En El Puerto de Santa María… Daniel Crespo triunfa en su tierra
Real Plaza de toros del Puerto de Santa María. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández, de variado de juego y presentación.
Julián López El Juli: Ovación en su lote.
José María Manzanares: Ovación en su lote.
Daniel Crespo: Oreja y oreja.
Detalles:
Se desmonteraron Blazquez y Duarre tras un monumental tercio de rehiletes en el quinto.
Destacando posteriormente tras un ajustado par de banderillas El Pilo en el que abrió plaza.
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El levante apretaba en los últimos rayos de sol en El Puerto de Santa María. La brisa se citó en el paseillo que trenzaron Juli, Manzanares y Daniel Crespo.
No debimos despedirnos en estas fechas de la Plaza Real.
No tuvo opciones Julián de saludar pulcramente al colorao que hizo primero. Las dos volteretas que sufrió manifestando la poca fuerza, mermaron aún más las embestidas del animal.
El Juli, manifestando voluntad por agradar, le enjaretó tandas sin mucho ajuste por ambos pitones. Saludó una ovación tras una labor enfriada por el desagradable viento.
El castaño que hizo cuarto permitió al Juli estirarse a la verónica de forma templada y con más acople que con el que abría plaza. Se picó medianamente bien. El animal tuvo una embestida descompuesta y la labor de Julián paso de ser paciente, a ser pesada. Aburrió. La pésima forma de estoquear no faltó a la cita.
Jose María Manzanares toreó despacio a la verónica, con ajuste y echándole bien los vuelos a un apretado animal de Garcigrande. Sonó Cielo Andaluz para Manzanares en el segundo.
El toro mostraba clase y la eterna sinfonía que nos recuerda siempre a la mejor versión del alicantino en la Maestranza, seguía escuchándose mientras el torero enhebraba muletazos profundos. Labor con transmisión de Manzanares, que no se vio premiada tras derruir la obra con la espada. Ovación.
Manzanares anduvo elegante en su recibimiento. Desde que salio del caballo, el toro pidió a todos los presentes toques suavísimos y un pulso de seda, siendo Manzanares muleta en mano, el que muleta en mano, le proporcionó eso mismo.
Los naturales fueron a cámara lenta y de uno en uno. Los olés rotos salían desde el alma de los presentes. Hubo una decena de ellos extraordinarios. Saludó otra ovación tras pecar con el descabello.
Daniel Crespo volvió a su plaza con animal tardo y reservón. Salió suelto en los primeros tercios, y se deslizó con brusquedad en los capotes de su cuadrilla.
Acortó distancias tras fijarlo en la franela Crespo, viéndose poderoso en ciertos compases de su trasteo. Dos circulares despaciosos y con un buen pulso, además de un torerísimo final de faena con trincherillas por bajo, calentaron los tendidos. Estocada que precedió a una oreja de ley.
Daniel Crespo supo conectar con los tendidos con un toro algo orientado. Estuvo muy bien con él, lo que se tradujo en otro trofeo.
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