En Aguascalientes… Tiempo de desierto
Aguascalientes. Domingo 4 de mayo, 2025. Octava corrida de la Feria de San Marcos 2025. Plaza de toros Monumental más de medio aforo. Se lidiaron toros de José Barba desiguales de presentación sosos, débiles y sin transmisión. Dos de Montecristo, el quinto bis y uno de regalo, malos ambos. Uno de Santa Inés complicado y otro de regalo Jara de Peñas malo.
Sebastián Castella: Leves palmas, silencio y oreja en el de regalo
Octavio García El Payo: Leves palmas, pitos y al tercio en el de regalo
Diego Sánchez: Oreja, palmas y palmas en el de regalo
Detalles:
Por octava ocasión consecutiva se rindieron honores a la bandera a cargo de la escolta de bandera y la banda de la guardia nacional.
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Largo, tedioso, desesperante, así fue la tarde de hoy en la Monumental más de cuatro horas que parecieron cuarenta días con sus cuarenta noches, sí, como la cuaresma, el tiempo en que Jesucristo se enfrentó hambre, frío, sed y tentaciones para prepararse de cara a su misión y su paso de la muerte a la vida.
La afición hidrocálida vivió hoy su propio tiempo de desierto, penurias e incomodidades en búsqueda de su Dios toro que nunca llegó.
¿Por qué enfrentarla a esta dura prueba de sumisión?
¿Qué está pagando esta gente para ser tratada de esa manera?
¿Tendrá el Aguascalientes taurino y su tradición el milagro resucitar de entre los muertos?
Fieles y devotos al rito taurómaco la noble afición acudió en gran medida sin esperar que lo que tendría que sopesar sería tan cruel y pesaroso, ver salir al ruedo seis astados que llevaban el pecado de la mansedumbre, pocas emociones que no llenaron su sed de esperanzas.
Aprovechando el hambre de triunfo los toreros regalaron tres astados, el biombo de la autoridad quiso convertir las piedras en pan autorizando dos de ellos fuera del tiempo reglamentario. En fin, la autoridad en Aguascalientes peor que satanás y sus tentaciones.
El mejor librado fue el joven torero Diego Sánchez quien está pasando por una buena racha. El primero de su lote se llamó Don Paco Muro, un astado de justa presencia al que Sánchez veroniqueó con estilo, en el caballo se arrancó de largo, el piquero le aguantó hasta que lo tumbó, pero en ese esfuerzo se le fueron las fuerzas y salió doblando las patas delanteras.
Con la muleta en cuánto Sánchez le bajaba la mano este doblaba en escena patética, embestidas sin emotividad aun así le dejó la tela en el hocico, sin movimiento en sus zapatillas, quedándose en sus terrenos para mandarle y así extraer tandas por derecha que se sintieron como un brote de agua en medio del desierto.
Los naturales largos, no iba el pero el torero lo obligaba, cruzándose, haciéndole pasar a media altura y rematando por alto devolviendo vida a la cansada afición.
El sosote salía distraído de la tela, reculaba, mientras que el torero seguía firme en su misión hacerlo pasar en redondo, en definitiva, el más pequeño de los Sánchez vive un gran momento en su carrera, por segundo año consecutivo deja en claro que tiene calidad en sus muñecas y claridad en su pensamiento.
Pero de lo que pudo ser un triunfo rotundo solo quedó en una oreja con protestas, puesto que dejó en las carnes una estocada entera y caída.
A su segundo Bribón de nombre lo quiso recibir en el centro del redondel, frente a toriles, pero no resultó como esperaba y tuvo que desistir porque de no moverse se lo llevaba por delante.
Ya de pie las verónicas mecidas, luego el piquero aguantó la vara, pero fue abroncado, solo le dio poquita puya y ya salía doblando, los pitos injustificados al picador.
¿Entonces de que se trata?
¿De sólo valorar los piquetillos?
¿De modo que al que se supone bravo ya no hay que medirlo?
¡Vaya!
En el tercio final Sánchez lo sacó a los medios, ahí le dio tandas por derecha con el compás abierto, por naturales unos más ajustados que otros. El lastado se le revolvía pronto y se le quedaba corto, varios sustos por el derecho que no pasaron a más, definitivamente ha tenido mejores faenas que ésta, terminó con medios muletazos y falló con la espada, se retiró entre palmas.
