En Guadalajara… El Calita cortó cuatro orejas y hasta el rabo del magnífico toro Dos Arbolitos
Crónica de Francisco Quirarte
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Guadalajara, Jalisco. 28 de Septiembre de 2025. Plaza de Toros El Nuevo Progreso. Decimosexta corrida de la temporada 2025, en tarde nublada, con amenaza de lluvia y un tercio de entrada, se lidiaron seis toros de la ganadería de Ordaz, propiedad de los sucesores de Don Luis Felipe Ordaz Martínez, encaste Parladé vía Juan Pedro Domecq, cuatro de correcta presentación y dos que aspiraron a tenerla, los que en general resultaron nobles, pelearon con el caballo, sobresaliendo el tercero que recibió arrastre lento y el sexto los honores de la vuelta al ruedo.
Oscar Rodríguez El Sevillano: Al tercio con un aviso y palmas.
Paco Ureña: Palmas y división.
Ernesto Javier Calita: Dos orejas y dos orejas y rabo.
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Detalles
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Sobresalió con buen puyazo al tercero Omar Morales, quien recibió fuerte ovación, y en banderillas buenos pares por parte de Joel Arturo Delgado y Jesús de Nazareth Martínez, quienes salieron al tercio a recibir la ovación.
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El Festejo
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El diestro local Óscar Rodríguez El Sevillano, reaparecía en El Nuevo Progreso después de cortar una oreja y recibir una cornada de un toro de regalo de Tequisquiapan el pasado 16 de marzo. Tuvo una actuación de total entrega pero con poca fortuna al final de su labor.
A su primero recibió a porta gayola con larga cambiada de rodillas, para después sujetar al toro y lancearlo con regulares verónicas y recortar con buena media.
El toro dio buena pelea en el caballo de Miguel Cobos, para que después Óscar realizara un quite por zapopinas poco lucido, chicuelina y media verónica. El propio matador tomó los palos, dejando aceptables pares en donde sobresalió el tercero que fue al violín, para llevarse fuertes palmas.
Con la muleta instrumentó una faena intermitente ante un toro que tuvo nobleza y buen estilo. Comenzó por arriba pegado al estribo, para después llevarlo a los medios con detalles toreros.
Sobresalieron las cuatro series iniciales con la diestra, en las que dio mucha distancia a su enemigo, templó bien las embestidas, sin embargo, prácticamente fue todo, ya que cambió a la mano izquierda y el toro comenzó a perder gas, a regatear las embestida, a defenderse, por lo que bajó de intensidad su breve labor sobre todo al ser desarmado en varias ocasiones.
Sin preparar la suerte y con valor mexicano, se tiró a matar, pinchó y el toro lo enfrontiló, golpeándolo con el testuz y haciéndole una herida arriba de la ceja izquierda, por lo que fue vendado de la cabeza por el servicio médico de la plaza de manera eficaz, para después tirarse a matar de nueva cuenta y cobrar una estocada entera pero caída; el toro tardó en doblar y se llevó un aviso. El público lo sacó a saludar en el tercio y al toro le tributaron fuertes palmas en el arrastre.
A su segundo también lo recibió valientemente con otra larga cambiada de rodillas saliendo avante del lance, para después realizar otras dos largas pegado a tablas con mucha exposición.
El toro se arrancó de largo, recibió fuerte castigo por parte de Guillermo Cobos, no obstante, el de Ordaz empujó metiendo los riñones. Realizó un quite por chicuelinas y después él mismo banderilleó de nueva cuenta, cuarteando por el pitón izquierdo en los tres pares, se llevó una fuerte ovación al cerrar con vistoso par al violín.
Comenzó su faena con toreros doblones, pero casi de inmediato su oponente perdió las manitas demostrando poca fuerza. Faena de series cortas por ambos pitones, con poco lucimiento debido a la debilidad del toro, además embistió con la cara arriba, calamocheando y con poco recorrida.
Estuvo muy tesonero y dispuesto durante toda su faena, pero con poco eco en el tendido. Pinchó en dos ocasiones y después dejó una estocada caída, para llevarse palmas de aliento en su caminar hacia el callejón.
Volvía a Guadalajara el diestro hispano Paco Ureña, quien venía precedido de sus recientes triunfos en la dura temporada española, sin embargo, hoy solamente tuvo una tarde discreta.
A su primero lo bregó eficazmente, con mucha seguridad, lances largos, suaves. El toro recibió un puyazo caído y empujó fuerte al caballo de Salomón Azpeitia. En banderillas Curro Vivas realizó dos aceptables pares.
Comenzó su faena de muleta por alto, para después realizar un estupendo de trinchera y cerrar la serie con largo pase de pecho. Las primeras tandas fueron por el pitón derecho, en las cuales demostró sitio, poder y temple.
Con la tela roja en la izquierda, sólo en las dos primeras series tuvo lucimiento, en donde sobresalieron cinco ajustados y largos naturales. Volvió a la mano diestra, no obstante, el toro comenzó a perder fuerza, lo mimó y a media altura le alcanzó a sacar dos enormes y espléndidos derechazos, así como tres naturales al final del trasteo, tirando mucho del toro, aguantando y templando.
Como dijo el siempre bien recordado Maestro Pepe Alameda… “natural en lo adjetivo y natural en lo sustantivo“.
Mató de pinchazo, estocada casi entera, contaría y caída; finiquitó al burel al acertar en el primer golpe de descabello.
Con el quinto de la tarde tampoco se acomodó con el capote, ya que el burel echó las manos por delante. Martín Carrillo – hijo – ejecutó un leve puyazo en donde el toro solo embistió con un pitón.
Muy lucido el tercio de banderillas realizado por Joel Arturo Delgado y Jesús de Nazareth Martínez, ambos salieron a recibir la ovación en el tercio.
