En Nîmes… Matinal triunfal Puerta de los Cónsules par Juan Bautista y Castella cortando un rabo

16 septiembre 2018 Philippe Gil Mir

Coliseo de Nîmes (Francia). Domingo 16 de septiembre de 2018. En horario matinal. Cuarta de feria de la Vendimia. Se han lidiado toros de Carmen Lorenzo (1º), El Capea (4º), para rejones, y cuatro de Núñez del Cuvillo para la lidia ordinaria, manejables y colaboradores con clase. El 6º, premiado con la vuelta al ruedo. Casi lleno.

Lea Vicens: Oreja y oreja.

Juan Bautista: Dos orejas y dos orejas tras aviso.

Sebastián Castella: Dos orejas y dos orejas y rabo tras aviso.

Detalles:

Justo cuando se finalizó el paseíllo, sonó el himno francés “La Marseillese” que el público canto al compás. (siendo la terna de esta manital un cartel de figuras franceses.

Tras el paseíllo el alcalde de Nimes Jean Paul Fournier y su teniente alcalde del Ayuntamiento Frederic Pastor entregaron al diestro de Arles Juan Bautista un reconocimiento en nombre de la ciudad de Nimes a toda su trayectoria profesional en la despedida del francés de este coliseo.

Tras banderillear el sexto, se desmonteró Rafael Viotti.

El 6º, jabonero, Encumbrado de nombre,herrado con el número 169, de 535 kg de peso, nacido en 09/2013 fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

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El primero de la mañana fue para la rejoneadora Lea Vicens que tuvo que lidiar un ejemplar de Carmen Lorenzo muy distraído en sus inicios en el ruedo antes de ser más colaborador en el transcurso de la lidia. Demostrando una técnica apreciable y un hermoso sentido del templo, la nimeña se entregó con un conjunto agradable, clavando las banderillas con brío y precisión. Mató con un rejón de muerte eficaz. Se le concedió una oreja.

El cuarto con el hierro de El Capea, de la misma casa ganadera salió con un comportamiento de manso, similar al primer oponente de la amazona. Delante de su oponente sin un gran motor, Lea firmó una actuación con altibajos, alternando posturas precisas y lúdicas, pero con una colocación incómoda. Remató con las banderillas cortas siendo eficaz antes de un rejón de muerte trasero con un golpe de verduguillo. Sin mayoría en los tendidos, el palco presidencial le otorgó un trofeo exagerado, que fue protestado por una parte del público.

Juan Bautista recibió una cálida ovación ante la salida de su primer Cuvillo. Luego lo ligó con gran inteligencia antes de conducirlo al peto de la cabalgadura sin gran historia. El diestro de Arlés intercaló este primer tercio con un quite por chicuelinas ajustadas, que levantaron los aplausos en los tendidos. En la muleta, el cornúpeta fue noble, pero sin demasiadas fuerza o transmisión. Lo lidió a media altura, encontrando instantáneamente el sitio correcto y el buen ritmo, Juan Bautista hizo que la faena fue a más, con muletazos en ambos pitones con dominación y de buen gusto. Dejó tirado en el ruedo su ayuda, ligó muletazos de gran calidad con temple que alcanzaron los mejores momentos con la mano zurda, unos naturales de gran factura. Remató su obra en terreno de cercanías con su estilo propio, basado en redondos y un sabroso cambio de mano, impactando aún más en los tendidos ya en su bolsillo. Mató recibiendo, pero cayó un tanto desprendida. Recibió el doble trofeo.

El segundo de Juan Bautista no mostró nada interesante con el capote antes de tomar dos varas bien colocada. Frente a un animal sin gran interés, Juan Bautista gracia a su gran técnica y oficio, logró extraer lo mejor de este astado, construyendo así un trasteo de interés, poderoso y variado. En el pitón derecho, dibujó varios pasajes relajados, templados, y sobre todo alcanzo lo mejor con la zurda. Remató su trasteo con Bernardinas ajustadas y mató de un metisaca al encuentro y una entera en lo alto de efecto fulminante. El público pidió con fuerza los trofeos y el palco presidencial volvió a sacar los dos pañuelos.

Sébastian Castella también recibió una gran ovación antes de su primera comparecencia con el de Cuvillo. Su enemigo tomó dos varas, agregando a ellas, otra al relance. Inició una faena de calidad con doblones, una rodilla en tierra, llevando así a su oponente de las tablas hasta el centro del ruedo con decisión y disposición. Aprovechando las embestidas nobles de su Cuvillo, el diestro de Béziers no quiso dejar pasar este buen toro que aprovecho en varias tandas con la diestra, fueron armoniosas llegando a templarlo. Con la mano izquierda, también bibujo buenas tandas con precisión en los toques con una plasticidad muy sabrosa. Remató su trasteo con varios adornos. Llegó la rúbrica, una espada entera algo caidita que también fue premiado con los apéndices.

El último de la mañana fue un jabonero de buena presentación, ovacionado a su salida. Castella lo recibió con un florecido capotero antes de rozar una posible tragedia tropezando frente al astado. Milagrosamente, el Cuvillo resulto más interesado por el capote y no en el diestro tirado en el ruedo. En el tercio de varas, el astado tomó dos varas en bravo antes de ver a Rafael Viotti lucirse con sus dos pares de categorías, el segundo en el límite de la cogida. Inició el último tercio con pases cambiados en el centro, seguido de muletazos llenos de estoicismo muy en el estilo de su firma. Aprovechando las pocas fuerzas de su toro, pero con mucha nobleza, el protegido de Simón Casas pudo desarrollar su tauromaquia, llevando a su oponente en cadas tandas de gran factura, firmes que impactaron en el público. Mientras su astado bajó el tono, Castella tuvo el mérito de darle intensidad a su obra, logrando un final entre los pitones, lleno de poder y compromiso, haciendo levantar el respetable de sus asientos. Mató de un estoconazo algo trasero lo que hizo tardar el toro en echarse. Todos los tendidos pidieron con fuerza los máximos trofeos y el palco otorgó dos orejas y rabo con un pañuelo azul para el jabonero.

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