No quería irse sin el triunfo así que regaló uno de Santa Inés de nombre Reportero al que recibió con largas afaroladas, luego lances a pies juntos en los que el astado rebrincaba. Brevísimo puyazo que la gente aplaudió, sí, en esta tierra hasta eso hemos llegado.
Quitó luego por gaoneras y de muleta se puso rodillas en tierra, de pie derechazos y remate por alto, más por ese lado y la respuesta de la gente fue inmediata, algunos muy largos, le bajó la mano y fue de lo poco bueno de la larguísima tarde.
Por naturales dándole extensión y rematando por arriba, la pelea de gallos sonó en los tendidos, pero la emoción en el ruedo decrecía ya que el astado se paró pronto, le bajaba la mano y doblaba, de ahí todo a media altura. Mató de pinchazo hondo y varios golpes de descabello para irse entre palmas.
Sebastián Castella abrió plaza con Galán un astado bien presentado que no atendió a capas ni burladeros. Poca vara como todo el encierro de José Barba. Quitó por verónicas y revolera, poca fuerza tenía el astado y siempre con la cara arriba, Castella dispuesto, extrayendo agua de un pozo por ambos lados la cosa era complicada, el francés le bajaba la mano por derecha en plan serio, pero enfrente tenía el soporífero aire que no refresca. Mató de pinchazo arriba y la gente le sonó leves palmas.
El cuarto de la tarde Sultán uno justo de presencia que en un inicio saltó brioso y alegre a la arena, el torero francés con ademanes le pidió a su cuadrilla le picaran poquito y ya, siguiendo sus órdenes le dejaron un mini puyazo del cual salió doblando las patas. Toda la labor a media altura probando por ambos lados, algunos detalles de torería, cambios por delante y remates por bajo, pero nada que se quede en la memoria colectiva.
Todo en un breve espacio, medios pases ante la embestida sosa, no había ni por donde resolver. Castella quería agradar a la cansada afición, algunas tandas finas sacadas de la nada, lo cambió de terrenos por naturales obligándole a pasar, muy en dueño de la situación, algunos desplantes en la cara y ya. Pinchazos arriba y mató al primer golpe de descabello, para él silencio y para el toro pitos.
Bandolero se llamó el de regalo de Castella, procedente de Montecristo. Lo lanceó por verónicas y media soltando la punta de capote, en varas cumplió. De muleta Castella comenzó por alto asido a las tablas, por derecha algunos y el remate, una tanda más y al tercero a caer en la arena, penoso momento.
Un astado que batallaba enormidades para ir a la muleta, olisqueando, rebrincando, en fin, un cúmulo de maldiciones.
¿Dónde está la emoción?
A falta de bravura, aburrimiento. El toreo queriendo complacer, pero nada trascendente, mató de estocada entera trasera y tendida, le dieron una oreja de trámite.
Que rey y que vino se llamó el segundo de la tarde para Octavio García El Payo a este bien presentado de José Barba lo quitó por verónicas lentas, en el piquero provocó el tumbo fuerte pero ahí se acabó. El Payo buscó el planteamiento por ambos lados, pero la débil embestida no se lo permitió, trataba, quería, pero ante eso nadie. Mató de tres cuartos de acero trasera y caída para escuchar leves palmas. Pitos para el astado en el arrastre.
Su segundo se llamó Pablo, luego de ser picado se anunció que sería regresado a los corrales, en medio del desconcierto porque a simple vista no se veía ninguna lesión o motivo para el cambio, el torero preguntaba gráficamente al palco el porqué de la decisión, la autoridad tuvo que anunciar por el sonido local que había de lesionado un pitón al rematar en los burladeros, la molestia del torero rubio fue evidente.
Saltó Azucarero de Montecristo, que no sirvió más que para levantar las protestas, débil, manso, nula transmisión. El Payo lo quiso pasar por su tela, pero aquello era imposible, la bronca estaba más que cantada, mal con la espada. Pitos al toro y al torero.
El regalo de El Payo se llamó Sanmarqueño de Jaral de Peñas, muy justito de carnes. Las verónicas y el remate. En varas apenas cumple. En el tercio final El Payo comenzó con un cambiado por la espalda y remate de pecho, pero pronto el astado se quedó parado, le dejaba la muleta en la cara y solo así consiguió algunos pases, pero esta vez sin gusto, muy para la galera. El astado siempre con la cara arriba, pegando arreones, ya todo medios muletazos, pero la gente quería fiesta y todo le coreó. Mató de entera trasera y tendida para saludar en el tercio.
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