En Bilbao… Los toreros estuvieron entre “amigos”

21 agosto 2024 Redacción

Bilbao. Miércoles 21 de Agosto 2024. Cuarto festejo de las muy tristes Corridas Generales de Bilbao. Pobre, muy pobre, paupérrima entrada. Toros de Núñez del Cuvillo, salieron como se conoce esta ganadería comercial, mansos, descastadones, tendiendo a la comodidad.

Sebastián Castella: Ovación y ovación.

Miguel Ángel Perera: Ovación y ovación tras aviso.

Emilio de Justo: Oreja y ovación.

Detalles:

Ovación a Jesús Díez Fini después de banderillear al quinto.

Parte médico de Castella

Después de haber sido corneado por su primer toro Sebastien Castella, este ha sido el parte médico: “Dos heridas por asta de toro. Una en el muslo derecho con entrada de 1 centímetro y otra en el glúteo derecho ascendente de 15 centímetro”.

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¡Ah!, recordar es volver a vivir. Aquellas Corridas Generales que llenaban hasta la bandera al coso bilbaíno. Aquellas Corridas Generales que se distinguían por el imponente toro de Bilbao…

¿En dónde estarán?

Porque esos toros que están saliendo son tan comunes como los que se lidian en varias plazas de tercera.

¿Alguien le podrá avisar al magnate mexicano D. Alejandro Baillères que siguen sin llenar la plaza de Bilbao?

¡Vamos!

Ni siquiera medio cuarto de entrada.

Urge tomar decisiones precisas y contundentes para recuperar al público asiduo concurrente.

Torear entre amigos es algo así como si invitaran a dictar una conferencia al señor Alejandro Baillères en un auditorio para 20 mil personas y sólo acudieran 800.

Algo habrá qué hacer.

Porque la fiesta requiere que sus plazas de primera categoría muestren y demuestren que la solidez de la tauromaquia; y seguramente, el señor Alejandro Baillères querrá jugosas utilidades de lo que invierte en España, porque para eso se invierte, para ganar no para perder.

Mientras vayamos a los hechos.

De nadie era sorpresa que los torillos de Núñez del Cuvillo iban a mostrar falta de casta y carencia de bravura. Ganadería comercial que subsistió en la época de las llamadas figuras por hacer de sus toros, una especie de los que el público denominó bobalicones, esto es, que acudieran como dóciles borreguillos serviles a las muletas de los toreros.

Ocurre que si a la bravura, a la casta se le echa mucha miel, con azúcar y jarabe de fresa, acaba apareciendo el caos y la mansedumbre puede ser dócil, carecer de fuerza para embestir, o bien ponerse incontrolablemente violenta, esto es a lo que se le llama la casta mala.

Castella tuvo que enfrentar esa mansedumbre reticente, medias embestidas, que lleva la cabeza suelta aventando gañafoñazos y a esto se tuvo que imponer Castella, extrayendo una faena seria y contundente. Y cuando ya había superado lo que se suponía lo de mayor dificultad, a la hora que iba a descabellar el toro tiró un derrote y le dejó una cornada hiriendo el muslo derecho, por lo que una vez que claudicó el toro se retiró a la enfermería.

Sébastien, regresó de la enfermería al callejón para esperar la salida de su segundo, otro toro manso con genio, probón, al que le extrajo algunas series al natural de sumo mérito y ahí acabó todo.

Miguel Ángel Perera y su esfuerzo ante un lote que nada ofreció. Hubo entrega del torero, deseos de sacar algo, pero eso, eso no llegó.

Emilio de Justo cortó una oreja a un toro que no había gustado al poco público que acudió. Con serenidad, paciencia lidiadora fue estudiando el problema que tuvo frente a él, para ir aplicando la mejor estrategia a seguir; así logró sacar pases sobre la mano izquierda que gustaron y mucho al público.

El que cerró plaza ha sido otro manso que acabó buscando el refugio de las tablas. Por supuesto que hubo deseos de hallar la solución al problema planteado, pero fue un manso casi ilidiable.

En este contexto, con poca gente en la plaza y con pésimo ganado reseñado en el campo, algo tienen que hacer. Ojalá y el poderoso señor mexicano, Alejandro Baillères, encuentre una solución, porque sí tienen salvación las Corridas Generales de Bilbao, sólo que se necesita un verdadero empresario.

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