En Madrid… Robleño y Bolívar dejaron detalles toreros

05 junio 2018 Pablo Bielsa

Las Ventas, 5 de junio de 2018. Vigésimo noveno de la Feria de San Isidro. Más de media entrada. Toros de José Escolar. Desiguales en presentación, alguno con aspecto anovillado. A destacar el segundo y sexto, que tuvieron nobleza y profundidad en la embestida.

Rafaelillo: Silencio en ambos.
Fernando Robleño: Ovación tras aviso y silencio.
Luis Bolívar: Silencio y ovación tras dos avisos.

Detalles:

Se desmonteraron Miguel Martín y Fernando Sánchez en banderillas.

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Rafaelillo recibió a un primero de la tarde que salió encelado en el capote. El toro humilló en el caballo. Lo vio pronto el torero, por lo que comenzó la faena por abajo doblándose con el animal en las tablas. El toro demostró que cuando se colocaba bien el torero, acudía bien a la muleta. Éste no termino de encontrarse ya que el astado se quedaba a medio camino aprendiendo feamente de los movimientos del diestro. Decidió tomar la espada para propiciar dos pinchazos.

Salió el cuarto para Rafaelillo. Pocas opciones tuvo para transmitir a un tendido que cada vez se encontraba más mosqueado con la tarde. No fue su tarde tampoco, no encontrándose cómodo delante de los pitones. Tomo pronto la espada pinchando en una ocasión.

El Segundo fue para Fernando Robleño. Salió con un comportamiento más soso, sobre todo en el caballo donde se quedaba sin pelear. No hubo demasiada predisposición por parte de los banderilleros para colocar las banderillas de manera correcta y la faena comenzó con tres palos sobre el animal. Se entregó con la muleta el torero, sabiéndolo lidiar y colocarse como es debido. Consiguió unos pases de mucha clase al natural. El astado fue a menos quedándose quiero en las últimas series. Escuchó el primer aviso mientras daba unos muletazos sueltos de gran profundidad.

Fernando Robleño recibió al quinto de la tarde, un toro de aspecto anovillado pero que metió la cara en el capote. Se durmió en el peto del équido. Manseó y escarbó mucho en banderillas. Tuvo gran complejidad los muletazos que con cuentagotas le sacaba el torero ya que calamocheó. Puso de su parte Robleño pero el toro no dio opciones. Tomó la espada para dejar una estocada algo caída y delantera. Mató al cuarto descabello.

Era el turno de Luis Bolívar para recibir al tercero de la tarde, un toro que en el capote buscó la puerta de toriles. Se estrelló en el peto picándole en exceso. Gran labor de los subalternos en banderillas. Comenzó la faena y el viento empezó a hacerse presente. Faltó ligazón en los muletazos que dibujaba con gusto al natural. Esto hizo que la transmisión al tendido fuese muy escasa. La gente se cansó y empezó a silbar. La estocada la dejo tendida aunque fue suficiente para dar muerte al animal.

Con estilo y bien hacer recibió con el capote Luis Bolívar al sexto y último de la tarde. Lo dejó en largo para lucirlo en la suerte de varas, en la que el Félix Majada lo citó de buenas maneras recibiendo así ovación. Recibieron ovación los dos banderilleros Miguel Martín y Fernando Sánchez, que junto con el excelente bregador hicieron que el tendido volviese a creer el resto de suertes de la tauromaquia. Brindó al público. Se calló el coso, entregado con la causa. Muy buena tanda le dio al natural. Volvió a colocarse para darle otra buena serie por el izquierdo. Supo dar los tiempos adecuados para el descanso de la res. No terminó de encontrarse por lo que tomó los aceros. Se tiró con torería para colocar la espada bien arriba.

En general, una tarde en la que se vieron detalles de ciertos toros encastados a los que les supieron torear Fernando Robleño y Luis Bolívar. Sin embargo fueron simples detalles cuando la tarde podría haber sido algo más. Rafaelillo pudo haber toreado mejor, entendiendo más al astado sin castigarle tanto. Por otra parte, el tendido volvió a disfrutar de un buen tercio de varas en la lidia del sexto. Sigamos apoyando la importancia de la suerte de varas, que es uno de los tercios de la lidia y por ende debemos darle la importancia que merece como se ha hecho hoy y se hizo ayer. Sólo de esta manera podremos volver a casa durante mucho tiempo diciendo con la voz bien alta: “He estado en los toros”.

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