En la Monumental México… Castella, una puerta grande que le faltó contenido

04 febrero 2024 José Mata

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 04 de febrero del 2024. Más de tres cuartos de plaza, unas 43 mil personas. Se han lidiado astados de la ganadería Xajay, mal presentados, mansos, descastados, deslucidos, sosos; y con una cornamenta, que, por lo menos yo, no pondría mis manos al fuego por su integridad.

Sebastián Castella: Oreja y oreja.

Leo Valadez: Saludó en el tercio y silencio tras aviso.

Isaac Fonseca -quien confirmó su alternativa francesa-: Saludó en el tercio y silencio.

Detalles:

El joven Fonseca confirmó su alternativa adquirida en Dax, Francia, con el toro Bendita Libertad, número 120, cárdeno listón, con 484 kilos.

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Orden de lidia -sorteo-

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La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”: Marco Tulio Cicerón

Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos, empresarios como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad del arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Javier Sordo-Madaleno y Bringas, es un gran empresario, un extraordinario arquitecto con reconocimiento a nivel mundial, quien heredó la luminosa sabiduría del inolvidable D. Juan Sordo-Madaleno, su señor padre, uno de los creadores de la nueva imagen arquitectónica de la Ciudad de México que comenzó en la década de los 60; y quien también le transmitió a Javier, su amor por el arte del toreo, ya que fue el que adquirió Xajay.

A, Javier, le conocí por la década de los 80 en la tientas que se organizaron alrededor del regreso de, Manolo Martínez, justo en la ganadería del siempre bien recordado, el extraordinario criador de toros bravos, D. José Chafik Hamdan Amad, gran amigo de Javier y quien le ayudó a consolidar a Xajay como una de las mejores dehesas.

No obstante, algo pasó y Xajay comenzó a venirse a menos, a mucho menos, hasta llegar a lo que penosamente vimos en este festejo.

Toros mal y disparejamente presentados, mansos, descastados, deslucidos, sosos, y con una cornamenta, que, por lo menos yo, no pondría mis manos al fuego por su integridad.

La auténtica pena ha sido que ocurriese en un festejo en el que el maravilloso público había triunfado con una gran entrada que casi logra el lleno, contra los supuestos anti-taurinos que intentan imponer sus malsanos intereses por encima de la libertad que debe prevalecer entre la ciudadanía.

Es muy posible, que, Jorge Gaviño -quien solicitó la suspensión provisional para esta temporada y que le fue revocada-, al ver cómo la gente respaldó con su presencia a su espectáculo favorito, hubiera estado “convulsionando” de coraje por esta incontestable acción ciudadana.

Gaviño fue un taurino irredento, y un buen día por muy extraños intereses, decidió ya no serlo, así que conoce bien lo que ocurre, las virtudes y defectos en la tauromaquia.

Seguramente vio el festejo en su imperial televisión y debió haberse estado carcajeando con los desatinados comentarios del joven anciano del engaño, quien trató de justificar lo injustificable: el mal ganado.

El engaño, la mentira no tienen cabida en la actualidad, sobretodo, desde que el internet globalizó todo, incluido el arte del toreo.

Por lo que se hace necesario concretar un gran, imponente espectáculo, y cómo me decía el inolvidable Maestro Pepe Alameda:

“Si se promete una corrida de toros, bravos, encastados e íntegro, eso… eso se le debe cumplir al público”.

Así de sencillo.

Pero… vamos a los acontecimientos

Llegó, Isaac Fonseca, a confirmar su alternativa adquirida en Dax, y mostró lo que la crítica francesa anunció en los últimos festejos que toreó en el país galo en el 2023… vulgaridad.

Simple y llanamente… ¡vulgaridad!, la que se le ha acentuado por sus pésimas campaña mexicanas.

¿A dónde quedó aquel joven que encantó con sólidos argumentos como novillero a España y Francia…

… ¡se extravió!

Con el primero de Xajay, un animalillo justo de presencia, que llevó el nombre de Bendita Libertad, le recibió con largas de hinojos en los medios para combinarlas con chicuelinas embarulladas. El pequeñajo no peleó en el caballo y se quedó dormido en el peto. Así que el quite fue, para variar- con más chicuelinas sin sustancia, como si alguien hubiera pedido tacos a granel.

