En la Opinión de Pepe Mata… ¡Shhhh!, que ya no son bernalditos ahora son peñalbitos
En la Opinión de Pepe Mata
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- Advertencia: Siempre es oportuno advertirles tanto a ganaderos como a toreros, empresarios y ahora a los políticos, que este artículo de opinión no es apto para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad. Para ello, existe la prensa corrupta, que vive de enaltecer el engaño, inundando de mentiras, adulaciones e intentando abusar de la buena fe de los lectores al tratar de convencerlos de lo que no ocurrió. Bajo advertencia… no hay engaño.
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En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”: George Orwell
En una maravillosa expresión, como sin lugar a dudas es la tauromaquia, que conduce a los espíritus de los diletantes taurinos al arte cuando la verdad es su carta de presentación, que rememora las grandes epopeyas a través de los cánticos homéricos de la iliada y odisea; ¡vamos! en un momento que exige transitar con la verdad inexorable del toro auténtico para el torero de verdad… aparecen las plañideras taurinas lloriqueando porque un valentísimo, Francisco Quirarte, en su contundente crónica –En Guadalajara… Bernaldito, que mal ganadero es-, sólo dijo su verdad sin compromisos.
Que Francisco Javier Bernaldo de Quirós y González es un mal ganadero eso…
… eso, es del dominio público.
Sólo las plañideras taurinas lo defienden.
Por ello cuando se anuncian a los bernalditos -hoy peñalbitos– el gran público huye para no ser testigo de otro festejo fallido.
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Porque teniendo importantes individuos para su ganadería -sementales y vacas- adquiridos al siempre inolvidable criador de toros bravos y encastados D. José Chafik Hamdan Amad, prefirió Bernaldito claudicar y evadir la incontestable verdad de la casta y la bravura para seguir el inadmisible camino de eso que los aficionados dieron en llamar certeramente el torillo bobalicón; sí, sí para la comodidad de los figurines que venían a sus tradicionales vacaciones en México.
Ese mágico laboratorio que son las tientas, sí, en las que se analizan los empadres para preservar la bravura con su casta, clase, calidad, recorrido y emotividad; justo ahí, Javier Bernaldo, ha demostrado sin tasa ni medida que su búsqueda está en mantener la docilidad, la sumisa obediencia y la asfixiante mansedumbre.
Todo hace ver que ya no pudo más con el nombre impuesto por el gran, maravilloso público taurino para sus torillos los ya conocidísimos bernalditos y ahora prefirió anunciarse como Peñalba.
¿En qué cabeza cabe que el riguroso público taurino no se iba a dar cuenta?
Por ello, ahora ya les comenzó a llamar los peñalbitos.
Vivir en el engaño de una parodia de Fiesta en donde el animalito bobalicón sea el centro de atención para satisfacer a los figurines ha sido el gravísimo error que llevó al público taurino a huir decepcionado, desilusionado de su espectáculo favorito, por la falta de verdad.
Que los bernalditos ahora peñalbitos ganaron un reconocimiento local en Guadalajara por su participación en la corrida de rejones a principios de este año, porque hasta les indultaron un animalito; bueno, eso y nada es lo mismo.
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Porque la sabia conseja popular sabe bien que un animalillo manso, deslucido, descastadón anda con la cabeza alta para no claudicar. Y para torearlo con los caballos de los rejoneadores, todos los toros deben de asistir con la cara alta.
Y, sobre el indulto, fue algún regalo para hacer triunfador a su rejoneador, porque queda la seria pregunta:
¿Si no peleó en los caballos de los picadores cómo se puede medir la bravura de un toro?
Seguir al caballo del rejoneador como un lindo borreguito de la Sierra de Querétaro, no significa bravura. Un toro bravo no es sumiso. Un toro bravo va peleando y el torero al dominarlo lo obliga a seguir a su capote y muleta.
Es una lucha constante, que, una vez que el héroe llamado torero al dominar a la temible fiera denominada toro bravo y encastado, consigue transfigurarse en artista y crear bellos, intensos momentos escultóricos que vibran el alma.
Así que, Javierito Bernaldito, si algún día pretende conquistar el reconocimiento del maravilloso público taurino, debe cambiar el objetivo de su ganadería y devolverle la casta y la bravura a sus toros, no sólo a ciertos empadres sino a todos las camadas que salgan de su ganadería.
Mientras que para, Andrés Roca Rey, queda la asfixiante experiencia de que escoger animalitos que “se dejen” y eso no le sirve para nada. Es tiempo de que sus administraciones, que han sido pésimas, tengan la capacidad de entender que Andrés no es El Juli, porque sus apoderados han sido empleados del torero madrileño y le dan ese trato.
Andrés es de los toreros que nacen cada 100 años para revolucionar el torero y darle significado de grandeza y eso sólo lo puede conseguir con el toro bravo, encastado e íntegro.
Desde aquí mi felicitación para el gran Francisco Quirarte, por su honestidad a carta cabal y mi repruebo tanto a las plañideras taurinas por andar defendiendo a un ganadero que no ha logrado entender de la grandeza del toro bravo, encastado e íntegro.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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Les recordamos que el calendario de los festejos de los TorosenelMundo, lo hallarán aquí en nuestra sección de Calendario
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