En Aguascalientes… El reflejo del agua
Aguascalientes. Sábado 19 de abril, novillada de triunfadores Plaza de toros San Marcos, más de media entrada. Primer festejo de la feria. Se lidiaron cinco novillos de Santa Cruz desiguales en presentación, primero y segundo complicados. Cuarto manejable, quinto malo y sexto bueno con arrastre lento. El tercero de la tarde correspondió a la ganadería de Torrecilla, muy justo de presencia, bueno que recibió palmas en el arrastre.
Bruno Aloi: Oreja, leves palmas y silencio
César Ruíz: Oreja, leves palmas y dos orejas
Detalles:
Antes del paseíllo se rindieron honores a la bandera. Se convocó desde el palco de autoridad a lanzar el grito de Libertad como parte de la campaña Vive libre que se lleva a cabo en esta entidad para la defensa de la fiesta brava.
En banderillas saludaron en el tercio Nazareth Martínez y Santiago Kingston.
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Todos creíamos que la tarde de hoy en la San Marcos sería la culminación perfecta a la temporada de novilladas, nos atrevimos a soñar, a esperar y es que parecía tan real…
Hoy el ambiente se sentía distinto, cargado de fiesta, de expectativa, olía a triunfos reales, pero la cruda verdad se estampó contra nuestras narices y no hizo más que quitarnos la ilusión de tajo, aquel charquito de esperanza donde nos asomamos a ver un bello paisaje de pronto se desvaneció, una fuerte palmada de realidad borró el reflejo del agua y las ondas circulares distorsionaron lo que creímos era verídico.
Un mano a mano del que no salieron las chispas esperadas, cada quien a lo suyo sin afán ni de retarse, ni de mostrar sus navajas amarradas. Aloi olvidó a Aloi y sí, tuvo muy buenos momentos, pero otros que es mejor olvidar porque parecía que su mente no estaba en la San Marcos si no rumbo a Madrid.
Y Ruíz con ese cascabeleo característico en su toreo, detalles artísticos en sus faenas, pero poca estructura y solidez, creyendo a pie juntillas lo que el tendido dulzón le expresa. Fiestongo, música y hasta cánticos en los tendidos, así dio inicio la Feria Nacional de San Marcos 2025.
Entre querer y ser hay un abismo y es que César Ruíz ha caído en esa vorágine de aplausos, palmaditas en la espalda y complacencias que tarde o temprano harán que su reflejo en el agua no sea tan claro como se lo quieren hacer ver y de seguir así embelesado en ese espejismo corre el riesgo de cualquier gotita de cambio le haga perder la claridad de su mirada. Y es que el joven tiene detalles de finura, sí, pero es tanta alharaca la que lo rodea que se pierde de hacer lo que realmente vale: Imponerse ante los toros.
El abrazo, así se llamó el segundo de la tarde, primero de lote de César Ruíz, un novillo de justa presencia que salió de toriles sin embestir a los burladeros, muy suelto, al que el novillero quitó con una larga afarolada de rodillas. De pie verónicas y remate al soltar la punta del capote. En el piquero el novillo asistió, pero al salir del encuentro le comenzaron a escasear las fuerzas.
Ruíz cubrió el segundo tercio, con más histrionismo que ejecución y colocación. El primer par cuarteó por derecha dejando una banderilla en el costillar, el segundo lo colocó en buen sitio y el tercero al quiebro dejando solo un garapullo.
Con la muleta comenzó por doblones, ante la poca fuerza del astado que rodó por la arena, luego lo llevó a los medios por alto y con la derecha tanda aun sin ajustarse, tomándose de los cuartos traseros y rematar por alto sin que llegara la emoción.
Por naturales, aunque el astado reculaba consiguió el novillero local darle más extensión al muletazo, la segunda tanda por ese lado fue realmente lo mejor que le vimos en la tarde, tres naturales tersos y sentidos, con estilo y sello para rematar con pase de pecho.
