En Madrid… Heroico Manuel Escribano con un lote peligroso e imposible

07 junio 2025 Miguel Ángel Herráiz

Crónica de Miguel Ángel Herráiz

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Madrid. Las Ventas 7 de junio de 2025. La empresa me informó que asistieron 22.964 aficionados. Vigésimo sexto festejo de la Feria de San Isidro con toros de Adolfo Martín y Martín Lorca -sobrero 4°bis-, desiguales, difíciles y con pocas opciones de triunfo. Los toros: Primero colaborador con exceso de peso. Segundo peligroso y sin humillar. Tercero bronco, reponedor y complicado. Cuarto devuelto. Cuarto bis feble sin opciones. Quinto justo de fuerza con entrega por el izquierdo. Sexto peligroso, defendiéndose y tobillero.

Antonio Ferrera: Ovación tras aviso y silencio.

Fernando Robleño: Silencio y vuelta tras aviso.

Manuel Escribano: Silencio tras aviso y ovación tras aviso.

Detalles:

Los toros han sido desiguales, difíciles y con pocas opciones de triunfo, a los que se enfrentaron Antonio Ferrera, quien templó en ambos y brindó su primero a Fernando Robleño. Lo intentó Robleño con un lote desigual, dando una vuelta en su segundo. Manuel Escribano pechó con un peligroso lote, se lució en banderillas y recibió, con plena solvencia, a portagayola a su segundo; salió por su propio pie de la plaza gracias a su valor, oficio y poderío.

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Orden de lidia -sorteo-

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Prólogo

Festejo vigesimosexto de la Feria de San Isidro con toros de Adolfo Martín, todos cinqueños, y Martín Lorca (sobrero lidiado como 4º bis). Desiguales, variados de comportamiento y con pocas opciones de triunfo. Manuel Escribano dio un recital de entrega, valor seco, dignidad torera y poderío frente a los que le correspondieron. Su primero blandeó en los primeros tercios, en el último se vino arriba, embistió con arreones y pidió el carnet, el otro repuso velozmente, soltó la cara y no hubo forma de ligarle dos muletazos seguidos.

Antonio Ferrera mostró actitud, intentó agradar y cuajó muletazos de calidad por el pitón derecho a su primero, al otro fue capaz de mantenerlo en la muleta, solventando con oficio su feble condición. Fernando Robleño no tuvo posibilidades con un primero de escaso recorrido que no humilló; aprovechó por naturales, en su segundo, las escasas opciones que ofreció el astado dando una vuelta al ruedo.

El Festejo

Suelto y con escaso celo se mostró en el capote el primero de Antonio Ferrera. Se entregó en la primera vara, dejándose en la otra. Midió con peligro en banderillas. Se desplazó hasta los medios junto a Fernando Robleño al que brindó el toro entre los aplausos del público. Inició con la muleta en el tercio embistiendo por el derecho con nobleza, bajando la cara, templando y tirando con oficio del toro.

Salieron con calidad pero no con la transmisión suficiente por el exceso de peso, que dificultó el adecuado desplazamiento. Por el izquierdo tuvo menor recorrido. Al intentar estoquear pinchó en una banderilla, cayó al albero y afortunadamente el toro no hizo por él. Mató de pinchazo y estocada algo trasera. Escuchó un aviso. Ovación.

Su segundo fue devuelto y salió el sobrero de Martín Lorca. No se entregó en el capote. Manseó en varas, acudió tres veces, blandeó con un castigo fue medido. En la muleta resultó feble, sin opciones, aún así Ferrera consiguió pasárselo con temple por el izquierdo, sin obligar por su escasa fuerza pero sin conectar con el público, por la blandura del astado. Mató de estocada larga caída atravesada. Silencio.

Fernando Robleño saludó a su primero por verónicas de buen trazo. En varas se dejó. En banderillas esperó con peligro. En la muleta resultó peligroso embistiendo sin humillar. Inició entre las rayas, intentó dar recorrido a los muletazos respondiendo el astado con justeza en el desplazamiento. Por el pitón izquierdo desarrolló más peligro moviéndose poco, reponiendo velozmente y acostándose. Mató de estocada arriba. Silencio.

Fue requerido por el público para ser ovacionado antes de que saliera su segundo, al que saludó por verónicas bregando hasta el tercio. Se entregó en la segunda vara. Inició con la muleta por el izquierdo embistiendo con entrega y suavidad, sacándolos con la tela plana de a uno, a veces de a dos, sin poder alargar las tandas por la justeza de poder del astado. Mató de estocada larga. Escuchó un aviso. Vuelta al ruedo.

Manuel Escribano saludó con humilladas verónicas a su primero. Fue cuidado en varas. Destacó Escribano en banderillas con un quiebro al violín junto a tablas. En el último tercio el toro fue a más desarrollando peligro, embistiendo irregularmente, derrotando con violencia, exigiendo al torero y no dejándole colocarse para ligar muletazos. Arriesgó al límite por ambos pitones pero fue imposible. Mató de pinchazo y estocada. Escuchó un aviso. Silencio.

Su segundo se volvió en la puerta de chiqueros, por fin salió recibiéndole de hinojos con una larga cambiada de poderosa ejecución a portagayola, continuó por entregadas verónicas y finalizó con otra larga cambiada de rodillas junto a las tablas. No se entregó en varas.

Destacó en un par de banderillas por dentro y otro de poder a poder. Brindó al público. En la muleta se defendió el toro, con embroque violento, exigiendo al torero, tardeando de tal forma que cada muletazo en sí fue un acto de heroicidad. Mató de estocada casi entera arriba. Escuchó un aviso. Ovación.

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