Comenzó Paco su labor con muletazos por abajo, mostrándole el camino al toro, pero desgraciadamente muy pronto el burel comenzó a doblar los remos delanteros, por lo que poco fue lo que pudo realizar Ureña.
El toro mostró poca clase, poco recorrido en sus embestidas, echó las manos por delante, le punteó el engaño, ante esto, poco que hacer.
Se mostró firme, con técnica, sin embargo, su labor resultó intrascendente; cabe destacar cuatro naturales con mucho aguante y cinco muletazos con la diestra. Se tiró a matar y dejó un bajonazo, por lo que se retiró con división de opiniones.
El que tuvo una afortunada tarde fue Ernesto Javier Calita, ¡vaya par de toros que le correspondieron! Toros con clase, con recorrido y buen son en sus embestidas, siempre fijos, acudiendo al primer cite, sin abrir el hocico.
Al primero de nombre IV, lo recibió a porta gayola para después únicamente bregarlo con eficacia. El burel se arrancó de largo al caballo de Omar Morales, quien ejecutó un buen puyazo. Ernesto realizó un regular quite por navarras, nos quedó a deber, sobretodo, porque había materia prima con la que se pudo haber lucido y mucho. En banderillas cumplió con dos aceptables pares Jorge Delijorge.
Comenzó con suaves doblones y después ejecutó hasta cuatro series con la diestra. Trazos largos, templados pero… sin ajuste, abusando del pico de la muleta, sólo en contados derechazos se embraguetó – sentándose en los riñones en muletazos de auténtica valía -, sin embargo gustó y emocionó al público sensiblero.
Se imagina usted, lector amigo, si esa muleta se hubiera ceñido a su cuerpo, habría sido inconmensurable esa serie, lástima que se limitó este buen torero.
Y, sí, los auténticos aficionados suspiraban por ver a Calita embraguetarse, lo que ocurrió en contados muletazos.
Intentó por el pitón izquierdo y ahí no hubo acomodo, por lo que volvió a la diestra para cerrar su labor con dos series en la misma tónica. Mató de estocada entera y desprendida, tuvo petición y el generoso señor juez otorgó dos orejas, sí una de más. Al toro le concedió el más que merecido arrastre lento, gracias a que la gente lo exigió y así orientó al desorientado juez del Nuevo Progreso.
Calita dio la vuelta al ruedo en compañía de los ganaderos y del piquero Omar Morales… un acierto.
No hay quinto malo y hoy se cumplió el adagio. Dos Arbolitos se llamó el buen toro, con el que de nuevo El Calita no tuvo acomodo con el capote. El toro salió suelto y al no haberlo fijado el torero, se encontró a la cabalgadura de Omar Morales, quien estaba del lado de la querencia, por lo que realmente no se pudo valorar el encuentro del toro con el caballo.
Un toro que merecía haberle puesto en suerte y de largo, para disfrutar un buen tercio de varas.
Brindó su faena a Juan Pablo Corona, la cual comenzó llevándose a su enemigo muy bien toreado de las tablas hacia a los medios. Realizó tres series por la derecha, aprovechando la gran calidad del noble burel, muletazos embarcando de muy adelante, con largueza, temple, acompañando con la cintura, pero… otra vez, sin embraguetarse al toro como mandan los cánones.
Con la mano izquierda solamente dos series, acariciando las maravillosas embestidas de este gran toro de los jóvenes ganaderos Ordaz, llevándolo muy templado, en lentos y suaves naturales, lamentablemente, sin ese ajuste en la mayoría de los muletazos que le hubiera conducido a la sublime locura.
El toro no paraba de embestir, acudía al primer cite, nunca abrió el hocico y siempre peleó en los medios; un ejemplar para realizar la faena consagratoria que, sin embargo, no llegó.
Estar correcto, hacer las cosas pulcras, bien, no trasladan al espíritu más allá de lo convencional.
Alargó la faena buscando absurdamente el indulto, que el entusiasmo desbordado de cierto sector por las condiciones del toro, les hizo extraviarse y comenzaron a solicitarlo con insistencia. Un rayo de luz iluminó de pronto al desorientado juez, quien le indicó que lo matara, sin embargo, Ernesto siguió toreando intercalando dosantinas, vitolinas y derechazos muy despatarrado.
Por fin, le indicaron desde el callejón que se tirara a matar y logró una estocada entera que fue suficiente para el noble y gran toro claudicara.
Petición nutrida, en primera instancia el señor juez otorgó las dos orejas, justo premio. Siguió la petición de los jubilosos asistentes y Alfredo Sahagún se sacó de la manga el rabo, bueno, el pañuelo verde.
Al buenazo de Alfredo, se le olvidó que estaba en El Nuevo Progreso y debe salvaguardar el prestigio de este coso. Al toro le otorgó la merecida vuelta al ruedo.
Calita dio la vuelta al ruedo otra vez en compañía de los ganaderos que no cabía en su euforia, para al final de la corrida, salir en hombros en una escena muy festiva.
Al final muchos aficionados, molestos, pedían la destitución del bonachón juez Alfredo Sahagún; ya se le olvidó que la grandeza de la tauromaquia está justamente en su verdad y no en los estridentes excesos.
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Domingo 5 de Octubre
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Para el próximo domingo 5, se verificará la decimoséptima corrida de la temporada con la participación de Uriel Moreno El Zapata, el diestro hispano Román Collado y André Lagravere El Galo, quienes se enfrentarán a un encierro de la legendaria ganadería de San Mateo.
Deseamos que salgan muchos Dos Arbolitos, eso devolvería la grandeza al arte del toreo; porque, volviendo a citar al gran Maestro Pepe Alameda: “El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega“.
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