En Asia… Entretenido Festival Taurino Flamenco con triunfo de Castella y Galdós

27 febrero 2018 Martín Campos

Asia, Provincia de Cañete, Lima (Perú) viernes 23 de febrero del 2018. Ante casi tres cuartos de entrada en la confortable y bien montada plaza portátil, se lidiaron cuatro astados de la ganadería de Roberto Puga, que presentó por lo menos un par hecho ya toros; el segundo muy brocho y el tercero, un burraco de cornamenta ídem, lo eran; y otros dos anovillados completaron el encierro que acusaron ser desiguales de juego, sobresaliendo el tercero que fue muy noble, mostró clase, calidad y tuvo una cuota de bravura al embestir para el que algunos distraídos solicitaron el indulto que acertadamente no concedió el juez quien autorizó, en cambio, la vuelta al ruedo merecidamente para el buen pupilo de Puga.

Sebastián Castella: Oreja y dos orejas.

Joaquín Galdós: Palmas y oreja.

Detalles:

Hubo salida de caballos peruanos de paso previo al paseíllo.

Destacaron con los palos, Ronald Sánchez y Alonso Mamani.

Al final de la lidia ambos espadas abandonaron el ruedo por sus propios pies por gentil detalle del francés hacia el de casa.

Excelente lució la plaza y espléndidamente iluminada. Al final la gente disfrutó de un remate de fiesta siempre con los Gipsy Kings y los músicos peruanos de flamenco, El Galleta y Ernesto Hermoza.

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La plaza de toros, instalada para la ocasión en el balneario de moda del sector mesocrático de Lima, se dio por segundo año consecutivo el exitoso Festival Taurino Flamenco de Asia con la actuación de la figura del toreo Sebastián Castella, que actuó vestido al estilo parisién y sombrero de ala de chalán, junto a Joaquín Galdós Moreno que trajeó de impecable corto campero.

Gran ambiente taurino y de inmejorable acompañamiento musical a cargo de los Gipsy King el que disfrutaron los asistentes al espectáculo. El balance que dejó el festival saldó con nota aprobatoria pues hubo buen espectáculo, disposición de los toreros, y ganado que permitió el lucimiento de éstos en líneas generales.

Sebastián Castella recibió por chicuelinas de inicio al colorado que abrió plaza, que flojo de fuerzas y algo renuente, manseó en el caballo de César Caro saliendo rehuido del encuentro con el jamelgo.

Luego de acoplarse sorteando la dificultad que le planteaba el morito, a base de experiencia pudo estarse con él en faena más que aceptable. Lo despachó con una entera y le conceden la oreja.

Su segundo fue un buen toro, el que salió tercero. Burraco de buena lámina ─que no es otra cosa que su buen trapío─, salvo su deslucida cornamenta brocha y gacha que lo desmereció, fue uno de triunfo que tuvo la virtud de embestir con celo y transmisión con el que el galo se gustó y engolosinó en una faena larga y de amplio dominio, ligando cada pase concatenado uno tras otro por ambos pitones. Dos orejas luego de pinchazo y acierto, respectivamente.

Joaquín Galdós, que estuvo muy animoso, regaló un concierto de verónicas acompasadas y de estética insuperable con las que recibió a su primero que estuvo justo de fuerzas y al que administró Joaquín con entendimiento para lidiarlo con la exactitud que requería. Si con el percal estuvo preclaro, a la pañosa le imprimió esa mano casi sevillana para dejar en cada muletazo la impronta de su depurado estetismo. Si por derechazos lo llevó templado, al ralentí de los naturales la cosa alcanzó cuota de toreo grande.

Con el triunfo inobjetable en las manos, falla con la espada y algo contrariado demora con la cruceta. Palmas y vuelta al ruedo que premiaron al nacional merecidamente.

Con el que cerró la noche, el de menos presencia, repitió mostrándose a gran nivel pese al contra estilo del novillo, que fue mirón y fue por delante sin humillar. Tomaba el primer cite y al segundo se revolvía pronto. Mata certeramante aunque ligeramente fuera de sitio y le conceden un apéndice que el diestro arrojó antes de iniciar la vuelta al ruedo.

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