En Aguascalientes… El delirio de la mente

18 octubre 2025 Ana Delgado

Aguascalientes. Sábado 18 de Octubre 2025. Plaza de toros Monumental, primera corrida de la Temporada de Otoño 2025, festejo en conmemoración del 450 aniversario de la Ciudad de Aguascalientes. Menos de media plaza, se lidió un encierro de Santa Bárbara de escasa presentación, malos, débiles y mansos, los seis recibieron pitos en el arrastre. Hubo dos toros de regalo de Tequisquiapan, desiguales en presentación muy malos.

Alejandro Talavante: Ovación y palmas; leves palmas tras dos avisos en el de regalo

Héctor Gutiérrez: División de opiniones y silencio; silencio en el de regalo

Diego San Román: Al tercio y silencio.

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Detalles

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Al inicio del festejo se escuchó el Himno Nacional y el de Aguascalientes, el ruedo fue completamente pintado de azul y en el centro un León alado que simboliza al evangelista San Marcos.

Luego del paseíllo se le hizo un merecido homenaje a quien fuera Médico de plaza por muchos años, el Dr. Enrique Hernández Careaga, quien falleció apenas hace unos días. Sus familiares dieron una sentida vuelta al ruedo con sus cenizas.

Saludó en el tercio el subalterno Gerardo Angelino.

El juez de plaza César Pastor multó a los dos picadores de la cuadrilla de Alejandro Talavante por desobedecer a sus indicaciones en el primero toro de regalo.

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Prólogo

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Fue tan irreal, tan demencial lo que vimos hoy en la Monumental, un mundo de mansedumbre y debilidad, un espectáculo que para el aficionado fue difícil de digerir y no es para menos puesto que aquello parecía una escena sacada del delirio de la mente, de un momento de intoxicación, cual película de Dumbo donde los elefantes rosas acechan y espantan, donde las animas del terror se apoderan del subconsciente.

De ocho toros lidiados ninguno tuvo la casta y la bravura esperadas, fue todo lo contrario. Uno tras otro, mal presentado, uno más débil que otro, desfilando y asustando aficiones. Una autoridad que permite y aprueba ese mismo encierro y que acepta regalos a destiempo.

Y créame cuando le digo que esta tarde fue tan rara, con tanto desvarío que no sabía si tenía una pesadilla vívida o una sobredosis de triste realidad, una verdad que duele, que lacera una tradición y una jerarquía, simplemente… mi Aguascalientes y su afición no se lo merecen.

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El Festejo

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Alejandro Talavante fue de la sombra a la luz y de la luz a la sombra, puesto tuvo una primera faena con detalles de temple y calidad. A pesar de que el astado no presentó buenas condiciones, el español se impuso y con Doce más uno un toro que prontito se quedó parado, pero Talavante quería contar otra película, verónicas lentas y remate con media.

La simulación del puyazo y de muleta detalles por bajo sacándolo a los medios, por izquierda una tanda lenta que hizo prender literal las luces del recinto. Por derecha no se lo puso fácil y regresó por naturales para tirar de él y conseguir otra serie por ese lado.

No había toro, pero sí torero y uno con espontaneidad e imaginación en las muñecas. Pero del destello a la tiniebla puesto que la espada se le fue muy abajo y la gente se lo protestó. Al final se llevó la ovación en los medios.

Con su segundo realmente muy poco que apuntar, un par de verónicas ante un animal soso que no tenía ninguna embestida, Talavante lo intentó, pero con eso no se puede. Leves palmas.

Y lo que pasó en el primer regalo de Tequisquiapan, fue un sube y baja de emociones, fuimos del enojo y la desesperación, pasando por el respeto y la admiración hasta terminar con la resignación. Amistoso fue quizá un pariente de satanás de esos que nos quieren enloquecer.

Desde que salió hizo cosas de manso, sin ir a buscar pelea olfateando la arena y huyendo de capas, luego escapando a los piqueros sin aun recibir castigo. Huyo una vez, otra y otra más, huyó tanto que perdí la cuenta y la cordura porque mi cabeza no daba crédito a lo que veía.

