José Luis Galloso volvió a Vera 35 años después de torear la última corrida de la anterior etapa de su centenaria plaza

21 septiembre 2018 Miguel Ángel Yáñez

Vera es un ejemplo de amor a la Fiesta de los Toros, proclamó Galloso en el VII Pregón Taurino de la ciudad almeriense.

Figura del toreo en los veinticinco años que estuvo en activo como diestro de alternativa, cuyo máximo esplendor alcanzó en la década de los setenta y primera parte de los ochenta, José Luis Galloso demostró también anoche en Vera que es un maestro de la palabra por el emotivo, documentado y elocuente Pregón Taurino que pronunció en el mismo ruedo donde hizo el paseíllo el 24 de septiembre de 1983, en la última corrida que tuvo lugar allí antes de la profunda remodelación de este centenario coso, inaugurado en 1879.

El torero portuense, triunfador en aquella notable efemérides de la historia de la Plaza, evocó el nombre del espada que estoqueó el primer toro en el mismo recinto hace ahora 139 años – la Plaza de Vera es la más antigua de la provincia de Almería, incluida la capital-, Gonzalo Mora, con quien guarda relación de paisanaje, ya que era hijo de un sastre de toreros, que, aunque afincado en Madrid, había nacido y residió durante mucho tiempo en El Puerto de Santa María.

Y además de ésta y otras notables connotaciones históricas, algunas de las cuales tienen el respaldo de documentos que prueban la celebración de festejos con toros en Vera en el siglo XVI, el pregonero se detuvo en los encantos actuales que luce la Plaza y toda la ciudad y comarca por su creciente y pujante espíritu taurino.

Vera es un ejemplo de amor a la Fiesta de los Toros, proclamó Galloso en el Pregón Taurino que cumple su VII edición, insistiendo en la labor que lleva a cabo la afición a través del Foro Cultural y Taurino, una loable, muy culta y noble tarea complementaria a la inquietud que desarrolla también en este sentido el sector oficial.

Porque como viene diciendo el periodista Juan Miguel Núñez, presentador del acto, en Vera en cuestión de toros no hay nada difícil, y mucho menos imposible. A la vista está, con este espléndido recinto rescatado en su dia de la picota demoledora que no entiende de cultura ni de historia, una Plaza que ahora desde hace veintiun años alberga una admirable actividad, enfatizó Galloso recordando la programación de las dos corridas anunciadas para este fin de semana.

Me ha encantado venir de nuevo a Vera para volver a enamorarme del estilo taurino que tiene. Una ciudad que crece en todos los sectores con una gran proyección de futuro y donde cuenta mucho lo taurino, dijo el pregonero.

Y acerca de su vida profesional habló de “la enorme responsabilidad” que sintió siempre en la competencia que mantuvo con las máximas figuras de su tiempo, desde los más veteranos entonces como Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Manolo Vázquez, Ordóñez, El Cordobés, Camino, Puerta, Viti, Antoñete, Paula…, recordando igualmente a paisanos suyos cercanos de la talla de Mondeño, Limeño, Jerezano y Emilio Oliva, para terminar citando a los de su generación, entre otros, Paquirri, Teruel, Palomo, Capea, Manzanares, Ortega Cano, Roberto Domínguez, Ruiz Miguel, Robles, Muñoz, Ojeda, Espartaco, José Luis Parada y Marismeño. Una amplia relación de magníficos toreros, sentenció.

En una reflexión sobre el momento actual de “la Fiesta” pidió más imaginación para motivar al público, sobre todo a los jóvenes, que deben volver a las plazas si queremos asegurar la continuidad. Y lo digo como lo pienso, con toda mi alma. Pues ha sido y es el toreo parte fundamental de mi existencia.

Galloso finalizó con los vivas de ritual al toreo, a la ciudad de Vera y a San Cleofás, su Patrón, por el que se celebran las Fiestas.

El acto estuvo ilustrado antes y después de la intervención del pregonero por la Rondalla Sol y Luna de Vera y la Unión Musical Ben-Beder de Bédar y Los Gallardos. Una velada de mucha altura.

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