En Talavera de La Reina… Los caprichos del sistema
Talavera de La Reina (Toledo), 23 de septiembre de 2017. Plaza de toros de La Caprichosa. Feria de San Mateo. Corrida de toros de El Tajo y La Reina (4º) el lidiado en sexto lugar, de nombre Pocosol herrado con el nº 11 de la ganadería de El Tajo, negro de capa, fue indultado. Bien presentados, pero de poco juego en líneas generales a excepción del buen sexto. Deslucido con peligro el primero; noble con transmisión el segundo; manso el tercero; deslucido y sin clase el cuarto; parado sin recorrido el quinto y codicioso y con transmisión el sexto. Menos de media plaza en tarde calurosa.
Diego Urdiales: Silencio y dos orejas.
Morenito de Aranda: Oreja con petición de la segunda y dos orejas y rabo.
Paco Ureña: Oreja y dos orejas y rabo simbólicos.
Detalles:
Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por las víctimas mortales del terremoto de 7.1 en la escala de Richter, ocurrido el pasado martes 19 de septiembre en la Ciudad de México, Puebla, Cuernavaca y Jojutla.
Paco Ureña forzó el indulto a un sexto que no fue de vacas, Morenito de Aranda se llevó el rabo del quinto y Urdiales desorejó al cuarto para salvar el regreso de los toros a La Caprichosa, de una bobalicona corrida de Joselito.
José Manuel Zamorano se desmonteró tras parear al segundo, y Andrés Revuelta hizo lo propio en el quinto.
El sexto, de nombre Pocosol herrado con el nº 11 de la ganadería de El Tajo, negro de capa, fue indultado.
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Dieciséis meses después volvieron los toros a La Caprichosa con una pobre entrada en los tendidos, a tenor del cártel de entidad – de San Isidro – y con un encierro de Joselito bien presentado y con varios ejemplares por encima de la categoría de la plaza, y es que segundo, tercero y quinto bien pudieron lidiarse en plazas como Málaga o Sevilla, corrida armónica no así el juego que con la excepción del sexto – decepcionantemente indultado – carecieron de raza en líneas generales. En vista de que la tarde caía en el olvido, el capricho presidencial se empeñó en salvar el descrédito y obsequió con un rabo a Morenito en el quinto una faena de oreja, y un indulto al sexto, que Ureña forzó y nadie entendió. La nueva Tauromaquia. El capricho del sistema.
En lo artístico, Morenito de Aranda se llevó de largo la tarde talaverana, gracias una vez más, a su concepción artística haciendo mayor si cabe el influjo de su apoderado, Ortega Cano. En su haber tres orejas y un rabo, aunque lo de menos fuera el contador, y es que el de Aranda toreó con dulzura y precisión a su desigual lote. Se inventó una faena al quinto que brindó al Maestro Joselito de un toro del Tajo parado y sin ningún fondo. Entrega total. Hilvanó en una labor de cercanías una tanda de muletazos, en un derroche de simpatía y valor. El soberbio volapié le otorgó las dos orejas… ¡Y hasta el rabo!
Más de lo mismo con el segundo, al que recibió alternando verónicas, delantales y dejó una media de muchos quilates. Haciendo las labores de brega, Andrés revuelta perdió el equilibrio, aunque con torería respondió con un soberbio quite dejando una larga de rodillas, con el toro a merced. Si con el quinto había sido precisamente Revuelta el que saludó montera en mano, en el segundo Zamorano se asomó al balcón, y el público le tocó las palmas. Muy seguro y acoplado Morenito, firmó tandas poderosas sobre ambas manos, frente a un toro al que le faltó recorrido. Aun así, dejó un pinchazo hondo que le valió para cortar la primera oreja de la tarde.
Si a Morenito le regalaron el rabo del quinto, a Ureña le indultaron el sexto, un toro noble y manejable pero muy lejos de un toro fiero. La fiebre del indulto se apoderó esta vez de La Caprichosa y Pocosol del Tajo, fue vilhemente premiado con el perdón. Una desfachatez más del presidente. La faena llegó a transcender a los tendidos gracias al derroche de entrega de un Ureña que le hilvanó varias tandas de rodillas en los medios. Recursos populistas, en una faena larga y laboriosa en la que acabó forzando de forma descarada el perdón. El presidente le dio un aviso, pero acabó claudicando ante las plegarias de Joselito, que subió al palco y pidió que lo indultaran. ¡De traca! Una oreja cortó del cinqueño tercero, un toro manso que no regaló no embestidas, en una labor seria y de compromiso de Ureña. Punteo los engaños el castaño y lo intentó Ureña en las cercanías frente a un ejemplar que no rebosó casta. Dejó una estocada tras pinchazo, aunque fruto por el compromiso y la decisión paseó una oreja.
Viendo el devenir de regalos, también hubo para Diego Urdiales, y es que es difícil explicarse como el riojano pudo salir a hombros sino es por el pasotismo presidencial que permitió que paseara dos orejas del gazapón que hizo cuarto, en una labor al hilo del pitón. Deslucido y sin clase el único de La Reina no tuvo nada. Para colmo lo pinchó. Daba igual. El ambiente festivo hizo el resto.
Escuchó silencio con el primero de un toro de deslucido viaje y reservón, que se le colaba en las telas al de Arnedo. Faena de trallazos intentando tapar las agrias embestidas de Pocosol. Se defendió el mansito de El Tajo y tampoco logró acertar con los aceros. Tarde en blanco la de Urdiales, prácticamente como su temporada; por más que se empeñen sus partidarios en tapar la imagen de un torero, que continúa perdiendo crédito.
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