**En Béziers… Clemente triunfó y Neptuno regresó a Monteilles**

18 agosto 2024 Pierrick Charmasson

Arènes de Béziers. Francia. Más de media arena. Cielo despejado, viento fuerte. Toros de Margé. Peso de los toros: 530, 500, 550, 480, 510, 560. Indulto du toro Neptune, n°86, sorteado en 5ª posición, nacido en mayo de 2019, castaño de 510 kilos. Caballería Bonijol. 12 reuniones.

Juan Leal: Saludos y dos vueltas.

Clemente: Silencio tras aviso y dos orejas simbólicas tras aviso.

Carlos Olsina: Oreja y silencio.

Detalles:

Presidente: Mr. Daudé

El premio al mejor picador fue entregado a José María Díaz del escuadrón Clemente que capturó el segundo toro.

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Es la historia de una corrida esperada, muy esperada tras el gran éxito de la última en casa el 2023, que finalmente concluyó en la más total cacofonía. La causa: la gracia de Neptuno, el quinto toro de una corrida entretenida, pero a menudo mal manejada por los elementos externos y en particular por este famoso tercer cuerno, el viento, que habrá condicionado fuertemente las faenas.

Seis toros de Margé, con una presentación un poco desigual pero muy digna, en fin, lo que se espera más o menos de un ruedo de primera categoría, con trapío, enmorillados a excepción del de 4ª, más fino de madera. Toros que destacaban por sus formas corporales, relativamente se emplearon bajo el hierro. Una prueba en la que 1º, 2º y 5º fueron los más rápidos, con distintos grados de embestir. En el último tercio, todos fueron manejables, desarrollando pelea, nobleza, bravura incluso casta, clase en las embestidas de 3º y 5º y una contrastada mansedumbre en la final, para las faenas con el mayor alivio más a menudo limitadas por los caprichos de Eolo.

Juan Leal inició con un alto y enmorillado Cronos que entró fuerte dentro de los metales en ambas ocasiones, bien contenido por Daniel López. Un comienzo rodillas en la arena muy arriesgado, el viento hizo flotar lo más alto posible la tela del arlesiano, quien sufrió una violenta colisión, afortunadamente, sin sufrir daños. Los dioses del viento habían decidido frustrar la obra muletera ante un toro noble pero un poco de fuerza limitada. Pinchazo en lo alto, luego trasera entera.

Su segundo, Hermes, alto pero más fino que sus hermanos, resultó anodino para el caballo luego; después de dos buenos pares de, Marco Leal, el torero arlesiano se destacó por una entrada en casa por ajustadas cambiadas desde el centro, ante una acometida voluntaria pero desigual, en trazos por ambas lados. El arlesiano ofreció, con pinzas, un trasteo desarticulado a modo de pelea de gallos, en un terreno siempre comprometido con un relieve artístico evidentemente limitado pero que se extendía por los vanos hasta el punto de exigir con fuerza la oreja de Margé a pesar de una espada en el hombro. El palco aguantó, sufrió una bronca y Juan Leal se fue a dar dos vueltas.

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Clémente, coronado por un importante triunfo en Dax, llegó al escenario de Valras alimentado de legítimas ambiciones. El primero lo picó bien dos veces José María Díaz y luego Tomás Úbeda clavó dos buenos pares de palitroques. Muleta en mano, a pesar de un viento muy violento, el bordelés encontró la distancia adecuada en la tercera tanda, ajustando varias series de derechas cuidando el ritmo de la música. A la izquierda, el de Margé se mostró mucho más duro y el aquitain acortó la sesión en esta orilla. Regreso el diestro para unos valiosos muletazos antes de sufrir repetidos fallos con las armas, descabello incluido.

Sin embargo, frente a él, estaba el quinto con el que el torero de Pouillon iba a conquistar el triunfo. Clémente marcó el tono de sus ambiciones en el capote antes de confiar Neptuno al lancero por dos raciones de hierro sin mucho alivio a pesar de un segundo encuentro más lejano.

Clemente brindó y a la distancia citó al animal desde lejos en las tres primeras series, donde el de Margé mostró la profundidad de sus embestidas y una impresionante capacidad de humillación.

La aptitud muletera del bordelais, armado de torería, rompió al de Margé, importante, en varias series, con una transmisión aún más profunda a la izquierda, para un conjunto que sin embargo tuvo verdaderas dificultades para salir de la pendiente.

Entonces resultaba difícil para gran parte del público entender y escuchar una petición de indulto, como suele ocurrir en el callejón. Clemente alargó la sesión, en los terrenos de tablas y la solicitud aumentó hasta el punto de ceder el balcón presidencial para mayor alegría de los solicitantes.

El pañuelo naranja cayó en un alboroto inevitable… aunque evitable. Quienes tuvieron la suerte de ver regresar vivo a Monteilles el año pasado al gran Revilla les costará comprender que, Neptuno -que sigue siendo un gran toro- tuviera derecho a la misma sentencia…

Una vuelta al ruedo póstuma, por otra parte, habría sido completamente legítima.

Dos orejas para Clemente que compartió con una vuelta bajo división de opiniones, luego del saludo de Vincent Chaptal, el mayoral de la divisa de audoise.

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Carlos Olsina era esperado por el público de su ciudad ante el gran triunfo que obtuvo el año pasado. El biterrois saludó con tres bellas verónicas el arribo de Hera, que tomó dos puyazos, antes de ser más exigentes en el tercer tercio. Carlos Olsina tardó un poco en entrar en su faena antes de encontrar el sitio a mitad de camino en una excelente tanda de derecha. Al son de Chi Mai de la película Le Professionnel, el torero de Béziers embarcó la carga vibrante y brava del toro de Margé en varias series predominantemente diestras y con buen sonido. El benjamín del cartel comprometido, dejó una espada con un efecto rápido. Oreja fuertemente reclamada.

Carlos Olsina luego tuvo que verse con Jason, portando en el dorsal el número 6. Un manso auténtico, con un punto de casta. El local se esforzó en llevar la embestida con dulzura con deseos de conquistar la salida triunfal ante la mirada del público ante los incidentes anteriores. Golpe con la espada y gran impacto con el verduguillo, sin que haya consecuencias visibles.

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