Volvió a la diestra, el astado rebrincaba feo y a pesar de que Ruíz le ponía la pose no cerraba el circulo de la emoción. El viento le molestó en la tela, el astado pendiente de él hasta provocar el achuchón del que salió airoso con ayudados por alto y recortes. Mató de estocada entera y trasera para que se le fuera entregada una oreja.
El cuarto del festejo se llamó Cuatro Vientos uno de mejor presencia que remató en los burladeros, Ruíz quitó con un farol de rodillas a la vera de las tablas y de pie verónicas un tanto descompuestas, el novillo embestía por ambos lados. Fue llevado al caballo en el que provocó un tumbo fuerte y tomó otra vara en la que empujó.
Y cuando debería existir ese celo profesional de que el alternante tomara su turno, en este caso Bruno Aloi, no lo hizo por iniciativa propia, tuvo que ser la gente quien se lo pidiera, ante ello Aloi quitó por gaoneras, tafalleras y caleserinas y en el remate el novillero un tanto descuadrado. Prosiguió César Ruíz quien realizó un quite por chicuelinas antiguas y un acelerado recorte.
Ruíz cubrió el segundo tercio, esta vez con mayor espectacularidad dejando pares en lo alto, acto que la gente aplaudió con gozo. De muleta comenzó por doblones de tercios a medios, tandas por derecha unos descompuestos, otros acelerados y con la izquierda en esa constante de querer alargar la mano hasta contorsionar su cuerpo con poca naturalidad, poses muchas, mando nulo.
Los pitos comenzaron a sonar en el tendido, aquello se volvió soso y pesado, los desarmes y para finalizar manoletinas y abaniqueo de pitón a pitón, pinchazo y estocada trasera y contraria para irse entre leves palmas.
El sexto del festejo llevó por nombre Un Segundo un bonito castaño bien presentado al que César Ruiz recibió en el centro del redondel con tres largas cambiadas y un farol de rodillas, desde un inicio el astado asistía por ambos lados, luego las verónicas el remate y las chicuelinas andantes para llevarlo al caballo en el que empujó fuerte. Al salir del encuentro Ruíz quitó por fregolinas que le fueron coreadas.
Cubrió el segundo tercio, el primer par cuarteando por derecha, el segundo el astado se arrancó de largo sorprendiéndole, lo resolvió en la cara del novillo y dejó un buen par en lo alto. El tercero se puso de espaldas y luego cuarteo colocando el par correctamente, para ese entonces ya había gritos de torero, torero.
Hasta ahí todo bien, pintaba para convencer y al llegar el tercio final se puso rodillas en tierra junto a tablas en actitud arrebatada pasándoselo por alto. Apenas se puso de pie para llevarlo a los medios y la gente ya exigía la Pelea de gallos, la populosa melodía que ablanda corazones, produce magia y convierte faenas en apoteosis, sí, tristemente así es el público hidrocálido (no confundir con afición).
Ahí estaba César Ruíz con la mesa puesta, un novillo repetidor y una afición encandilada, pases por derecha sin asentarse y por naturales dos muletazos y a cortar las tandas y pegarle con el ayudado en el testuz, mientras tanto en el tendido la algarabía, ¡Ahora no solo piden la pelea de gallos, la cantan! Vaya, hasta dónde hemos llegado.
¿Dónde está la afición seria y exigente de la San Marcos? Me temo que quedan muy pocos, están ausentes o prefieren callar y tragar.
Porque lo que se veía en el ruedo no correspondía al griterío del tendido, ni una tanda completa, honda, sentida. Por naturales también lo intentó, pero la cuadratura del círculo no encontró.
Golpes burdos a la muleta con el ayudado, el novillo iba con el hocico cerrado hasta el final pidiendo guerra que no encontró, los gritos de toro, toro se dejaron escuchar. Ruíz mató de estocada entera en buen sitio, se le otorgó una oreja y como ya los ánimos estaban caldeados la gente prácticamente exigió la segunda, el juez César Pastor accedió a darla, por complacer en lugar de guardársela para aleccionar. Para los restos del novillo se otorgó un arrastre lento
Bruno Aloi y Enciéndeme abrieron la función, el novillo de Santa Cruz bien presentado, saltó a la arena de frente, sin atender las capas y sin rematar las tablas, suelto y sin definirse por ningún pitón. Lances a la verónica y la revolera perdiendo el capote en dos ocasiones.
