En la Opinión de Pepe Mata… Roca Rey sin Roberto Domínguez ha sido y seguirá siendo el rey

01 noviembre 2024 José Mata

En la Opinión de Pepe Mata

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Usted es príncipe por azar, por nacimiento; en cuanto a mí, yo soy por mí mismo. Hay miles de príncipes y los habrá, pero Beethoven sólo hay uno”: Ludwig Van Beethoven

Advertencia: Siempre es oportuno advertirles tanto a ganaderos, empresarios como a toreros que este artículo no es apto para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, que vive de enaltecer el engaño, inundando de mentiras e intentando convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Ha roto Roberto Domínguez con el genio de Lima, Andrés Roca Rey. Eso le dará mayor dimensión y fondo a la carrera del limeño; se comenzaba anquilosar en un inútil pasado que no fue de él, pero sí de su apoderado y por lo tanto le afectaba.

Esto, le dará un aire renovador, al joven Andrés, porque podría comenzar a prescindir del des-encaste Domecq, de todas las ganaderías comerciales, para darle en definitiva consolidación a la tauromaquia, contendiendo con toda esa juventud que en verdad tengan sólidos argumentos y que han sido postergados por las miserias taurinas del pasado que ya no tienen cabida en esta realidad que afrontamos.

Y porque el toro bravo encastado e íntegro debe ser el elemento incontestable para la renovación y evolución hacia la grandeza del toreo.

Antes de que se apareciera, Roberto, en el camino del revolucionario torero limeño, ya había cambiado el rumbo de la tauromaquia en la Europa taurina y en Sudamérica. Las plazas que por culpa ineludible de los figurines se habían vaciado por el abuso indiscriminado de los pequeñajos bobalicones con escandalosa sospecha de manipulación en sus astas, tras confrontarlos, conquistó el respeto del público y por ello comenzaron a volverse a ver llenos a reventar en todos los cosos taurinos.

Cuando vino a México, estuvo mal… pésimamente administrado.

En lugar de haberle acartelado con toros bravos y encastados, buscaron las ganaderías que exigen los figurines y así aparecieron en su camino los teofilitos, bernalditos y ferdinandos de la mora. Lo que provocó cierta desilusión de ver a un torero de esa envergadura, con inadmisibles pequeñajos con el caminar de un lirio desmayado.

¿Que puede remontar en México e ir rumbo a la supremacía?

Me queda claro que así puede ser.

Andrés tiene todo ese potencial para consolidarlo.

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Y está muy bien que Roberto le haya dejado para alejarse definitivamente -según dicen que afirmó- de la Fiesta.

Roberto se había convertido en un impedimento para ir a mucho a muchísimo más. Sólo buscaba programarlo con las ganaderías comerciales y muy de vez en cuando con las llamadas ganaderías duras para hacer una gesta.

Sólo que, Roberto, no entendía, porque eso no ocurrió en su momento que vivió la Fiesta un gran auge, que las gestas se tienen que hacer a diario para mantener un espectáculo en primerísimo nivel, y más cuando se tiene un torero de la altura de, Andrés.

En la realidad un torero del luminoso nivel del joven Roca Rey, tener un apoderado es tanto como navegar con una dama de compañía. Todas las empresas lo quieren contratar y así no hay mucho que fatigarse.

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Desde que, Andrés Roca Rey, era un becerrista sostuve que iba a ser un auténtico torero de época, de esos toreros que nacen cada 100 años para revolucionar… lo sigo pensando y ahora que ha quedado libre del pensamiento vetusto, arcaico e inoperante de la Fiesta de hace 30 años, puede remontar todavía mucho más, enfrentando un día sí y otro también, a la grandeza del toro auténtico, porque sin lugar a dudas…

… Andrés Roca Rey es un torero de verdad.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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