En Aguascalientes… Estilo, garra y deseo, aunque sin premios en la San Marcos
Otro lleno total en la Plaza San Marcos de Aguascalientes, tercera novillada de la temporada. Se lidiaron cinco novillos de Huichapan que fueron complicados. Uno de Enrique Fraga, débil sin las condiciones para el triunfo.
José Miguel Arellano: Al tercio y leves palmas.
Roberto Román: Leves palmas y al tercio.
Juan Pedro Llaguno: Palmas en ambos.
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La tarde sanmarqueña fue interesante, a pesar de que no se cortaron las orejas el estilo, la garra y el deseo fueron las características que definieron a los tres espadas.
Tiene estilo, se llama José Miguel Arellano y es de Aguascalientes. Este joven hidrocálido se enfrentó al primero de la tarde, un novillo que tornó un tanto complicado con el que tuvo una actuación que gustó a sus paisanos, Arellano comenzó su labor muleteril por alto, vertical y sereno sacándolo a los medios.
Mientras el novillo reculaba y rascaba la arena, el torero tenía argumentos en su muleta para quedarse en la cara y sacarle los pases. Finalmente se aquerenció y embistió a media altura, por derecha, sin apresurarse y descifrando la ecuación.
Por naturales sin aporte alguno. Se le escapó el trofeo por su mal manejo de la espada, para culminar lo hecho con las palmas de la afición.
Cuando el segundo de su lote saltó a la arena, los aplausos por su bella presencia no se hicieron esperar. Luego de las dos varas, Roberto Román hizo válido su turno y eligió las chicuelinas, llegó entonces la réplica de Arellano con el mismo quite poniéndole sabor.
De muleta Arellano comenzó estoico dándole salida por alto, esperanzando a la afición. Insistente ante las embestidas descompuestas, queriendo agradar, hasta que el novillo le prendió por la pierna izquierda protagonizando escena de susto, en la arena hizo por él levantándolo por los aires sin que la sangre llegara al río.
Regresó a la cara del astado con decisión para tirarse a matar, labor que tendrá que practicar una y mil veces porque anda pésimo con el acero. El público le otorgó leves palmas.
Roberto Román es garra torera, el joven nacido en esta tierra es bien conocido por sus paisanos quienes le esperaban con ánimo de triunfo. Valiente estuvo en el segundo de su lote, variado en quites y con la muleta firme con los doblones de tercios a medios. Por derecha aguantando las embestidas difíciles, el molinete y otra vez a la carga, a sopesar con las malas embestidas de un burel que pegaba arreones. El joven acortó las distancias entre su la taleguilla y los pitones, cambiándose la muleta al lado izquierdo, voluntarioso.
Por derecha le logró tandas en redondo sin quitarle la muleta de la cara para así tirar de él y emocionar al tendido. Posterior a eso la labor decreció, más desarmes, la afición llegó a desesperarse, por la izquierda alargando la labor ya sin estructura. Manoletinas para culminar, se tiró a matar sin fortuna hasta escuchar un aviso. La afición lo invitó a saludar en el tercio.
Con su primero sólo voluntades antes la débil embestida del astado, lo despachó pronto y se fue entre leves palmas.
Deseos de triunfo, la descripción de la tarde de hoy en la San Marcos de Juan Pablo Llaguno. Aunque con el primero de su lote estuvo entregado, el de la ganadería de Enrique Fraga francamente no dio opciones; débil, soso y sin nada que portar. Llaguno quiso, pero ante las condiciones no se pudo. Palmas por su disposición.
Con el cierra plaza el joven Llaguno consiguió momentos intensos. Lo saludó con dos largas afaroladas a la vera de las tablas, luego de pie no se acomodó del todo con el percal. Donde sí lo hizo merecedor de las palmas fue en banderillas, primero dejando un cuarteo por derecha en todo lo alto, y llegó el segundo par, subido al estribo, salió de tablas para en los tercios realizar un quiebro en la cara el astado y dejar un par espectacular que hizo rugir a la San Marcos.
Otro más en lo alto y en el aire se olfateaba el triunfo. Pero la emoción se perdió luego de que tomó la muleta y se pasó por delante a un astado de medias embestidas, débil y soso. Llaguno en plan de recuperar la expectativa se afanó en torear para la grada, pendiente de la música, haciendo desplantes rodilla en tierra que no emitieron finura. Voluntarioso y no había más material para confeccionar ilusiones. Otro que anduvo equivocado con la espada y todo finalmente se cerró con palmas.
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