El toro acudió sin convicción a las banderillas

Después de la confirmación de la alternativa de manos de Sebastián Castella ante el testimonio de Leo Valadez, se fue el michoacano a los medios para brindar al público su faena; y de pronto cual líder sindical en campaña de proselitismo, Isaac Fonseca, lanzó vivas a la tauromaquia, a la libertad, en fin.

Concluida esa escena con tintes proselitistas, se puso de hinojos en los medios, para que en la primera serie aparecieran vertiginosos pases carentes de calidad; luego vendría una primera serie con la derecha deslucida porque al toro le costaba más que embestir acudir e Isaac le obligó mucho. Así fue la segunda, poco más que intrascendente.

Por el lado natural, le costó más al de Xajay haciendo notar su evidente mansedumbre y consecuente descastamiento.

Desde el callejón su cauda de asesores le gritaban desesperadamente:

”¡La gente, la gente!“… eso de “torear” más al tendido para cubrir las deficiencias.

Más naturales, ya en el tercio y el toro que apenas y podía, lo obligó todavía más abusando con una espaldina y… se quedó corto.

Regresó, Isaac Fonseca, con la derecha pero no pasará a la historia y al lado natural tampoco. Estuvo más preocupado por hacer feliz a la gente, que por enfrentar con grandeza la disyuntiva que tenía en el redondel, y como era de esperarse… se pasó de faena

Citó con la espada de largo al toro que no acudía, y sí, pinchó, para después dejar tres cuartos de acero desprendido. Saludó en el tercio.

Recibió con una larga de hinojos al hilo de las tablas al sexto, Doceavo, un toro feo, fuera de tipo, lo lanceó bien, pero la vulgaridad pudo más y aparecieron dos horrendas, en verdad, horrendas chicuelinas que nada tenían que hacer en ese momento.

No peleó en varas el toro y después hizo un quite por saltilleras ceñidas y embarulladas, sin ritmo.

¿A dónde se quedó ese joven que llevaba un buen camino en España hace dos años?

No se sabe, prefirió extraviarse en la senda de la vulgaridad y en el frívolo toreo para las graderías.

De rodillas inició su faena y el toro se fue hacia su cuerpo enviándolo a la arena, resolvió bien haciéndose el quite con su muleta. Intentó con la zurda pero no halló reciprocidad.

El toro un marrajillo y Fonseca careció de argumentos para poder resolver el dilema. Tan sencillo como lidiar con gallardía y no lo supo hacer.

No es lo mismo torear al tendido que ponerse a torear.

El segundo de la tarde, Agradecido, un toro anovillado, fue para, Sebastián Castella, débil de remos acudió a la capa con reticencia y cayó brevemente en la arena por su debilidad. El torillo se fue suelto al caballo con el que no peleó y en su intento de huida quedó en los pechos del jamelgo. El toro cumplió sin más en banderillas.

Sebastián, inició con pases con ambas manos para conocer la embestida de un animalillo que acudió con la cara a media altura y deslucido. Con la derecha existieron pases de cierta importancia que no dieron mayor fondo por la mansedumbre del de Xajay. Extrajo con ahínco otra con la derecha a un toro deslucido y que ya iba con la cara alta.

Por el lado natural insistió y logró una serie breve pero correcta, como era obvio el astado iba con la cara alta y deslucido. Otra más y daba pena ver lo que pudo haber sido una gran faena y por la mansedumbre, el descastamiento del torillo quedó en las buenas intenciones.

Finalmente, su insistencia consiguió con la derecha una serie breve en redondo y otra realizando una dosantina que no le resultó limpia.

Manoletinas que no pasarán a la historia por el toro, aunque ha sido innegable el esfuerzo del torero.

Dejó media trasera y tardó en caer el animalillo, y ha sido por la mala colocación de la espada, no porque fuera bravo; por el contrario, fue manso, descastado, soso y deslucido.

La generosidad del buenazo de Gilbert le dio una oreja a Castella.

