En la Opinión de Pepe Mata… A la Monumental México, le urgen auténticos héroes
El sentir del común denominador de los taurinautas mexicanos, está en devolverle la esencia al arte del toreo, no sólo a la Monumental México, sino a todas las plazas de la geografía taurina mexicana que se han visto afectadas por las miserias taurinas con las que deambulan los figurines.
Devolverle ese acto de imponente heroicidad que conduzca a la sublime creación, a través de enfrentar el toro auténtico -bravo y encastado- para el torero de verdad.
Ese torero que primero por el poder que otorga el valor al aguante apoyado en la impecable técnica, es el héroe que enfrenta y domeña a la encastada bravura; y tras este acto, sustentado por el poder del sentimiento, se transfigura en artista para la luminosa creación.
Esa verdad inobjetable con la que este año han impactado en una revolución de 40 días que comenzó, Octavio Chacón, quien tras 14 años de marginación, exclamó el grito de libertad y conquistó el reconocimiento, no sólo del público europeo, sino merced a la globalización que produce el internet, al mundo…
… globalización a la que no se puede sustraer la Fiesta.
A, Octavio, le siguieron, Emilio de Justo, Javier Cortés, Pepe Moral, y más toreros quienes han sido discriminados, por las inadmisibles imposiciones de un sistema obsoleto, arcaico e inoperante, que han impuesto las miserias taurinas de figurines que ya es necesario se aparten de la Tauromaquia.
A estos portentosos toreros, se unió en Bilbao, tras gloriosa participación, Diego Urdiales, quien había ya brillado, pero por convertirse en una amenaza para la comodidad de los figurines, encendieron sus malsanas alarmas y fue postergado hasta sólo torear cinco festejos este 2018.
Octavio, ha ido sumando contundentes triunfos, sólidas puertas grandes y este domingo 7 de Octubre, de no haber sido porque el segundo que le correspondió de la mansada de Fuente Ymbro, fue un burel que huyó hasta de su sombra, habría conquistado la gloria de la puerta grande; ya que a su primero, un toro con genio, con violencia, estuvo firme y convincente, arrancándole una oreja con todo merecimiento, merced a su apasionada entrega.
Quien sí la consiguió fue, Diego Urdiales, quien se impuso a dos toros mansos con genio, y les extrajo faena ejemplar, digna cátedra de un auténtico maestro, ofreció una luminosa lección de bien torear; y reitero, no fue coincidencia, ese prodigio de bien torear lo atesora, Diego, desde siempre, de ahí que fuera postergado por el sistema.
Emilio de Justo, el caso de otro torero con 10 años de lucha continua y consistente, pero al que tampoco le dejaban salir. Este año en la revolución que se gestó, está haciendo brillar su tauromaquia con creaciones contundentes, hasta rebasar el umbral de la puerta grande del coso titular del mundo, con pleno sustento.
Situación de misma lucha sin cortapisas, que ha vivido, Javier Cortés, quien en la propia monumental venteña, dejó faenas de solidez.
Pepe Moral, artista sevillano, que no lo anda diciendo, lo demuestra cada vez que está en un redondel, pero como afecta a quien con prominente geografía corpórea se ha proclamado artista sin sustento, también, Pepe Moral, ha sido víctima de la postergación.
Y así como estos luminosos artistas del toreo, hay más, por sólo decir algunos nombres, Javier y Borja Jiménez, Álvaro Lorenzo, Román, en fin, quienes confrontándolos con toreros mexicanos, con jóvenes toreros mexicanos, que brillaron en España y Francia, y que por azares del destino están cayendo en el irremediable arroyo del olvido, pueden provocar su despertar consecuencia de una real confrontación y, esto regalaría por consecuencia necesaria, una gran Temporada Grande.
Una Temporada Grande de la revolución hacia la necesaria renovación.
La palabra la tienen los señores de la Monumental Plaza de Toros México, quienes pueden ser los hacedores de un cambio para un notable y necesario bien para la tauromaquia mexicana…
… un cambio tan necesario, en un momento que la propia historia les pone en la mesa, todo, absolutamente todo para conquistar el triunfo, y que hace a un lado a las miserias taurinas, que ya nadie quiere ni ver ni oler, porque han hecho un daño casi demoledor al arte del toreo.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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