En Valdemorillo… Quién da primero da dos veces
Valdemorillo (Madrid), sábado 10 de febrero de 2018. Plaza de toros “La Chimenea”. Feria de San Blas. Segunda de abono. Corrida de toros de Monte La Ermita – 3º bis, correctos de presentación, nobles y manejables con excepciones – (complicado el primero, noble el segundo, soso el tercero, deslucido el cuarto, manejable el quinto e imposible el sexto). más de un tercio en los tendidos.
Antonio Gaspar Paulita: Palmas y silencio.
Pedro Gutiérrez El Capea: Silencio tras dos avisos y oreja.
Miguel Ángel León: Que tomó la alternativa, oreja con petición de la segunda y oreja.
Detalles:
Al comenzar el festejo, se descubrió una placa en homenaje a Iván Fandiño quién a la postre, estuvo acartelado en la feria de 2017.
Carmona saludó tras parear al quinto, a las órdenes de El Capea.
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Miguel Ángel León triunfa en su alternativa, y se convierte en el primer nombre propio de Valdemorillo en una tarde solvente, en la que cortó una oreja a cada uno de su lote.
Es de Gerena y tiene apellido fiero, y es que no es para menos que Miguel Ángel León cope portadas y titulares tras un largo periplo con más sombras que luces en su etapa novilleril, pero en su inicio de temporada en Valdemorillo fue el dueño y señor de una tarde soñada para cualquier torero, como es la alternativa.
Con la fuerza de un ciclón y fruto de la solvencia y la elegancia de un torero de corte y personalidad, tiró de corazón frente al toro que le colocaba en el primer escalafón. Un girón en colorado, al que le recetó unas excelsas verónicas de recibo, y que le permitió iniciar la faena de rodillas llevando embebida en el percal la franca embestida del de Monte La Ermita y que aprovechando el compás le hilvanó algunas tandas de mando y tesón. Antes había iniciado el discurso del brindis ante su padre y familiares, con toda una declaración de intenciones sobre la sucesión de acontecimientos de una tarde que, a buen seguro, guardará en su propia hemeroteca. Con decisión y solvencia transcurrió la incursión frente al primer cinqueño de su carrera, donde hubo tiempo también para tirar de recursos tremendistas – que daño ha hecho la dupla: Padilla y El Cordobés -, frente a un toro nada sencillo para una alternativa. Dejó una estocada trasera, pero el generoso público serrano le obsequio con la primera de la tarde. A su favor, basten estas líneas para expresar la solvencia vista por el sevillano en su primera tarde como matador de toros. Otra historia fue el sexto, un toro manso que no fue rival para el de Gerena, sabedor de lo que se jugaba y cuál era su cometido. A por todas. Construyó una obra cimentada por cambiados por la espada, y se jugó el todo por el todo ante un deslucido astado. A base de intención y conocimiento fue construyendo una labor firme y aseada, premiada con una nueva oreja que le abría las puertas de la gloria. Miguel Ángel León inició con paso firme su incursión en el escalafón de matadores. Ojalá le sirva este triunfo. “Quién da primero, da dos veces”. Eso dicen.
El Capea – que se estrenaba en Valdemorillo -, cortó una oreja del quinto, otro estimable toro de Monte La Ermita, que tuvo como argumentos la humillación y la calidad en sus embestidas. Carmona saludó con los garapullos, y el salmantino se mostró dispuesto y atrevido. Los mejores momentos llegaron al natural y con la espada, donde un espadazo fulminante le valió para pasear un apéndice. La labor lisa frente al tercero bis no pasó del sesteo. Tan solo su demostración de que este invierno ha entrenado de salón, despertaron del letargo al escaso público que se dio cita en “La Chimenea”. Enfrente tuvo un sobrero que el salmantino aprovechó sus virtudes para recibirle con una larga cambiada. Y poco más. Manseó en varas y en la muleta desarrolló una evidente sosería en una labor llana entre el mar de pases habitual. Dio el mitin con los aceros y, escuchó dos avisos.
Con aires triunfantes regresaba Paulita a “su” Valdemorillo, habiéndose ganado por la vía del delirio un puesto en un serial, que a punto ha estado este año de no celebrarse. Desvaríos políticos. Poco a destacar de un Paulita quién debería replantearse su futuro más inmediato. Pero no todo fue execrable. Y es que todos le agradecimos esa “cuadrilla de arte” con la que obsequió al honorable aficionado. Sergio Aguilar, José Antonio Carretero y Manuel de los Reyes formaron una terna perfecta en ambos turnos. ¡Qué capotazos, que ligereza, que manera de andar y salir de la cara del toro! El segundo embistió a su aire, en comparación con la simpleza del maño. Poco pudo hacer. Menos aún con el cuarto, todo un tío eso sí – a juzgar por su presencia, pero los derrotes y las caras por los aires lo dejaron en nada. Tampoco estuvo fino con los aceros. La tarde solo fue de un Miguel Ángel León que amenaza con volver. Falta hará en el escalafón.
Foto de Luis Sánchez Olmedo.
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