El cuarto, Suavecito, salió barbeando las tablas, con más kilillos que los anteriores, aunque con una cornamenta sin demasiada estridencia.

Cumplió con docilidad en el capote de Castella; mientras, en el tercio de varas, se estrelló en el peto del caballo, aventando fugaces cornadas de manso y se le tapó la salida para evitar la huida. Castella para no quitarle pases en el turno de quites, sólo recortó con un lance a una mano.

Pases por alto al hilo de las tablas han sido el buen prólogo de la faena de Castella. Con la derecha le extrajo dos buenos pases con la derecha a la docilidad del animalillo, pero protestó y descompuso la serie. Intentó una segunda serie, pero el animalito y su mansedumbre no ayudó a consolidarla.

Citó con la derecha para hacer el consecuente cambio de mano y dar paso al toreo al natural, que no tuvo continuidad por la reticencia del mansurrón. Buenas fueron las intenciones de Castella, no obstante, el toro y su asfixiante mansedumbre no permitió que la faena tuviera dimensión y alcanzara gran nivel.

Después de una larga, excesivamente larga faena, sí llena de esfuerzo, pero con pocos momentos intensos, en donde la mansedumbre, sosería y deslucimiento del reticente caminar del animalillo fueron las piedras en el camino, dejó una estocada trasera desprendida.

Tardó en caer el toro por la mala colocación de la espada. Recibió, Sebastián Castella, una oreja del palco de la autoridad, por una propuesta a la que le faltó contenido.

El tercero de nombre, Gordolobo, un animalillo anovillado, sin presencia, que dio pena haberle visto salir para un festejo tan importante, ha sido para Leo Valadez. Pero también es verdad que la gente guardó ensordecedor silencio y no protestó.

Leo lo recibió con lances cumplidores. Al caballo, el de Xajay se fue suelto estrellándose en el peto, le taparon la salida para quedarse dormido en el peto.

Zapopinas vertiginosas, sin paz espiritual fue el quite.

La faena dio comienzo por alto al hilo de las tablas, seguramente, para que el animalillo que tenía cierta debilidad no claudicara. Una serie con la derecha sin dimensión el torillo con la cara alta sin entrega e iba con cierta reticencia.

Y continuó con otra más con la derecha que no fue para más, sino a menos con el toro deslucido, reticente en su caminar; con la tercera el torillo intentó huir lo tocó bien Leo y acabó con dos circulares.

Una pena ver la carita de pequeñajo, nada digna del mayor coso del mundo.

Leo, porfió con la zurda y le sacó alguna serie correcta más por su esfuerzo que por la sosería y reticencia del bovino.

Como la mansedumbre y el descastamiento le impedían caminar al pequeñajo de Xajay, Leo supo aprovechar esta reticencia y extrajo una serie que evidentemente tendría que resultar lenta, por el lento caminar del bovino. Y lo mismo sucedió con la derecha.

Después de unas manoletinas rodillas en la arena que se apreciaron insustanciales, pinchó y luego dejó media espada.

Al quinto, Limonero, Leo, le recibió afuera de la puerta de toriles -entre el tercio y los medios- de hinojos; otro animalillo anovillado y desde entonces mostró su asfixiante mansedumbre.

No peleó en varas.

Banderilleó, Leo, con más voluntad… a toro pasado el primero, nada certero en el segundo y el tercero un poco mejor.

El esfuerzo de Leo Valadez se estrelló en la mansedumbre seca, en el descastamiento árido del quinto de Xajay, haciendo notar que el hilo conductor, que, lamentablemente, habita en la ganadería son la mansedumbre y el descastamiento. Pinchó en hasta en tres ocasiones, escuchó un aviso y dejó un habilidoso descabello.

Epílogo

Javier Sordo-Madaleno puede equivocarse, está en su derecho, como también en creer los falsos elogios y las adulaciones; lamentablemente, eso no le hará nada bien a su ganadería. Y sería una pena que un hombre tan talentoso, con tremenda inteligencia y evidente sensibilidad, extraviara definitivamente lo que hace no mucho tiempo fue una emblemática ganadería de toros bravos.