En Madrid… Alejandro Fermín y Pablo Mora: actitud y temple

06 julio 2018 Pablo Bielsa

Las Ventas, 6 de julio de 2018. Primera novillada nocturna de la temporada. Un cuarto de plaza. Novillos Guadajira. Los novillos fueron tuvieron transmisión y dieron juego sobre todo el segundo y el sexto. El cuarto dejó detalles de bravura.

Jesús Chover: Silencio y silencio.

Alejandro Fermín: Vuelta al ruedo tras aviso y ovación.

Pablo Mora: Silencio y vuelta al ruedo.

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El primero de la noche, para Jesús Chover, tuvo calidad y fuerza desde los inicios. Repitió en el capote y tuvo fijeza. No mostró dificultades en la lidia, pero faltó algo de conexión con el tendido. A pesar de ello, el novillo fue bravo y encantado y el público lo supo reconocer. Se templó en la faena el joven, para dejar pases de calidad durante el desarrollo del tercio. No se rajó el astado, y la pena fue el fallo con la espada. Ovación para el toro.

Con movimiento salió el cuarto de la noche para Jesús Chover. Echó las rodillas al albero desde el tercio para darle la bienvenida con una larga cambiada. No pudo continuar ya que se vio superado por el animal teniendo así que retirarse de los pitones. La embestida fue complicada, reflejado así sobre todo en la muleta. Lo intentó el novillero pero faltó profundidad. El tendido se cansó debido a la falta de colocación. Todo concluyó con el silencio.

Alejandro Fermín recibió al segundo de la tarde rodilla en tierra en el tercio con una larga cambiada. Tuvo celo en el capote y en el peto del équido. Yelco Álvarez demostró con una gran actuación la importancia de una buena lidia, en concreto durante el tercio de banderillas. La faena tuvo mucha importancia, yendo la emoción a más. Lo consiguió dominar para torearlo cerca al astado. Con una serie al natural puso al tendido asistente en pie. Alargó quizás demasiado la faena escuchando un aviso. La colocación de la estocada no fue buena lo que le hizo perder el trofeo quedándose así en vuelta al ruedo.

El quinto de la tarde, para Fermin, fue el más redondo y cuajado, ya que se entendió bien con el novillero, y tras una lidia desarrollada de forma correcta, se vio que había materia prima. Equilibró la faena el novillero, para dejar pases por ambas manos con calidad exquisita y temple. Al natural nuevamente se lució sobremanera, ya que al bajarle la mano, el toro respondió y tuvo celo. Por la mano derecha embistió con mucha clase, y ayudó a que el cómputo de la faena fuera de categoría. El fallo con la espada le privó del trofeo que, por derecho, le habría correspondido.

Pablo Mora recibió a un tercero que salió suelto y con ganas de pelear en el tercio de varas, donde apretó con fuerza. Mostró por su parte movilidad en banderillas, aunque poco a poco se fue viniendo abajo. Se enceló poco en la muleta, y sin raza acometía al engaño. No se entendió bien Mora con el astado, y al no conectar, resultó imposible el triunfo ya que no consiguió entender la embestida del astado. Le exigió demasiado para la condición que tenía el novillo, por lo que la faena quedó emborronada.

Por faroles recibió con el capote Pablo Mora al sexto y último de la noche. El joven novillero mostró su buen hacer y quietud en todos los momentos de la lidia. El animal tuvo tranco, lo que se mezcló con el temple impuesto Mora. Dibujó muletazos de gran gusto, bien ligados para tener a los asistentes encima de la faena, sin perder la atención, a pesar de las horas. La estocada no estuvo bien colocada rematando la noche con una vuelta al ruedo.

En conclusión, la primera noche de verano de toros en Madrid. Un concepto diversidad de opiniones pero desde luego que interesante por su peculiaridad y singularidad. No se han cortado trofeos pero el tendido ha visto detalles de entrega apasionada por parte del sector juvenil tauromáquico. Apoyemos esta juventud que tanta falta hace en el presente para garantizar que en el futuro sigamos volviendo a casa diciendo: “He estado en los toros”.

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