En la Opinión de Pepe Mata… La luminosa verdad de Gonzalo Caballero
Mientras esperaba que en España, nuestro maravilloso compañero, Philippe Gil Mir, flamante Subdirector de @TorosenelMundo_ en Europa, concluyera con todos los pormenores sobre la presentación de los carteles de la Feria de San Isidro 2018, que se escenificaba en la Monumental Plaza de Las Ventas, ante la presencia de Su Majestad el Rey Emérito, Don Juan Carlos de Borbón y la Infanta Elena, mi pensamiento volaba en el recuerdo, de que unos días antes, alguien que había comprado un banner, me comentó:
“Ya tienes el banner, ¿cambiará la línea editorial?”
A lo que de inmediato respondí, que, al igual que al gran público, a nosotros en TorosenelMundo.com nos gusta y defendemos la libertad de expresión, la verdad sin compromisos, que no se engañe, sobre todo, porque vivimos en una globalización tan vertiginosa que todo se sabe…
… todo se sabe.
Y por dignidad personal, por el respeto que uno mismo debe y tiene que defender, así también, defendemos el respeto hacia los demás, y por supuesto… no se debe mentir.
En eso estaba, cuando de pronto irrumpió a mi recuerdo inmediato, el arribo de la transcripción que hizo y publicó el gran Philippe, sobre el sentido discurso que dijo el valentísimo, Gonzalo Caballero, en la Gala de San Isidro 2018, en donde puso de manifiesto el respeto que debe prevalecer, primero a sí mismo e inmediatamente a todos los que le rodean.
Respetándose a él, puede respetar a todos, por ello exigió respeto; y eso ha sido la importante lección que dejó Gonzalo con su brillante panegírico.
¡Sí!
El respeto a la dignidad personal, que ahora se pierde con tal de saciar la ambición desmedida, aunque con ello se pierdan todos los valores y principios.
Ahí, en medio de la luminosa verdad de Gonzalo, se escucharon las voces de dos figurines, uno decía que 20 años no es nada… claro, no es nada si la verdad del auténtico toro bravo y encastado no ha estado invariablemente presente; no es nada, si a pesar de que el otro figurín, afirmara sentirse orgulloso de ser torero…
… habitualmente ha estado ausente la inobjetable verdad del toro bravo y encastado.
El blof que aplasta a la verdad de la tauromaquia, que destruye las ilusiones de un mundo mejor, de una Fiesta mágica, que avasalla a la grandeza del arte del toreo.
No obstante…
… no obstante, en ese escenario brillaba la verdad de un joven torero, que había hecho valer el respeto a la dignidad personal, tomando como ejemplo -como así lo afirmó- la verdad que siempre ha defendido, Simón Casas, quien su lucha le llevó a un primer nivel.
El respeto a la liturgia del arte del toreo, el respeto al rito por encima de todas las subjetividades y engañifas -que gustan tanto a las miserias en el mundillo taurino-, estaban siendo defendidos por la luminosa verdad de Gonzalo Caballero.
Devolvió un reconocimiento por el mejor espadazo de la pasada Feria de San Isidro, ante la incomprensión de no haber sido valorado de acuerdo a sus argumentos demostrados.
Y sobre todo, porque había sido humillada, ofendida, herida su dignidad personal, al poner en entredicho no sólo su inteligencia que la tiene y con sólida madurez; no sólo a su sereno valor, que lo posee por encima de lo que se pueda intentar devaluar.
Sino a sus ilusiones, porque como todo joven con gran porvenir, habían encontrado el muro casi infranqueable de la incomprensión.
Sin embargo…
… sin embargo, mientras él -mientras, Gonzalo Caballero-, esté consciente de su tesis y de la defensa de ella, la verdad, su verdad…
… ¡se habrá cumplido!
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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