En Arles… Enrique Ponce, por su despedida y Sébastien Castella ¡abren la Puerta Grande!

07 septiembre 2024 Pierrick Charmasson

Crónica de Pierrick Charmasson

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Arènes d’Arles. Francia. Feria des Prémices du Riz 2024. Corrida Goyesca. Cielo brumoso, viento, totalmente visible. Seis toros de Garcigrande. Caballería Bonijol. 12 reuniones.

Enrique Ponce: Silencio, oreja y oreja con aviso.

Sébastien Castella: Oreja, silencio y dos orejas con aviso.

Detalles:

Organización: LUDI Arles Organisation

Presidenta: Mme. Melani asistida por la Mme. Chalvet y el Mr. Soler

Enrique Ponce se despidió de Francia.

Saludó Rafael Viotti en el sexto.

Enrique Ponce le brindó su primera faena a Sébastien Castella, la segunda al público y la tercera a Jean-Baptiste Jalabert.

Sebastien Castella brindó al público su tercera faena.

Sobresaliente: Miguel Ángel Sánchez

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Presente en el momento de su despedida del toreo, Enrique Ponce, brindó el último toro de su legendaria trayectoria francesa, de 34 años, a Jean-Baptiste Jalabert antes de caminar, unos minutos más tarde, bajo el intenso clamor del anfiteatro, por la oreja de Cuarteto que le permitió alcanzar el total de trofeos necesarios para abrir la Gran Puerta de les Arènes d’Arles y descender triunfalmente las escaleras del Parvis des Arenoises junto a Sebastien Castella.

Enrique Ponce se despidió así de la afición francesa con una última danza, con motivo de una corrida atípica como es la Goyesque d’Arles que vio su edición 2024 interrumpida por los caprichos de Eolo habiendo arrasado en su aliento, toda una noche de trabajo de decoración a crédito de los artistas Christian Marti y Tom García acompañados del equipo de areneros.

Pasillos abundantemente llenos a la hora de los clarines -algo más de 9.000 espectadores-, para la tradicional Gran Corrida de la temporada arlesiana, bajo un cielo templado que poco a poco iba despejándose pero barrido por un viento molesto que molestaba bastante a los peatones. Seis toros de Garcigrande bien presentados, aunque desiguales en tamaño, más fuertes el 1º y 4º, con movilidad, bravos el 4º, nobles pero faltos de clase en 2º, 3º, 5º, más exigente el 6º, violento y parado el 1º. Todos en general sosos durante la prueba de varas, ejercicio en el que los varilargueros apenas brillaron. Más rápido y bravo contra la caballería el 4º, mal picado en ambas ocasiones.

Enrique Ponce, fue homenajeado a la manera del Aurresku de Bilbao, primero con una danza folclórica provenzal y luego con el cartel de su primer paseo arlesiano, retomado por Amélie Laugier, Su Majestad la Reina de Arlés. El valenciano brindó entonces a Sébastien Castella su primer toro que tuvo una salida realizada con cautela que por la izquierda saltó a la garganta del maestro de Chiva, quien le propinó un puñado de notables muletazos con la derecha antes de cortar en seco. Doble pinchazo, descabello.

Enrique Ponce estuvo mucho más inspirado con el 3º, bien recibido en el capote por un puñado de verónicas bien lanceadas. Muleta en mano, el valenciano realizó una faena solemne y profunda, llena de emoción al son de La Mission con una interpretación magistral. Mayoritariamente derechista, el trabajo poncista era de una exactitud formidable, todo hecho con temple y profundidad. Final con poncinas ajustadas luego pinchazo y caída entera. Oreja, en definitiva generoso.

Llegó el definitivo, Cuarteto con el número 5 en el dorsal, que tuvo un mal comienzo sobre el caballo pero que se reservó algunas largas y buenas embestidas en el último tercio, pese a una inconsistencia en sus ataques y una evidente falta de clase. Faena autoritaria, al son del Bolero de Ravel, que muy poco encaja con el fluir de la faena. Arriba a la derecha, la partitura del maestro de Chiva culmina al final con varios movimientos profundos, poncinas dadas de frente y luego estocada entera, caída. Oreja y doble vuelta celebrada calurosamente.

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La primera oreja de la tarde cayó en el esportón de Sébastien Castella, éste recogido al final de la primera faena frustrada por las ráfagas ante un oponente de buen fondo, pero brusco y jugando inoportunamente el casco. Trasteo con un eco desigual, pero marcado por el valor y la determinación del hombre de Béziers que derrotó al Garcigrande con una media espada letal. Oreja, generosa.

El cuarto acudió de largo y bien al caballo, ha sido el animal más animado en el encuentro. Ha tomado el segundo de largo. Ante un toro bravo y relativamente exigente en la muleta, el maestro de Béziers, a pesar de empezar al hilo de las tablas sin moverse ni un ápice, finalmente experimentó ciertas dificultades para encontrar el hilo conductor adecuado y lógicamente el asunto no salió adelante más allá del declive, terminando el animal por ser reservón después de una faena predominantemente diestra. Pinchazo y entera.

El torero de Béziers saludó el arribo del último con un ramillete de verónicas, luego chicuelinas y media. Acudiendo bajo el peto los dos encuentros. Después de que Rafael Viotti fuera elogiado por dos buenas pares de banderillas, el de Garcigrande, que cerraba la marcha, se mostró exigente y encastado en el último tercio. Comenzó tocando los tambores con cambiados en pleno centro, serie de derechazos y un cartel de trincherilla. Buenas series por ambos lados al son del Ave María. Con aguante y dominio sobre dos grandes tandas diestras frente a un toro que se fue a menos. Final en un pañuelo de bolsillo y luego bernardinas apretadas antes de un verdadero cañonazo que liberó dos orejas legítimas.

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