En Madrid… Vuelta al ruedo de Maxime Solera con exigentes Aguirres
Las Ventas. 18 de agosto de 2019. Novillada estival. Un cuarto de entrada. Novillos de Dolores Aguirre, de juego dispar, exigentes o con nobleza.
Mario Sotos: Silencio en ambos.
Maxime Solera: Saludos y vuelta al ruedo.
José María Hermosillo: Saludos tras aviso y silencio.
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El primero de la tarde fue para, Mario Sotos salió con brío y con poca fijación. En el caballo no se empleó con demasiada fuerza, y tampoco el tercio sobresalió por buenas maneras. Más tarde, en el desarrollo de la faena el animal mostró nobleza pero no humillación, por lo que el joven sólo pudo robarle muletazos sueltos las pocas veces que embestía con adecuación. Lo descabelló.
En el segundo de su lote pudo hacer más, ya que, tras derribar al caballo en la lidia, el animal comenzó a embestir con profundidad y algo más de clase. A pesar de ello, el novillero no pudo entenderse bien con el astado, y la faena poco a poco se fue viniendo abajo.
Maxime Solera recibió a un segundo al que se le notaba encastado desde los inicios. Fue fuerte en la lidia, y mostró ganas de pelea. En ocasiones desarrolló mal genio, pero en líneas generales embistió con bravura y casta para permitir a Solera lucirse a través de temple y aplomo. Lo sometió, y pudo emplearse en una faena en la que el toro mostró exigencia. Recibió saludos por parte del respetable.
El segundo de su lote fue más exigente aún que el anterior. Fue un buen novillo que apretó en el caballo con fijeza, y se mostró ávido en banderillas. Poco a poco el astado se fue viniendo arriba durante la actuación. Exigió colocación al novillero, y también que tuviera que tirar de oficio para llevárselo a donde quería.
El novillo arremetía por bajo, y la labor fue de hacérselo a su mano para desarrollar la mejor creación artística de la que fue capaz. El público lo reconoció y le pidió una oreja a la presidencia, pero la recompensa fue una vuelta al ruedo.
José María Hermosillo fue muy valiente en el lote. Con el tercero de la tarde, un novillo muy serio, se mostró capaz y con templanza. El astado arreó bien en la lidia, mostrando fuerza y sin desinflarse. En el tercio de faena el novillero se puso delante y entendió bien la condición del astado, del que supo administrar bien sus fuerzas. Lo entendió. En uno de los derrotes lo zarandeó, pero continuó su faena arriesgando menos. Fue una actuación meritoria.
El sexto y último, salió con mucha potencia, empujando en el caballo y siendo picado con fijeza, pero más tarde el novillo se fue viniendo a menos y no tuvo la casta necesaria. Hizo lo que pudo el joven, pero poco provecho pudo sacar del animal que no tenía condición.
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