Desde la barrera de Antonio De Carlo… Las mujeres de los toreros
Detrás (a un lado) de un gran hombre hay una gran mujer… ¿y de los toreros?
Conversando en New Hampshire, Nueva Inglaterra, con mi dilecto amigo y hermano de bohemia, el reconocido chamán y music healer peruano-francés Pierre Garreaud, al charlar y recordar algunas anécdotas de tauromaquia, coincidimos en la importancia de las mujeres propicias (parejas) en la vida íntima de los toreros, esto como fuente de equilibrio emocional de los diestros.
Valga mencionar qué sin pecar de religiosos, justo en el libro mas vendido de la historia, que es la biblia, de forma precisa dice –No es bueno que el hombre esté solo…- Génesis 2:18.
Pues bien, partiendo de esta premisa con toda certeza podemos asegurar que, no es bueno que los toreros estén solos.
En contraparte, pocas veces se suele pensar de forma consciente, en los oscuros avatares que tienen que superar las parejas de los toreros, quiénes desde el silencio, con frecuencia sufren sin que a veces nadie se percate de ello.
Valga decir por ejemplo, que no son pocas las viudas de los toreros.
De hecho, no son muchas aquellas parejas de toreros -incluyendo hombres, aunque ese ya es otro tema- que se sepa de forma pública sobre su existencia. Por desgracia, la mayoría suele ser noticia, solo cuando el infortunio trágico se lleva por delante la vida de un torero.
Aunque hay que aclarar que, en la actualidad hay algunas parejas de toreros, que además de ser reconocidas en los tendidos de las plazas como famosas modelos, artistas o hasta prestigiadas socialités de sangre real, mas de una es reconocida por sus propios méritos.
Tal es el caso de Rocío Escalona esposa de José Mari Manzanares, Carolina Adriana Herrera (representante de Carolina Herrera en España) casada con Miguel Báez Litri, Rosario Domecq mujer de Julián López El Juli, Eva González quien fuera Miss España en el 2003 y ahora novia de Cayetano Rivera, la modelo Noelia Margotón esposa de Victor Puerto y entre otras, Paloma Cuevas quien le dio el sí a Enrique Ponce en 1996 en una boda magna.
Pero la realidad, no siempre ha sido tan bonita como el hecho de aparecer en las revistas del corazón en la sección de sociales.
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Una de las parejas mas comentadas -para bien y para mal- en la historia de la tauromaquia, ha sido la formada por el legendario diestro de Córdoba, el denominado cuarto califa del toreo, Manuel Rodríguez Manolete y la actriz Lupe Sino, con quien el diestro vivió un tórrido y controvertido romance.
Según cuentan tanto cronistas como periodistas, la relación amorosa de Manolete y Lupe Sino era demasiado libre, como para ser tolerada por aquella sociedad ultra conservadora de la época franquista.
Incluso permítame compartirle apreciable lector, hay quienes sugieren a través de lo que aseveran es una “leyenda urbana” -que bien podría ser real-, que la culminación del matrimonio entre el califa de Córdoba y la entonces bella actriz española, no se llevó a cabo por la muerte presumiblemente propiciada por una transfusión de sangre contaminada, misma que fue proporcionada por quien fuera amigo y albacea de Manolete. ¿Qué cómo fue y de quién hablo? Eso, es tema largo y obligado para otra ocasión.
La relación amorosa entre Lupe Sino y Manolete, en lo personal me llama mucho la atención. Por un lado, hay quienes a través de sus testimonios destrozan la imagen y memoria de la actriz, poniendo incluso en duda la inteligencia y cordura de quien ha sido uno de los mas grandes toreros de todos los tiempos.
Sin embargo, haciendo un análisis frío a la historia, encuentro por demás iluso pensar que un hombre que revolucionó el toreo y es a través de su legado uno de los máximos referentes de la tauromaquia moderna, pudiera no tener la capacidad de ver con claridad las aptitudes, defectos y virtudes de la mujer con quien decidió compartir su vida íntima.
Lo expuesto, con toda certeza podría ser el argumento para un melodrama serial de antología, así como tema medular de una acalorada tertulia en una mesa literaria entre historiadores, investigadores y apasionados taurinos.
Lupe Sino, la mujer detrás del torero mas grande de la historia, murió casi en la ignominia a la edad de 39 años el 13 de septiembre de 1959 en Madrid, España. Cuentan qué, en su casa ubicada en el paseo del Pintor Rosales, era frecuente verle por largo tiempo asomada en silencio desde los ventanales, desde donde miraba con nostalgia la emblemática Casa de Campo madrileña.
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