El piquero hizo sonar los estribos, el astado empujó fuerte. A la hora de asir la muleta, Aloi se encontró con un novillo que reculaba, fue sacándolo de la zona de las tablas por bajo, luego le cambió los terrenos e intentó pasarlo por la diestra, pero la embestida era complicada, cruzándose, sacándole tandas bajándole la mano, pero las condiciones del novillo no eran las óptimas.
Por naturales se repetía la historia, a veces embestía otras reculaba y Aloi optó por quedarse en la línea del peligro, llevándose una voltereta. Se levantó de nuevo a la carga tocando a pitón contrario, reponiendo lo justo. Terminó por alto y al tirarse a matar dejó una estocada entera ligeramente caída de efectos rápidos, el juez le otorgó una oreja que algunos pitaron y otros aplaudieron.
Berny de la ganadería de Torrecilla hizo tercero de la tarde, un novillo de muy poca presencia que provocó los silbidos de la gente. Aloi se abrió de capa por verónicas que fueron parsimoniosas y remató con una revolera.
En varas empujó fuerte y al salir del encuentro y el torero aprovechó para quitar por tafalleras de manera fina. En banderillas se lucieron Nazareth Martínez y Santiago Kingston, ambos dejaron pares en lo alto de buena ejecución para que fueran invitados a saludar en el tercio.
En el último tercio Bruno Aloi nos regaló el momento de más calidad, torería y buen sabor de la tarde. Se puso en el centro del redondel, el novillo se arrancó de largo y Aloi se lo pasó por arriba con estatuarios, literal sin mover un centímetro las zapatillas, fueron hasta cinco los pases por alto, vino el desdén y el remate por bajo, la trincherilla y los recortes toreros, todo con relajación, seguridad y cabeza.
El de Torrecilla embestía bien por la derecha, Aloi lo remataba y el astado se quedaba atento al eje que le marcaba el torero. Se cambió la muleta a la izquierda lo tocaba y tiraba de él, el novillo asistía, pero sin llegar a complementarse con él, tandas largas pero espaciadas, sin la ligazón requerida.
Le pisaba la muleta, le desprendía de ella y el torero continuó por naturales ya sin asentamiento, algunos muletazos en redondo, el novillo pendiente de sus piernas y poco a poco se fue la emoción a menos, le levantaba la cara poniéndole en dificultades. Terminó con ayudados por alto y al tirarse a matar se le fue la mano muy, muy atrás dejando la estocada prácticamente en los costillares y los pitos no se dejaron esperar. Se retiró entre leves palmas.
Noche se llamó el quinto de la tarde, uno muy justito de presencia que desde el inicio se le colaba a Bruno Aloi por la derecha además de hacer caso omiso a capotes. Con la capa verónicas y revolera, fue complicada la embestida por ambos lados. En varas el astado cumplió.
Con doblones en los tercios comenzó su labor muleteril, por el derecho el novillo persistente de cogerlo y Aloi lo llevó a los medios, pero las condiciones no fueron favorables, un novillo de embestidas tardías y aunque el torero pedía calma para proseguir ahí no había mucho para construir.
Por derecha mucha insistencia sin frutos, el astado rebrincaba, lo buscaba para hacerle daño y el joven se quedó mucho tiempo en la cara del astado, intentando sacarle los pases, poniéndose de carnada pos del triunfo, pero este no llegó, al tirarse a matar falló con la espada dejando pinchazo y estocada entera, cuando por fin dobló, el puntillero le volvió a levantar y en ánimo hacia abajo. Sonó un aviso, por fin cayó y Aloi se fue en el silencio. Para el astado los pitos en el arrastre.
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En breve la galería de Carlos Muñoz
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