En Aguascalientes… Nos lo contó el cielo
Más de medio aforo en la Monumental de Aguascalientes, cuarto festejo de la Feria de San Marcos 2018, se lidió un encierro de Begoña bien presentado de juego variado. Destacaron los lidiados en tercer y cuarto sitio que recibieron el arraste lento.
Antonio Ferrera: Palmas y vuelta al ruedo
Fabián Barba:Oreja y al tercio.
Sergio Flores: Oreja y palmas
Detalles:
Fabián Barba sufrió un fuerte golpe, permaneció en el ruedo hasta matar a su toro y finalmente fue trasladado al hospital donde al parecer le detectaron tres costillas con fractura y una lesión en la espalda.
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Dejemos que nos dicten los cielos la crónica de hoy, dejemos que sean sus mandamientos los que guíen las yemas de los dedos en el teclado, sí, lo vivido hoy en la Monumental no se presenta todos los días, fue una tarde especial, de esas en las que hay que estar, por muchos detalles, por muchas sensaciones, pasando por la destreza y el encanto de Ferrera, hasta la firmeza y casta de Flores y finalmente por el corazón de guerrero de Barba.
Vaya que hoy la afición le mostró su cariño a Fabián Barba, sin duda ha sido la tarde de mayor conexión con el tendido por parte del rubio torero. Barba desde que partió plaza ya lo estaba disfrutando, el quedarse con la sustitución tras su reciente triunfo le hizo feliz y se le notó, lo sintió y lo transmitió, es raro ver sonreír a Barba durante su labor, pero esta vez estaba tan conectado consigo mismo y con su gente que no lo pudo evitar, por el tendido sombreado se escuchó un grito de “¡Cómo te quiero ca…!” y eso, créame que se ve muy pocas veces. Todo esto sucedió con el primero de su lote, al que recibió con largas afaroladas de rodillas y posterior al puyazo vinieron las gaoneras ajustadas, las primeras tandas por derecha a media altura y el de pecho para cerrar.
El toro comenzó a quedarse corto en las embestidas, lanzándole miradas peligrosas, pero Barba estaba en redoble de batalla. Por el izquierdo Barba tomó la muleta por la esquina del estaquillador y surgió el grito del tendido que versaba “¡Toréalo con la panza!” (de la muleta), pero como el natural no era su lado pronto Barba prosiguió por derecho con la muleta bien planchada, ahora si colocándola cuadrada en la cara el burel para darle una tanda por ese lado larga y rematar con el de pecho rodilla en tierra.
Sus zapatillas pisaron terrenos comprometidos logrando someter y pasarlo por la espalda casi rozando el de luces. El soso burel terminó su misión de existencia permitiendo que Barba lograra unos en redondo y rematando por alto para luego dejar estocada caída, el público sacó los pañuelos blancos y dio la vuelta al ruedo con el permio entre algunas protestas.
Con el quinto Barba pasó momentos de verdadera tensión puesto que se fue al centro del redondel a recibirlo con tres largas afaroladas de rodillas, ya de pie el astado le prendió a la altura del abdomen lesionándolo fuertemente, rápido llegaron las asistencias y le colocaron un vendaje, Barba volvió a la carga, pero enfrente no tenía papeleta fácil, hubo que remar contracorriente, en el tercio final tomó la muleta y se lo pasó con doblones toreros sacándolo de tablas hasta los medios, ahí le extrajo pases a cuentagotas hasta que evidentemente dolido tuvo que volver al auxilio de las asistencias pero regresó a la cara del toro y la afición se lo agradeció, mató mal, de entera trasera y caía para salir al tercio de manera muy honrosa.
Quien llegó, se impuso, toreo y gustó fue Antonio Ferrera, que en su primero astado quitó por verónicas personalísimas, acompañando la reunión muleta-pitones con la cabeza a ritmo del son que él impuso, hasta en la brega estuvo correcto, de muleta probó por bajo y poderoso, imponiéndose y logrando muletazos largos y cerrando con estocada entera en buen sitio para escuchar palmas.
Pero la faena de la cual todos hablan fue la segunda de Ferrera a un toro de nombre Romántico, que salió de toriles sin emplearse del todo, Ferrera se mostró técnico ante las embestidas, tomó el capote entre sus manos y marcó los tiempos mientras acompañaba el movimiento con todo su cuerpo. Con muleta en mano mandó callar a la banda para efectuar el toreo serio … y sí lo hubo, tandas sobre todo por el lado izquierdo que fueron largas, suaves y continuas, haciendo estallar a Aguascalientes.
De que transmite, sí, eso es verdad, tiene duende, personalidad y conocimiento. Dejó el ayudado y continuó por naturales ya sin él, terso, limpio y fino, quizá cometiendo el pecado de tomar la muleta muy cerca de la esquina del estaquillador y torear de esa manera y ojo, a él no se lo protestaron como a Barba. Quizá sea lo correcto en su concepción de la tauromaquia, sí, pero de que le hemos visto torear como Dios manda, también es cierto.
Que tal vez es lo que necesitaba ese momento, su estructura, su técnica, la embestida del toro, los cánones, las reglas escritas y no escritas … tal vez. Pero como prometí dejar que el cielo dictara este relato, debo confesar que el mismo al que elevo mis plegarias me impide callar el detalle y siento amigo lector no esté de acuerdo con este punto de vista, es sin afán de ser aguafiestas, pero es la verdad. Ferrera posee más, tiene técnica, valor, temple, inteligencia y sabor, que no quepa la menor duda. Al final falló con la espada y la gente calurosamente le invitó a dar una vuelta al ruedo. Y para el astado el arrastre lento.
El que también estuvo en plan grande fue Sergio Flores, sobre todo con su primero al que le logró momentos de brillantes, los primeros lances a la verónica mostraron un Flores más evolucionado en su quehacer, y de muleta la misma condición, seguro, sereno, firme en las tandas por ambos lados haciéndose de la embestida del burel que rascaba la arena y en ocasiones buscaba hacerle daño. Mató de estocada en lo alto para recibir una oreja. Para el toro un arrastre lento un tanto exagerado.
Con el cierra plaza estuvo en plan de triunfo, pero esta vez la situación se tornó muy complicada, pues el burel no era una perita en dulce y le exigió sacar al lidiador, dura prueba para Flores que estuvo con voluntad, al final en la estocada caló al burel y todo quedó en palmas de reconocimiento.
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