En Boujan-sur-Libron… ¡Nino Julian cortó tres orejas y abrió la Puerta Grande!

Pierrick Charmasson 30 junio 202430 junio 2024 Francia, Por Pierrick Charmasson

Arènes Phillipe Castelbon, Boujan-sur-Libron. Francia. Toros y Campo Acto VIII. Media entrada. Seis novillos de Guadaira y uno del Cura de Valverde -2º bis-. Caballería Bonijol. 7 reuniones.

Mario Navas: Oreja y saludos.

Nino Julian: Oreja y dos orejas.

Samuel Navalón: Oreja tras aviso y silencio.

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Con tres orejas en el bolsillo, el novillero Nino Julian volvió a cruzar triunfante la Puerta Grande de la Arènes Phillipe Castelbon de Boujan-sur-Libron con motivo de la clausura de la Feria Toros y Campo Acte VIII al final de una novillada entretenida, cuyo único inconveniente era el uso todavía limitado de las bahías.

Para la ocasión se eligieron seis novillos de la divisa andaluz de Guadaira -origen Jandilla-, formando un encierro bien presentado. Discreto con el caballo, el conjunto ofreció juego en el último tercio, a pesar de que la mayoría de las veces el capital de su fortaleza era limitado. Mejor el 3º, noble y con clase y sobre todo el importante 5º, con gran acometida frente al engaño, dotado de gran poder de transmisión y cierta clase. Un sobrero de Valverde, en el segundo bis, que entró en sustitución del titular inválido, fue el menos interesante del envío, por violento y de poco fondo.

Mario Navas heredó en primer lugar un rival armado y ofensivo que rápidamente mostró cierta falta de fuerza. Reticente bajo el hierro, el Guadaira se mostró noble pero de limitada transmisión en la muleta del torero vallisoletano que se entregó a los dos pitones, sacando luego al final del recorrido tres naturales muy profundos. Pinchazo, estocada entera caída y oreja generosa.

Mario Navas saludó bien con verónicas el arribo del cuarto, picado dos veces, la segunda fue cuanto menos inútil, luego el animal acusó el puyazo a pesar de un buen fondo y un muy buen pitón derecho. El castellano, volvió a cuidar el gesto con ambas manos en un trasteo carente de generalmente de vibración, concluyó de entera tras el pinchazo.

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Nino Julian, regresó a las orillas del Libron un año después de haber triunfado allí ante los pupilos del Cura de Valverde. Su primero se fracturó un cuerno al estrellarse con un burladero, el de Nîmes vio enviar en su lugar a un… Cura de Valverde. Tras ser aplaudido con los palos, el novillero nimeño tuvo mucho quehacer ante un novillo complicado y con poco fondo. Orientado, el de Valverde se mostró más accesible por la derecha donde Nino tuvo varios momentos meritorios a través de un gran esfuerzo continuado hasta dejar una entera sin puntilla tras pinchazo. Oreja.

El nimeño luego experimentó la felicidad de haber heredado al mejor animal del encierro, saludado con un buen capoteo. Un puyazo breve ante un nuevo tercio de banderillas lejano del protegido de Patrick Varin quien luego brindó a Elodie Daure, una de las organizadoras de esta feria, una faena muy intensa que fue de más al menos. El nimeño, siempre muy generoso, aprovechó la excelente condición del de Guadaira para instrumentar una faena superior en los trazos de los muletazos con la derecha, y acompañada de suaves acordes flamencos.

Transición a la zurda con buen estilo, antes de regresar a la derecha con mejores resultados. El nimeño estuvo a la altura de la nobleza y clase de su socio, concluyendo su periplo con un espadazo. Dos orejas y aplausos con fuerza para el de Guadaira después de que no se cumpliera la petición de la vuelta…

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El valenciano Samuel Navalón pudo haber acompañado a Nino Julian por la Puerta Grande si no le hubiera fallado la espada. Buenas verónicas de recepción y quite milimétrico por chicuelinas y tafalleras tras un puyazo sin cuentos. Muleta en mano, el torero de Ayora firmó una faena perfectamente calibrada a ambos lados, tanto en el temple como en el señorío frente a un novillo no exento de clase y nobleza. Excelente manejo de la tela roja mediante naturales profundos imponiendo el ritmo con justeza y bajando la mano en el momento idóneo. Desgraciadamente, la conclusión con el sable no estuvo a la altura del trabajo realizado hasta entonces y la recompensa se limitó a un único trofeo.

Cara al último, picado en un simulacro, insulso y perdiendo a menudo las manos por falta de fuerzas, el valenciano hizo un esfuerzo colosal para cambiar el rumbo de los acontecimientos y luego, en una segunda vuelta de trasteo llevada con suavidad, dibujó auténticos naturales inesperados. Entera en su lugar, descabello y escasa petición de oreja que no fue precisamente seguida.

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