En Madrid… Oreja para Jiménez Fortes en una tarde que debió ser mucho más
Las Ventas (Madrid). Media entrada. Primera corrida de la temporada, la tradicional corrida de Domingo de Ramos. Toros de Victorino Martín. Los toros lucen divida negra en señal de luto por Don Victorino Martín Andrés. Toros por lo general débiles, a destacar tercero y sexto, que tuvieron algo más de ligazón. Un primero que fue aprobado en los corrales a pesar de la cornada que presentaba en los cuartos traseros.
Manuel Jesús El Cid: Silencio y silencio tras aviso.
Pepe Moral: Silencio y silencio tras aviso.
Jiménez Fortes: Oreja y palmas.
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Por fin llegó la ansiada corrida de Victorino para este día tan singular, Domingo de Ramos. Un día festivo que se conmemora la llegada de Jesús en Jerusalén, donde fue bien recibido con palmas y ramos. De este mismo modo se espera y se abre la temporada la Plaza de Toros de Las Ventas. La tarde debió de ser mucho más en todos sus aspectos, pero fundamentalmente estuvo protagonizada por un ganado poco bravo.
Bien presentado fue el primero de la tarde para Manuel Jesús El Cid. Ovacionado desde la salida, giraría las sensaciones creadas en el público 180 grados al hacerse eco la cornada que llevaba en los cuartos traseros, impidiéndole así arrancarse con fuerza. No empujó con suficiente vigorosidad en el caballo, y durante la lidia cabeceó y no bajó la cara apenas. En la faena perdió todo el fuelle, debido en gran parte a las secuelas ocasionadas por la cornada. “El cid”, con su oficio, intentó sacarle todo el partido que pudo, pero poco era lo existente, y el tercio de muleta acabó en un abrir y cerrar de ojos.
El segundo toro para El Cid fue bien recibido por el público. Lo recibió con gusto con el capote, llevándoselo a los medios para hacer el remate allí. Pero como todos sus hermanos, el toro perdió las manos. Muy poco entregado en banderillas. Exquisita lidia por parte de los miembros de la cuadrilla, los cuales fueron capaces de recorrer el diámetro del coso con el capote e mano con una despaciosidad que caló en la afición madrileña. El torero se supo adaptar bien a las condiciones del animal, tratándole con calma y dejándole los tiempos oportunos. Cuando parecía que aun algo se podía hacer, volvió a irse al suelo el astado. Usó la mano derecha durante prácticamente toda la faena, saliéndose así de su forma más frecuente. Quizás fue por la peligrosidad que acarreaba ese no bajar la cabeza del Victorino. Tomó los aceros y remató con pinchazo, estocada y descabello.
Fue el turno de Pepe Moral ante un segundo de la tarde muy delgaducho. Pudo el aficionado percatarse de su más que evidente debilidad desde la salida, siendo así protestado. Y así fue, el astado perdió en más de una ocasión las manos. A pesar de ello, quiso lucirse Fortes con unas chicuelinas que terminaron con el animal en la arena. Es necesario destacar un buen par de Juan Sierra. Comenzó la faena desde los tercios, probando al toro en diferentes zonas. Pero no dio opción alguna al lucimiento, ya que la sosería y debilidad estuvieron también presentes durante la muleta. El matador sevillano intentó corregir los vicios del astado pero todo pasó con más pena que gloria. Concluyó con una estocada trasera tras dos pinchazos.
Pepe Moral recibió a un quinto de buenas hechuras, pero con poco empuje desde el inicio. En líneas generales resultó un toro aburrido, sin conexión. El recorrido brilló por su ausencia, y la falta de empuje se hizo patente en todas las partes de la lidia. Sólo destacar unos buenos muletazos por el pitón izquierdo que dejaron ilusión entre el público, pero nada más allá de la realidad, de un toro falto de fuerzas y fuelle. Pinchó en dos ocasiones y escuchó el primer aviso.
Fortes afrontaría a un tercero que fue el mejor de la tarde, pues a la salida se llevó una ovación. Las verónicas del diestro ilusionaron, y el quite de “el cid” añadió color al tercio. Fue un toro de tres puyazos en la práctica, pero no realmente, y de facto el público no estuvo de acuerdo con ello. En la faena, humilló de forma adecuada. Fortes se entregó y conectó con el respetable. Equilibró su faena en derechazos y naturales, y tras matar a la primera, pudo recoger una oreja algo dividida entre el público. Aún así, fue el punto de ilusión en la tarde.
Sexto y último de la tarde, para Jiménez Fortes. Era su oportunidad de abrir esa puerta que da a la calle Alcalá y por ello, salió a darlo todo. Se mostró con actitud torera. El toro, un tanto despistado de salida, derribó al caballo de manera espectacular. Al finalizar el tercio de banderillas, cabe destacar que había más palos en el suelo que sobre el toro. La faena la comenzó desde las tablas pero pronto tomó la mano derecha para dibujar en el redondel muletazos de gran profundidad y sobre todo, naturalidad. Volvió a hacerse presente el viento, pero al diestro no le importó. Alternó pitón derecho e izquierdo bajando bien la mano. Pero no todo fue gloria, porque para rematar una buena faena es imprescindible un buen uso de los aceros. Y ahí, perdió el trofeo que le habría hecho ser el primero en salir por la Puerta Grande en 2018.
En resumen, una tarde fría que dejó bastante que desear. Una tarde que le gusta asistir al público tratándose de un día festivo pero que no ha estado a la altura de las expectativas. Una tarde que deja buenos detalles de torería por parte de Jiménez Fortes pero que no dio opciones a sus compañeros. Sigamos apoyando la Fiesta defendiendo los intereses del aficionado, que es el que paga por ver “toros”, sabiendo todo lo que engloba esta palabra. Sólo así podremos volver a casa orgullosos diciendo: “He estado en los toros”
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