Crónicas

En Villacarrillo… Todos en hombros con muchas orejas y hasta con indulto

Villacarrillo (Jaén). Feria con motivo de las Fiestas en Honor del Cristo de la Vera Cruz y Nuestra Señora del Rosario. Toros de Salvador Domecq, bien presentados, con movilidad, transmisión, obediencia y buena condición. Destacó el  sexto, Bandolero, indultado tras un faena de El Melli. Y el segundo –lidiado como sobrero- premiado con la vuelta al ruedo.

Manuel Jesús El Cid: Oreja y oreja.

Adrián de Torres: Dos orejas y ovación con saludos.

Germán Vidal El Melli: Ovación con saludos tras aviso y dos orejas y rabo simbólicos tras indulto.

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El sevillano Manuel Jesús El Cid saludó con más acople que lucimiento a un toro que salió abanto. La media que recortó fue estupenda. Una vara bien dosificada y sin apreturas dio paso al cambio de tercio. Brindis público en los medios. El maestro se lució más en series muy bien hilvanadas por el potable pitón derecho. Por ahí, el toreo surgió con limpieza y profundidad ante una acometida humilladora y pronta. Por el otro pitón, hubo más tropiezos, debido a la incómoda embestida del astado, que soltaba la cara por el izquierdo e iba a trompicones. Volvió a la derecha con un toreo clásico y ligado en redondo. Estocada, descabello y oreja.

El Cid lo recibió con varias lapas muy buenas y dos medias de cartel. El cuarto, un burraco serio y alto, cambió en el último tercio nada más iniciar el tanteo de muleta. Protestas por ambos pitones, pero el torero, confiando, desplegó el toreo a zurdas. La mano izquierda de El Cid toreó a las mil maravillas ante uno con más teclas que un piano. Naturales interminables  donde embarcaba delante y soltaba atrás de la cadera. El respetable se puso en pie tras una lección magistral del toreo al natural. A derechas, el de Salvador Domecq no quería  y se revolvía pronto, protestando. Faena -al natural- pulcra. Un inoportuno pinchazo restó el doble trofeo. Oreja.

Adrián de Torres soltó los brazos con sabor en un ramillete de verónicas con mucho empaque ante uno que echaba las manos por delante. Una vara en su justa medida y quite por tafalleras con aplomo. Lástima que, tras cerrarlo en un burladero, se partió el pitón derecho.

El presidente, con gran sensibilidad de aficionado, sacó el pañuelo verde y devolvió a corrales al astado inutilizado. Importante decisión del usía, que veló por el espectáculo.

Adrián de Torres le endosó varias verónicas de compás abierto y mano baja al segundo bis de la tarde. Bonito saludo del jiennense ante uno muy serio y ofensivo, que siempre llevó la cara por las nubes. Una vara y brindis a Juanito Márquez –banderillero-, para posteriormente comenzar por estatuarios, con el mentón en el pecho.

En las primeras tandas, el astado no humillaba nada, pero tras consentirle y sobarlo, consiguió que bajara la gaita. Adrián le puso la expresión que el toro no ofrecía, aunque terminó siguiendo la muleta con claridad. Faena clásica y mucho gusto. De Torres amasó a su oponente a base de torear muy bien: a derechas, toreo suave; a izquierdas, naturales encajados. Todo con un toro que él rompió para adelante y que sacó buen fondo. Estocada, dos orejas y vuelta al ruedo para Deblagitano.

Amplio de sienes y ofensivo, el quinto tiró un feo derrote al capote de Adrián en el intento de saludo. Después del desarme, hubo efectividad ante uno con disparo. Este tuvo complicaciones por ambos pitones y resultó sin ritmo. Ante él, Adrián de Torres se puso como si fuera bueno y consiguió limarle las asperezas para luego enjaretar muletazos sueltos de mérito. Labor comprometida y de oficio ante uno que no ayudó. Pitos al toro en el arrastre y ovación con saludos para Adrián de Torres.

Germán Vidal El Melli jugó bien los brazos en un recibo a la verónica con templanza y suavidad. Una vara justa para un tercio cumplidor. Brindis público. El tercero tuvo buena condición, pero resultó algo sosote en su embestida, por lo que El Melli le puso vivacidad y toreo expresivo que conectó con el respetable. Hubo limpieza y recorrido por ambos pitones en una faena con estructura y cadencia, donde se palpó el buen toreo del joven sanluqueño. Media estocada, y el descabello restó el más que merecido trofeo. Ovación con saludos tras aviso.

Germán Vidal El Melli lanceó al cierraplaza con elegancia en un buen puñado de verónicas. El sexto, un toro serio, amplio de cuerna y despegado del suelo. Un puyazo en la yema, metiendo los riñones. Buena lidia de Juan Márquez. Brindó a Adrián de Torres. El sanluqueño comenzó genuflexo, ganando terreno y abriendo caminos en una tanda impositiva. Abrió terrenos para lucir a su antagonista y lo dejó venir para embarcar una embestida con son y ritmo.

Esa armonía fue lo que Germán imprimió para conectar con la parroquia y torear a placer. El Melli firmó una gran faena, llevando al toro muy metido, a base de ligazón, y mandó en series largas y muy expresivas. Todo ante uno muy repetidor en el último tercio. A esas alturas, tras el faenón y la extraordinaria condición de Bandolero, el indulto era de justicia, y asomó con todas las de la ley el pañuelo naranja. Dos orejas y rabo simbólicos tras el indulto.

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