Opinion

Lo comenta Antonio Lorca… Las Ventas, en fase 0, cerrada y sola

Este, 12 de mayo de 2020, era un día marcado en rojo en el calendario taurino: se inauguraba un nuevo ciclo de la Feria de San Isidro, la más larga e importante del mundo, con la que sueñan y tiemblan toreros y ganaderos, y la que esperan con emocionada ansiedad los aficionados, erigidos en el tribunal exigente que dicta sentencias, se aburre, divierte, apasiona cada tarde, y a eso de la anochecida olvida los malos momentos y vuelve a soñar que el próximo cartel encierra una sorpresa de puerta grande.

San Isidro, el ciclo más esperado del año, tiene las persianas echadas.

Hoy -ni mañana, ni el jueves, ni…, así hasta el 14 de junio- no habrá algarabía en los alrededores de la plaza, no habrá puestos ambulantes de venta de ‘agua helada’, pipas y caramelos; ni turistas orientales, ni militantes taurinos franceses; no habrá aficionados españoles contagiados de toro y llegados desde lugares alejados en un autobús contratado a precio módico por la peña local, cansados pero contentos por ver toros en la capital o con la esperanza de que ese paisano vestido de luces, quizá perdido en el escalafón, encuentre la gloria que hasta ahora le ha sido esquiva.

No habrá revuelo en el exterior de Las Ventas, junto a los monumentos hieráticos de Antonio Bienvenida, Yiyo, Luis Miguel Dominguín y el doctor Fleming, reconvertidos por muchos como punto de encuentro con los amigos y fuente permanente de recuerdos.

Por no haber, no hay ni carteles en las paredes en los que se anuncian toros y toreros, ni taquillas abiertas, ni fotógrafos ocasionales…

Todas las puertas, las exteriores y las de dentro, están cerradas.

Los corrales, vacíos. Huelen a animales, pero no hay movimiento ni sonidos. No están, siquiera, sus huéspedes habituales, los cabestros. No se oyen sus cencerros. Todo es silencio.

Los tendidos, desiertos.

El personal de la plaza, confinado en sus casas, incluidos los músicos, los de los clarines y timbales y los de la banda.

Los empresarios, preocupados.

Y los aficionados, compungidos, inquietos y rebosantes de incertidumbre ante el incierto futuro.

Esta es la primera Feria de San Isidro que no se celebra desde su creación en 1947.

Las Ventas está en fase 0, cerrada y sola; la duda reside en saber si se beneficiará de una pronta desescalada o continuará vacía toda la temporada.

Por el momento, hoy comenzaba la feria más importante del mundo y está suspendida a causa de un virus.

Auténtica mala suerte… Y ojalá que no sea un negro augurio.

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  • Antonio Lorca, prestigioso crítico taurino del influyente diario español El País

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