Crónicas

En Carcassonne… Maxime Solera logra la única oreja de una áspera novillada de Miura

Carcassonne (Francia). Domingo 1 de septiembre de 2019. Vespertina. Segunda y última de Feria. Mano a mano. Se lidiaron seis novillos de Miura. De irreprochable presentación, pero un lote áspero, salvo el primero, que ofrecieron pocas opciones de triunfo. Los seis del encierro fueron aplaudidos en el arrastre. Casi lleno.

Carlos Aranda: Ovación con saludos, silencio tras dos avisos y silencio.

Maxime Solera: Silencio tras aviso, ovación con saludos tras aviso y oreja.

Detalles:

Tras la cornada de Carlos Olsina ayer en Pedrajas de San Esteban (Valladolid), la organización ha tomado la decisión de convertir el cartel en un mano a mano.

Ante la salida del sexto se tocó el himno nacional francés: La Marseillaise

Actuó de sobresaliente el espada Víctor Manuel Rodado.

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El regreso de los Miuras en Carcassonne, ya un clásico en la temporada gala, que no pudo celebrarse el año anterior por culpa del no complimiento de las normas de seguridad. El ganadero sevillano trajo un lote muy bien presentado, pero con muchas complicaciones en todos los tercios, y la joven terna se jugó literalmente su integridad en una lucha constante. Solo el primero permitió más opciones, aunque resulto flojo.

Carlos Aranda recibió al primero que de pronto blandeo en el caballo. Fue picado en dos ocasiones sin apretar en exceso, se cambió el tercio con dos pares. Con la tela roja y tras tres derechazos, el novillo volvió a echarse, pero Aranda puso todo de su parte para lograr muletazos cruzándose en la cara del burel. El de Miura no tuvo ritmo. Mató de una estocada entera tendida y algo desprendida. Fue ovacionado.

Con el tercero, Aranda estuvo en apuros con el percal y contra el peto se fue al relance recibiendo dos puyazos en los bajos. En el siguiente encuentro se partió la vara y tuvo que entrar dos veces mas contra el peto siendo muy mal castigado, salió el varilarguero bajo los pitos. Con la montera calada inició Carlos Aranda su trasteo por bajo, pero de pronto se descompuso el de Miura quedándose corto, y orientándose de inmediato. El novillero hizo el esfuerzo, pero los enganchones no permitieron que cojera mas vuelo. Se ástaco con la tizona, pinchazo, tres cuartos de acero y ocho descabellos para poner fin e a este capítulo. Tras dos avisos, fue silenciado.

Salió muy veloz el quinto, un novillo alto e imponente que llegó a entrar en el peto en tres ocasiones, la ultima al relance. Brindó Carlos Aranda a un íntimo en el callejón. Pero el novillo fue igual que sus hermanos de camada. Hachazos y poco recorrido en sus embestidas y con cierto peligro. Consiguió plantarle batalla y extraerle algunas tandas con la diestra. Mató de un pinchazo hondo que resultó suficiente. Oyó los silencios.

Maxime Solera recibió el segundo lidiándole a favor andándole para atrás. Dos varas de las cuales el novillo salió suelto. En el segundo tercio el novillo sembró el pánico entre los banderilleros, buscando los adentros con su pitón derecho. Y cuando llegó el ultimo tercio se hizo evidente su complicación con este pitón, siempre a la caza, con sentido. Tuvo el novillero catalán sacar todos sus recursos para engañarlo. Mató de tres pinchazos y una media atravesada que tras un aviso fue silenciado. Llegó momentos de apuros a la hora de matar por haber caído en el ruedo tras pincharlo.

Con el cuarto, lo intentó por verónicas, pero tuvo que lidiar a favor del novillo andándole para atrás, con inteligencia, se adaptó a sus condiciones. Maxime Solera hizo lucir su oponente en varas colocándolo a cierta distancia para la tercera entrada al peto. Inició su trasteo por bajo para castigarlo ya que el de Miura fue brusco y violento. Y allí firmó una faena de poder siendo imposible templar sus arrancadas. Los cabeceos y hachazos fueron una lucha contra la enfermería. Mató de una casi entera desprendida pero la raza de su enemigo hizo que se prolongara la muerte ya que se hechó en los medios a los pies del francés. Fue ovacionado.

Con el cierra plaza, un serio buraco de Miura, el de más presencia del encierro, amplio de pitones fue difícil de embarcar en el percal; Tres entradas al peto, rectificada la segunda vara y de lejos, de la otra punta del ruedo, quiso Solera dejarlo, pero pegajoso, no llegó a ser fijado a esta distancia. Brindó su labor mulera al tendido. Los sólidos argumentos del francés se hicieron notar en un lucha constante, en medio de hachazos y arreones, un novillo áspero con el que hizo el esfuerzo el novillero galo. Cruzándose y buscando el pitón contrario. Mató como sigue siendo su forma, con la mano zurda y colocó muy hábilmente una estocada entera al ralentí que le sirvió para el corte de una oreja, el único de la complicada tarde en tocar pelo.

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@PhilippeGilMir

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