En la Monumental México… El plausible temple de Isaac Fonseca

04 marzo 2018 José Mata

Este domingo 4 de marzo, en el mayor coso del mundo, la Monumental Plaza de Toros México, con una muy modesta entrada, se han lidiado erales de Campo Hermoso, que han resultado mansos, sosos, deslucidos, acudiendo varios con la cara alta y doblando otros contrario; el cuarto fue violento por el genio -la casta mala- que poseía. Que tuvieron movilidad, no es la fiesta de la movilidad, es la Fiesta Brava y Encastada. INADMISIBLEMENTE su propietario escuchó un par de aplausos y gritos de sus amiguetes saliendo ipso facto a saludar en el tercio. No se entiende el por qué, si su encierro adoleció de bravura. Falta de autocrítica, por eso la Fiesta está como está por vivir en el engaño.

Isaac Fonseca: Saludó en le tercio tras aviso y silencio tras dos avisos.

José María Mendoza: Silencio en su lote.

Andrés Origel: Silencio tras aviso y silencio.

Detalles:

Concluido el despeje de cuadrillas se tributó una ovación en recuerdo del matador Chano Ramos, quien falleció ayer sábado.

El banderillero Gerardo Angelino, saludó tras parear al tercero.

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Cuando uno lee la ficha del festejo, sin conocer la realidad, se pudiera pensar que el ganadero envió un gran encierro y los aspirantes a novilleros no hicieron nada.

Cosa más que engañosa, porque los seis erales, fueron, como ya hemos detallado mansos, sosos, deslucidos y demás pecados de la mansedumbre, y el haber salido a saludar en el tercio el propietario de Campo Hermoso, fue totalmente reprobable.

Totalmente reprobable, porque en lugar de acudir a la autocrítica para conocer las fallas, es muy posible que incremente la mansedumbre ya que el ganadero deducirá que ha conseguido su objetivo, del cual está a miles de años luz de concretarlo.

Que tuvieron movilidad eso no es suficiente, hace falta bravura, casta para demostrar la grandeza del arte del toreo.

Bien…

… yendo a lo que hicieron los jóvenes, debemos consignar que ha sido, Isaac Fonseca, quien ha dejado un sello sólido, por una personalidad, si bien en ciernes, hacia buen puerto si continúa por esa vereda.

Ha sido asombroso que sus pésimos ejemplares, que sólo tuvieron movilidad, que acudieron con violencia, rebrincando, cabeceando, intentando puntear el engaño, con la cara alta, los haya podido atemperar e imponerse con aguante, y verlos pasar en el tiempo y la distancia a la que tenían y debían acudir de acuerdo a su mandato, ceñidos a su geografía corpórea, otra importante cualidad… torear ceñido, sin la comodidad del toreo a gran distancia.

El joven Fonseca, posee el sentido del toreo, su incipiente técnica está bien asimilada, y su sentimiento a raudales, consiguieron en conjunto que los trazos largos resultaran un halago para el diletante taurino.

Lástima grande que haya estado mal con el acero, porque en el primero hubiera paseado merecido trofeo.

Como detalle de su serena inteligencia queda que en su primero a pesar de que sufrió feo volteretón por ceñirse mucho al eral, se levantó sin mirarse la ropa; mientras que en su segundo, cierto sector que no vio los defectos de su eral, y supuso que fue bueno… cosa más que absurda; no se aminoró el muchacho, continuó dando la lidia que requería el bovino y eso nos muestra y demuestra, que Isaac sabe bien por donde transitar para conquistar el éxito.

Con relación a José María Mendoza y Andrés Origel, hubo voluntad y entrega, por supuesto, valor; e igualmente, la notoria inexperiencia consecuencia de los pocos festejos que les dan.

En fin, un festejo, del que brilló el plausible temple de Isaac Fonseca.

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