Entre la tintura azul de la arena, que posteriormente se convirtió en un lienzo bizarro, se pintaron sucesos patéticos, los picadores persiguieron por casi todo el ruedo al huidizo Amistoso y este rebrincaba y salía suelto en todo momento, picotazos en las rayas inexistentes y fuera de ellas también, los montados parecieron cazadores.

Llegaron las protestas airadas al palco de la autoridad que tuvo que aclarar por el micrófono que no se podía regresar el astado porque al ser un regalo no es posible sustituirlo como versa en el Reglamento taurino vigente.

Aquello ardía, las cuadrillas en apuros, el único tranquilo aquí era el mismo Talavante quien con parsimonia lo sacó de astado de las tablas hacia los medios con ligeros toques de muleta por bajo, ¡Ah qué torero momento!

Y cuando parecía que eso no iba a más Talavante le dejó la muleta en el hocico y consiguió varias tandas por derecha cambiando el ánimo del tendido, haciéndolo todo él, vaya manera de cambiar el curso del momento.

Se escuchó la famosa música de Pelea de gallos, la gente con él, al final por manoletinas ajustadas, pero… la espada nos volvió a la realidad, más de ocho pinchazos hasta escuchar dos avisos. Se retiró entre leves palmas.

Para Héctor Gutiérrez no fue su tarde, Canta Ranas un muy justo animal tampoco fue un ideal, sin buscar pelea, saliendo suelto, haciendo caso omiso a los capotes. Doblando desde antes de ser “picado” ´si, entre comillas porque eso apenas si fue un mete y saca.

Al primer muletazo ya estaba en el piso, al segundo y al tercero también. No tenía un pase y el joven decidió abreviar dejando varios pinchazos. Se fue entre palmas y pitos.

Su segundo fue una nebulosa en la mente de todos, a este de nombre Colibrí le dieron poca vara. Gutiérrez comenzó con doblones toreros, pero ahí no había ni un muletazo, el torero insistió, pero nada, algunos detalles aislados, pinchazo arriba y el frío silencio.

Gutiérrez regaló uno de Tequisquiapan, cabe destacar que fuera de tiempo y aun así el juez lo autorizó. Con este toro que tampoco hubo guion, algunas verónicas finas y remate al soltar la punta del capote, en varas otra vez las ventajas y el multi-puyazo.

De muleta el joven por doblones lo sacó a los medios, pero la debilidad era imperante y no sus esperanzas se diluyeron. Entera caída para irse en silencio.

Diego San Román tuvo una actuación de valía, fue con Milagrito uno ligeramente mejor presentado al que recibió con larga afarolada de rodillas. Cadenciosas fueron las verónicas y el remate a soltar la punta del capote, pero el toro doblaba.

Con el capote se lo llevó una mano al piquero en instante luminoso y torero. El banderillero Gerardo Angelino saludó discretamente desde el burladero para recibir las palmas del tendido por sus buenas actuaciones con los palos.

Con la muleta San Román comenzó por alto y algunos pases por derecha, después se lo cambio a la izquierda, pero el astado ya presentaba mucha debilidad, apenas le bajaba la mano y a la tierra entre un azul triste.

Se quedó en la cara del astado a pesar de que este levantaba peligrosamente los pitones hasta que lo prendió por el lado derecho y la caída fue muy dura, se levantó con más valía y regresó a la cara aguantando hachazos, con el pitón tocándole la taleguilla.

Muy valiente y dispuesto, terminó por manoletinas y se fue toda posibilidad de triunfo al fallar con la espada.

Fandango se llamó el segundo de su lote, al que recibió con verónicas lentas y remate con media. Por chicuelinas andantes lo llevó al caballo en donde le dieron otro muy breve puyazo.

Ya con la muleta en la diestra se puso rodillas en tierra y lo pasó por alto, pero el astado era un débil desesperante. San Román esta vez también quiso arriesgar, pero ante lo poco delante no decía mucho al tendido, quizá estuvo de más y no tan genuino ya que la gente se lo protestó. Para él silencio y pitos para el de Santa Bárbara.

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