Carlos Abella la palabra de un Lord… Estoconazo a la tauromaquia
Escribo desde Madrid la víspera de que la funeraria municipal vaya a cerrar sus instalaciones porque ya no puede enterrar a más ciudadanos por falta de salas, de ataúdes y de hornos de incineración.
Es un Madrid asolado por la cornada del coronavirus, ese toro lleno de malas intenciones que desde que salió de su toril chino no ha hecho más que cornear a los hombres y mujeres honestos, inocentes de este mundo.
No ha obedecido a los engaños y en una de sus embestidas le ha pegado un hachazo de muy difícil recuperación a nuestra tauromaquia, aquí, en Francia, en México, en Colombia, en Perú y allí donde la civilización sigue creyendo en el héroe, en el hombre capaz de crear arte y estética jugándose la vida.
No sé qué mes será en el Calendario Chino, que nunca he entendido más que alude a ciertos animales, pero en verdad este maldito virus es para los toros el año de cabrón, porque es difícil que los hombres que rigen el funcionamiento de la Fiesta sepan organizar una operación de salvamento como la que se necesita para que de marzo a octubre cada localidad, por muy pequeña que sea, celebre su fiesta con un espectáculo taurino.
No ha tenido que intervenir la nefasta mano del tirano Iglesias y sus melifluas y acomplejadas huestes, con la complicidad del mentiroso presidente, para pegarle este tremendo bajonazo a lo que tanto queremos.
Nos hemos quedado sin Fallas, sin la Magdalena, y no habrá este año Feria de Sevilla, ni Feria de San Marcos en mi querido Aguascalientes, ni San Isidro y si no hay San Fermín que lo remedie, sin ver correr los toros en las calles Santo Domingo, Mercaderes, Estafeta, y en la curva de Telefónica, de Pamplona.
Rezo lo que no he rezado en mi vida para que al final de este túnel haya una luz que nos diga que ahí está nuestro paraíso, otra vez.
Y además hoy se ha muerto Lucía Bose y con su desaparición quedo yo, y algunos más, en posesión de secretos de aquella historia de amor con Luis Miguel Dominguín, al que ella aludía siempre con cierto desdén como el torero. Para él ¡un honor!
Ciao bella.
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Dibujos del pintor Alfonso Rey
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