En Madrid… Mansedumbre a raudales, aburrimiento desorbitado

23 mayo 2019 Diego Estévez

Las Ventas. 23 de mayo de 2019. Décimo festejo de abono. Casi lleno. Toros de Jandilla y Vegahermosa (5º). Mansos, sin clase, y descastados. De juego dispar, y con algo de genio y peligro.

Sebastián Castella: Palmas y silencio.

Emilio de Justo: Silencio y silencio.

Ángel Téllez, que confirmaba: Silencio y silencio.

Detalles:

Los toros lucieron divisa negra en señal de duelo por la muerte de Fernando Domecq Solís.

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Salió el primero del lote de Téllez, que conformaba alternativa, alto de sienes, bronco y con genio. Lo demostró en el caballo en su primera puya, donde se revolvió como caballo sin domar. No apretó con decisión, y quedó retratado su poco empuje. También lo dejó claro en el tercio de banderillas, cuando se quejó y ejecutó saltos sin control, como dando coces cuál astado de rodeo. A Ángel Téllez, por confirmar alternativa, le fue cedida la muerte del primero, y comenzó su faena sin mucha conexión, citando al astado con la diestra pero sin obtener de él un cuajo en condiciones. Con un genio del malo, el toro se metía por dentro, buscando el cuerpo de Téllez, quien no cejó en su empeño, e intentó darle naturales en los terrenos del 2. Al segundo muletazo el toro se paraba, y con apenas clase en su embestida, unido al hecho de que Téllez toreó fuera de cacho en gran medida, no brilló este primer compás de la tarde.

El cierraplaza arreó con esmero en la primera puya, empujando en el peto con fuerza, pero no de igual manera que en la segunda, en donde se estrelló y no dio signos de casta. Soberbio fue el quite por parte de Téllez, que dio pie a un tercio de banderillas desordenado y poco vistoso. Téllez espero al toro rodillas en tierra y en los medios para comenzar su faena al último. Hubo momentos de peligro durante toda su actuación, y poca torería, poco pase bien dado, y poco entendimiento con el astado. La gente estaba ya o aburrida, o en sus casas, y el diestro para nada obtuvo buen fin con el castaño de Jandilla.

El segundo de la tarde fue para Sebastián Castella, quien lo paró con temple en sus primeras broncas arrancadas. Cumplió el astado en la primera puya, pero en la segunda fue picado de modo desastroso, provocándole una hemorragia a borbotones. También fue presto en banderillas, donde contribuyó a desarrollar un tercio fluido. Comenzó doblándose Castella en los terrenos del 8 cambiándose de la derecha a la izquierda en un breve lapso de tiempo. Lo citó más tarde desde media distancia colocándose en los medios, para darle pases con la verticalidad y templanza propias del francés. Lo sometió y enseñó a embestir, consiguiendo una tanda en redondo muy ajustada, con la mano derecha. En el mismo lugar se cambió al natural, pecando ligeramente de meterse demasiado en el terreno del toro, haciendo que el toro perdiera inercia a la hora de embestir, y por ende, de conseguir una ligazón fluida. Fue perdiendo lo que había ganado en los primeros momentos, perdiendo ese calor del respetable, y cada ves entendiéndose menos con el toro. Estocada casi entera Justo antes de escuchar el primer aviso.

El cuarto del encierro, y segundo del lote de Castella, acudió tres veces al caballo, dos de ellas empotrándose, y sin emplearse demasiado. Rapidísimo fue el tercio de banderillas, sin pena ni gloria por parte de ninguno de los subalternos. Tras brindar a todo el público de Madrid, comenzó en el centro de la plaza como habitúa, esperándolo de largo, y cambiándolo para pasarlo pos sus espaldas. Se fue ganando al público poco a poco a base de eternos pases de pecho y naturales y derechazos bien templados y medidos. Conectó, e hizo conectar, pero duró poco porque conforme pasaba el tiempo, se iba alejando del ambiente más cercano al astado, eliminando así toda posibilidad de que se cruzase y ligase las tandas. Finalizó muy cuesta arriba,

Emilio de Justo toreó en Segundo lugar, recibiendo a un toro descastado y despistado de salida. Cumplió en varas, pero lo mejor de la lidia fueron los pares que propinó Morenito de Arles, por lo que fue ovacionado y saludó enfundado en su precioso vestido gris y plata. En los medios empezó De Justo con muleta en su mano derecha, arrimándose como es propio en él, e intentando cambiarse al natural con prontitud. Con solvencia toreó por esa mano, ligando tandas de acuerdo a la condición del toro, y sacando de él algunos pases en redondo bien cuajados. Así de firme fue su continuación, conectando cada vez más con el público, y metiéndose al toro en el bolsillo con naturalidad. Muy dentro de metió el diestro, con torería, e intentando hacer brillar a un animalito que de bravo tenía bien poco. No termino de romper la faena, y pinchó repetidas ocasiones.

El quinto, reservón y con querencia, no puso apenas empeño en arrear al caballo. La lidia fue ordenada, y no puso dificultades a la hora de ser banderilleado. El diestro lo llevó a los medios para dar comienzo a su faena de muleta, en la que al principio no conectó demasiado, y no se entendió de la mejor manera con el cornúpeta. La emoción faltó en el ruedo debido a la mala condición del toro, y la corta embestida que poseía. De Justo hizo lo que pudo, pero no hubo de donde sacar. La estocada, dentro de lo que cabe, fue de lo poco bueno de su comparecencia.

Se ha visto hoy una tarde densa y pesada en el ruedo venteño, ya que los toros no han dado la talla para nada, y no han tenido condiciones adecuadas para alumbrar faenas cuajadas y de éxito. No hubo emoción apenas, y siempre los toreros tuvieron que buscar las vueltas para sacar, al menos, una tanda de cada uno de sus toros. Una tarde más, en la que Ángel Téllez confirmaba su alternativa, pero que no llegó al listón mínimo de calidad en su conjunto. Seguimos en San Isidro, aún puede pasar de todo. ¡Viva la Fiesta!

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