En Istres… Marco Pérez, cabeza y salida en hombros
Arènes du Palio, Istres. Tres cuartos de entrada. Cielo brumoso y amenazador. Cuatro novillos de Juan Pedro Domecq, de tamaño correcto, cómodos de armadura, destacando el segundo cornicorto. Caballería Bonijol. 4 encuentros.
Nino Julian: Saludos y silencio tras aviso
Marco Pérez: Dos orejas y silencio tras revisión.
Detalles:
Presidencia: Mr. Cervantes asistido por MM. Raoux y Abid.
Sobresaliente: Pablo Jaramillo.
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Casi nueve meses después de su gran debut dentro de la categoría, con sólo dieciseis años, el prodigio salmantino Marco Pérez volvió a dejar su huella en la Arena de Palio al hacerse con todas las votaciones de esta novillada matutina, por unanimidad de los presentes.
Contando con el lote más propicio para la expresión artística, el protegido de Juan Bautista deslumbró con su clase y extraordinario conocimiento en dos faenas con clase. Un chaval de dieciséis años, con conocimientos de torero avezado, que disfrutó de la excelente embestida del segundo novillo de la mañana para dibujar una faena densa y plena, cargada sin adornos de largos y poderosos muletazos con ambas manos.
Una faena de gala, a la vez de sutil y dominante, guiando la embestida lo más cerca posible de las femorales con una confianza desconcertante. El niño es un ovni, una anomalía del toreo que enviaría a muchos más compañeros experimentados de regreso a sus estudios. Final de faena en un campo más restringido antes de que el golpe de espada en el lugar soltara dos banderas incontestables.
El salmantino entonces se relajó especialmente tras haber calibrado perfectamente el estado de la final, embarcado en una faena repleta de empaques y carente de trivialidades. Impecable en ambas manos, el joven torero salmantino perdió todo el mérito en una nueva demostración de su talento durante el manejo aproximado de la espada.
Mañana difícil para el nimeño Nino Julian que, frente al lote que ofrecía menos opciones, no escatimó esfuerzos, mostrándose variado en la capa y especialmente brillante en la ejecución de los tercios de banderillas. Muleta en mano, el novillero de Nîmes mostró bastante buena disposición contra el primero con una faena voluntariosa, pero le faltó alivio luego con el tercero que rápidamente se refugió en las tablas.
arios muletazos aislados de un corte bastante bueno en un conjunto que hizo poco. En ambas ocasiones, Nino Julian experimentó grandes decepciones con la espada, quitándole toda esperanza de agrandar las estadísticas.
Novillos de Juan Pedro Domecq, de tamaño correcto, cómodos de armadura, destacando el segundo cornicorto. Bravo bajo el hierro el 2º y 3º. El encierro ofrecía algo de juego, mejor para el toreo en 2º y 4º.
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