestro se colocaba para sacarle muletazos con cuentagotas. Decidió tomar pronto los aceros porque no podía hacer nada.
Era turno de Javier Cortés ante un segundo que salió despistado y sin transmisión. Se lució por gaoneras. Mostró debilidad en las manos. Comenzó la faena con los pies juntos, mostrando el pecho a los pitones del toro. Lo toreó al natural desde el tercio. La faena se caracterizó por el temple y el buen hacer del torero. Inteligentemente supo exprimir un animal que no tenía transmisión alguna. Terminó con un pinchazo y estocada caída y tendida.
El segundo del lote de Javier Cortes acudió con poca fuerza al caballo, pero en el segundo puyazo mostró mucho mejor comportamiento. Se arrancó desde lejos. Las Banderillas fueron bien puestas, y en la cara del toro. Comenzó la faena en los medios, al natural y con los pies juntos mirando al cielo. El toro perdió las manos en repetidas ocasiones. Hubo una buena tanda con la mano derecha al inicio. El matador gestionó muy bien las fuerzas del astado durante su faena. En los últimos compases, el torero, fue corneado, provocándole así una hemorragia desmesurada en la pierna izquierda. Con síntomas de debilidad, Cortes no se quiso ir del ruedo, a pesar de la insistencia de su cuadrilla en llevárselo a la enfermería, y acabó su faena sacando fuerzas de flaqueza. Supo cruzarse con el pecho por delante a la altura de un tendido siete que se encontraba de pie. Un claro ejemplo de verdad, torería y valor, pues su físico estaba realmente mermado. A duras penas finalizó su labor, y no se quiso ir hasta que el toro cayó al suelo. Oreja para él y bronca al presidente por no concederle la segunda.
El tercero, para Gonzalo Caballero, empujó al embestir al caballo. Se quedó quieto y no tuvo ritmo de primeras. Segundo puyazo mejor que el primero. Era soso desde los inicios, y lo demostró en banderillas. Brindó al público. Empezó la faena en los terrenos del 7. Comenzando al natural y llevándoselo a los medios, ligó y conectó. Con el pecho por delante en el centro de la plaza continuó al natural dando tiempo y espacio al toro. El animal se quedó sin fuelle. Y le exigió demasiado a un astado que no tuvo fondo. Concluyó con un pinchazo y aviso.
Al recibimiento del segundo de su lote, con verónicas de buen gusto, fue prendido y volteado feamente, lo que le obligó a acudir a la enfermería. Durante las banderillas y cuando todo apuntaba a que torearía Iván Vicente, se abrió la puerta del doctor García Padrós, por donde salió Caballero dispuesto a tomar los trastos. Cojeando y con un torniquete en la pierna salió al albero. Las cosas con calma las hizo pero no estaba en condiciones de torear. El astado se movió mejor por el derecho. La faena concluyó tristemente con dos pinchazos y posterior estocada con cierta habilidad.
En conclusión, una tarde de celebración, en la que el público asistente volvió a encontrarse consigo mismo después de un tiempo de sequía, entendiendo por qué es aficionado a esto que llamamos tauromaquia. Sólo caminado hacia la pureza y verdad, como la que nos ha mostrado esta tarde Javier Cortés podremos defender este arte en el que uno se juega la vida de verdad. Ya nos lo mostró Francisco de Goya a comienzos del siglo XIX en sus litografías taurinas. Hoy sí que sí: “He estado en los toros”.
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