En Querétaro… Difícil novillada
Ex-Hacienda El Salitre, Querétaro. Primera Novillada del Serial Novilleril de Tauro Espectáculos. Casi lleno en noche agradable. Se lidiaron toros de El Batán, de juego desigual, sobresaliendo el segundo que recibió palmas de salida. Se lidiaron dos toros de regalo, uno de Juan Pedro Llaguno y otro de Marrón.
Juan Pedro Llaguno: Saludó en el tercio; oreja en el de regalo.
Curro Durán: Palmas.
Alejandro Adame, quien sustituyó a José María Mendoza: Palmas tras aviso; palmas en el de regalo.
Iñaki Bernús: Palmas tras aviso.
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Fue en noche muy agradable que se llevó a cabo la corrida del cartel inaugural del Primer Serial Novilleril que la joven empresa queretana Tauro Espectáculos montó en la Ex-Hacienda el Salitre, en Querétaro.
Correspondió al de casa, Juan Pedro Llaguno, abrirse de capa para saludar al primero de la noche, un cárdeno entrepelado, bien presentado, el cual recibió una puyazo justo. Tras la simulación de un quite por verónicas, Llaguno eligió cubrir el segundo tercio con grandes facultades, exhibiendo sus buenas maneras y la facilidad general de conexión con la afición.
Pero no fue Carbonero de la ganadería de Don Gabino Aguilar, un colaborador útil ante el esfuerzo seco de Juan Pedro, quien sí regaló buenos trazos cuando el novillo se empleó y metió la cabeza en las telas del torero del bajío.
Vacío por su lado izquierdo, el burel apenas se dejó por la derecha pero reflejando una dificultad enorme por entregarse hasta el grado de la debilidad inutilizante.
Tras algunos extraños, Juan Pedro Llaguno se fue por la espada, dejando un pinchazo hondo y luego dos más para pasaportar al toro de El Batán de una entera, pero delantera y desprendida. Salió al tercio.
Fue Tizón el mejor novillo de la noche. Con su pelaje negro entrepelado, bien puesto de pitones, recibió el castigo de la puya en todo lo alto. Un novillo que metió más la cabeza en el peto y empujó desde las patas traseras reflejando bravura y codicia.
La ejecución de las banderillas fue buena y Curro Durán, a quien correspondió en suerte la lidia de este segundo del Serial, anduvo muy bien, tratando de entender las condiciones de un novillo que le exigió y que por momentos pareció colocarse por encima del torero.
Debiéndose reponerle mucho y no quitarle la muleta de la cara, la faena resultante fue de poder y conocimiento técnico, creada por un torero que supo estar, que sudó el terno, pero que salió con la cara en alto frente a la dura prueba. Despachó a su ejemplar de una buena estocada para recibir palmas en reconocimiento.
Salió entonces Bucanero, un negro ejemplar de El Batán, mismo que resultó ser el más grande del encierro y que correspondió en suerte a Alejandro Adame que, tras la puya a un toro débil que dobló mucho las manos, quitó por tafalleras y gaoneras.
Su toreo por alto reflejó las buenas maneras adquiridas gracias a su rodaje. Cuidando al toro y no exigiéndole de más a causa de la escasa fuerza física, Adame igual tuvo momentos que dejaron saborear un poco del sabor de sus brazos laxos frente al novillo; su cuerpo entregado al toreo; su mente creando arte, con sed, con raza novillera.
De enfermero anduvo Alejandro, cuidando a un toro falto de fuerza que se pasaportó al tercer golpe de descabello para recoger las palmas de la afición.
En el cierre de la lidia ordinaria, fue un buen puyazo lo que despertó de nueva cuenta al público y lo atrajo hasta el centro del pandero en el que Iñaki Bernús anduvo bien, toreando consintiendo al toro, que sin embargo se fue desinflando terriblemente. En la faena de Bernús realizó un esfuerzo encomiable por estar en todo lugar que se pueda, recibiendo palmas al final de su actuación.
Los novillos de regalo
Juan Pedro Llaguno y Alejandro Adame quienes obsequiaron a los asistentes, la lidia de dos novillos más.
Se aclaró, desde luego, que la lidia de estos dos sobreros no serían considerados para las estadísticas del Serial Novilleril que busca triunfadores para la última que se celebrará el 13 de diciembre, y así mantener las oportunidades justas para todos los actuantes.
Buen amigo, un novillo negro, muy bien presentado, el regaló de Juan Pedro Llaguno, quien lo condujo hasta el caballo de picar en donde empujó fuerte, para después recetarle un quite por verónicas.
Cubrió el segundo tercio y fue ahí donde la condición del novillo cambió drásticamente, volviéndose áspero y retardón para tomar el engaño.
De ser colaborador y repetidor, el toro se empezó a amarrar al piso y a enfriarse, contrapunto de su lidiador que cada vez con el corazón más caliente, demostró su raza y valentía. Aún así, por la disposición de Juan Pedro, se le otorgó una oreja .
Ya el cierra plaza para Alejandro Adame, segundo de regalo de nombre Colorín de la ganadería de Marrón, permitió ver la realidad de la sed de triunfo que tiene el torero hidrocálido.
De salida el novillo tuvo muchas patas, pero al paso del tiempo fue perdiendo gas, fuelle y se complicó.
Aún así, el novillero tiene argumentos y muchos momentos de gran arte, con el cuerpo relajado en contrasentido a la lógica natural de reaccionar ante el peligro.
Se despidió con palmas dejando buenas impresiones en el tendido y una sonrisa en el rostro.
Es con esta novillada que Tauro Espectáculos abrió su Serial Novilleril, la apuesta por el futuro de la tauromaquia en México.
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