En Madrid… Poca bravura en una tarde de viento
Las Ventas. 17 de mayo de 2019. Cuarto Festejo de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de El Tajo (1º, 4º, 5º y 6º) y La Reina (2º y 3º); un sobrero de Torrealta (2º bis) y otro de Montealto (3º bis).
Joselito Adame: Silencio y silencio.
Román: Vuelta al ruedo tras aviso y silencio.
Álvaro Lorenzo: Silencio y ovación.
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Joselito Adame recibió al primero de la tarde, un toro con noblote pero sin demasiada transmisión. Lo recibió al capote con torería a la verónica. Lo fue sacando hacia los medios, donde remató. Ya en la puya mostró su debilidad, dejando claro que como no se le conservase un poco iba a terminar pronto la faena. Aprovechó Román para un quite por tafalleras. Lo trató con cuidado el mexicano, dejando tandas por el derecho pero sin bajar la mano. Todo con suavidad para no perder al toro. Aún así poco pudo hacer y ni en la corta distancia fue capaz de elaborar la faena. Por el pitón izquierdo dijo poco. Ante las críticas del tendido decidió tomar el acero para poner fin.
El segundo de su lote fue un toro de huidizo comportamiento. Salió suelto en la salida y no arreó con prontitud ni fuerza en el caballo, más bien, quiso escaparse. La actitud del animal en la faena fue muy parecida a la de sus hermanos, es decir, cabeceó y se revolvía cuando terminaba el diestro cada pase. Quizá Adame fue, de la terna, el que más intentó sacar provecho. Pero el toro era impredecible, y no acometía por bajo. Lo despachó con prontitud cuando ya no podía darle más opciones. Recibió el silencio.
Román, que toreaba en segundo lugar, recibió a un toro que fue devuelto por su poca fuerza mostrada en un caída estrepitosa. Se corrió turno, y salió uno de Torrealta que acudió al peto estrellándose, y sin fuerza en el segundo puyazo. Sin pena ni gloria pasó por el tercio de banderillas, para dar lugar a una faena de muleta en la que Román entendió bien la condición del toro. Cuando este rebrincaba, Román le acortaba las distancias, y cuando se disponía a intentar la ligazón en los pases, el toro cabeceaba. Por ello el diestro tuvo que encontrar el sitio justo. Fue de mérito perseverar con el toro para poder extraer petróleo de él, y por ello el tendido lo agradeció pidiendo la oreja para él, tras una estocada que no fue del todo buena, pero eficaz para dar muerte al animal. Le sonó el primer aviso, y la oreja finalmente no le fue concedida.
Tuvo buena salida el quinto de la tarde, para Román. Con garra tomó el capote. En la faena dejó las distancias oportunas para sacar derechazos en redondo de buen gusto. Todo fue yendo a peor debido a la dificultad en ligar muletazos. Fueron por separado de buen gusto pero a partir del tercer muletazo se convertía en imposible. Todo quedó en el silencio de la plaza.
El tercero, ya flojo de salida, fue para Álvaro Lorenzo. No estuvo mal con el capote sin embargo tras las puyas cayó al albero hasta en dos ocasiones. El público protestó y el presidente sacó el pañuelo verde.
El sombrero fue de Montealto, al que recibió con torería en el capote. Mostró cierta mansedumbre a la hora de acudir al caballo y posteriormente con los trastos. Parecía que no quería saber nada de la lidia. No fue nada fácil para el toledano, ya que un toro así de manso solo busca la defensa mediante el cabeceo. Probó por ambos pitones pero poco pudo hacer, ya que se quedaba la embestida a medio camino. Decidió tomar la espada y concluir.
El sexto y último de la tarde fue el mejor del encierro. Lo dejo patente en los tercios de la lidia por su forma de embestir y su clase al acudir al embroque. En el caballo empujó con fuerza por lo eu se creó expectación en el tendido. Comenzó Álvaro Lorenzo su faena con una actitud de llevárselo a los medios dándole la distancia oportuna con la mano derecha. Consiguió la ligazón por ese mismo pitón en unas tandas sublimes pero al natural, a pesar de la buena condición no se vio la misma calidad que anteriormente. Fue lo mejor que se vio en la tarde. La poca fortuna con los aceros hizo que no recogiera trofeo.
La tarde de hoy ha teñido momentos de todo tipo. Por un lado, la condición dispar de los toros ha llevado a momentos de poco interés en el tendido mientras que algunos toros, en especial el sexto han dejado matices de calidad y bravura en su embestida. Nos vamos de la plaza con un sabor agridulce dado que en el redondel venteño siempre se espera algo más. ¡Viva la Fiesta!
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