Lo dice Pepe Mata… Alejandro Talavante luminoso
Alejandro Talavante, es un torero que no me había impactado, porque en mi opinión le apreciaba falto de naturalidad, un exceso de poses cursilonas, así como faenas innecesariamente largas.
El arte presupone verdad, naturalidad y el justo equilibrio en las formas, así como un sólido contenido.
Este miércoles 16 de Mayo, debo reconocer y lo hago plenamente, que, Alejandro Talavante, ha consumado estos preceptos del arte en su persona…
… tuvo verdad indiscutible su creación, naturalidad en los trazos de la fina arquitectura de sus faenas, el justo equilibrio en las formas, no hubo excesos; la plasticidad que le otorgó por consecuencia necesaria mayor lucimiento a la estética, así como un sólido y luminoso contenido.
Me dijo entusiasmado mi dilecto amigo, José Luis Carabias, que esto se lo había dado México, la maravillosa despaciosidad del toro mexicano.
Bueno, eso está muy bien, afinó su tauromaquia y se encontró en definitiva en el umbral del arte.
Sus toros de, Núñez del Cuvillo, ganadería comercial, fueron malos, mansos, deslucidos y con un suspiro de casta; no pelearon en varas, en fin, la antítesis de lo que debe ser la grandeza del toro bravo y encastado.
El mérito de que trascendieran las aportaciones artísticas de, Alejandro, ha sido única y exclusivamente del torero.
Así es.
Fue él quien con su serena inteligencia supo ver a sus toros, con su técnica aplicar lo conducente para sin atosigarlos imponerles el tiempo y el espacio por donde pasaron; darles sitio y respiro necesarios, y así, los trazos resultaran mágicos y sentidos, pudiendo descubrir el misterio del arte.
Otorgando fundamento y luminosidad a la creación.
Lo apolíneo tuvo sustento con lo dionisiaco y en verdad, en verdad…
… no tengo reparo en afirmarlo, hubo gozo en el espíritu a través de las creaciones de, Alejandro.
Decía el inmenso, Rubén Darío, que buscaba el ritmo en su poesía, cuando Rubén Darío era el ritmo.
Alejandro Talvante buscaba afanoso ser artista, cuando todo lo tenía ahí, frente a él; y por fin ha hallado al artista.
Lo mejor será que para consolidar ese hallazgo, se olvide de las ganaderías comerciales, se olvide de todo lo que afecte y denigre a la grandeza del arte del toreo.
Que enfrente un día sí y otro también todos los encastes, al toro en su justa dimensión, eso le dará mayor solidez a su tauromaquia, porque habrá verdad en lo que realice.
Y, una cosa más, con la que siempre se conducen los artistas por la vida:
La grandeza está en la sencillez.
Ahora ya tiene todo para iluminar a su porvenir…
… ¡sí!, a través de los mágicos caminos del arte.
¡Qué así sea!
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