Lo dice Pepe Mata… El dramático arte del toreo (Secuencia fotográfica)
El drama siempre será inherente en el arte del toreo cuando en el redondel aparezca el toro, incluso, hasta con los bobitoros que exigen los figurines, porque de tanto confiarse les pierden el respeto y vienen los consecuentes tropiezos; más aún crece este drama cuando el toro tiene casta, y esta es de la mala, lo que se le denomina el genio, se torna violento, áspero y su instinto busca herir a cada momento a la geografía corpórea del torero.
Esto ha ocurrido esta tarde, la sangre de, Román Collado, ha teñido de rojo la arena, el callejón y la enfermería, tras rubricar al tercero. El toro de Baltasar Ibán le ha cogido con evidente saña y, lamentablemente, con su cuerno derecho hirió la pierna derecha del valentísimo artista; justo, como nos muestran las magníficas imágenes de nuestra compañera, Muriel Feiner, en donde se detalla el drama vivido por este joven y apasionado torero de Valencia.
Un drama que duró 4 segundos aproximadamente, no obstante, para quienes hemos sido testigos en Las Ventas de este hecho, de este lamentable hecho, nos pareció que fueron un océano interminable de horas hasta que le vimos yacer en la arena, reaccionar de inmediato el propio Román, y presionar su herida para que no soltara más sangre y entrara en shock.
El toro era complicado, un manso con genio al que le extrajo algunos pases -no podían haber más- de sumo mérito. Cuando decidió poner punto final, ahí vino a la hora del encuentro la grave, muy grave, gravísima cornada.
Por el momento, ya se encuentra en el hospital de los toreros, de los buenos y valientes toreros, en donde se le estará vigilando permanentemente para superar este nuevo ingreso hospitalario.
Y, mientras la intervención quirúrgica se estaba practicando, salió el cuarto toro de la tarde, otro manso, al que se le impuso en tres series con la derecha, Curro Díaz, tras aparecer, el mando, el temple y la armonía.
En verdad han sido tres series de extrema belleza, aguantando hasta lo indecible, y pareció para algunos que el toro fue bueno; cuando en la realidad, el torero, el artista, el gran Curro Díaz, era quien había conseguido someterlo y por ello, lo pasó con su luminoso arte por esas tres series con la mano diestra, no sin aguantar los hachazos con la mano zurda con estoicididad.
Pepe Moral y el arte que le acompañó, no fue su tarde, porque simplemente, no tuvo toros para la creación.
Al final pensábamos, convivió nuevamente el drama con el arte del toreo, y si bien ha cortado merecida oreja por la voluntad a raudales de Román Collado, a quien deseamos ya su pronto reencuentro con los ruedos; también ha lucido, Curro Díaz, otro trofeo, merced a su luminoso arte.
Sin embargo, así son las cosas del…
… dramático arte del toreo.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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