Crónicas

En Cali…Triunfal cierre de una feria oscura

Se celebró la sexta y última corrida de la Feria de Cali, con dos tercios de entrada en los tendidos de Cañaveralejo, se lidiaron seis toros de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados y de buen juego.

Sebastián Castella: Dos orejas y dos orejas.

Luis Bolívar: Dos orejas y saludo desde el tercio.

Roca Rey: Vuelta al ruedo y dos orejas.

Detalles:

Los tres toreros salieron a hombros en conjunto con el hijo de ganadero, Sebastián Castella no lo hizo porque salió antes de la corrida para tomar un vuelo.

________________________________

Triunfal cierre de la feria de Cali, cuando el toro parece toro es otra cosa y cuando los toreros vienen dispuestos a dar guerra también es otra cosa, no con el desgano que vino Perera el día anterior por ejemplo.

Volvió el sol a Cañaveralejo y volvió el triunfo, en algunos casos triunfalismo en otros triunfos de verdad. Se cortaron ocho orejas que pudieron ser hasta once si Roca Rey y Bolívar no fallan a espadas en el tercero y en el quinto respectivamente.

Como en todo hay que separar el grano de la paja pero por delante destacar la actitud de triunfo que tuvieron los tres alternantes, salieron a cara de perro, Castella ni se miró con Roca Rey y la rivalidad se palpaba en el ambiente y Bolívar no quería ser convidado de piedra y dio guerra sin cuartel. En la misma tarde vimos toreo del bueno acompañado de bisutería y toreo accesorio.

A diferencia de las otras tardes el torero al natural brilló con luz propia, Castella dio cuatro naturales lentísimos al noble cuarto que valieron oro, Bolívar se puso en torero de verdad en el quinto, el mejor del encierro y recetó una tanda de naturales de kilates y Roca Rey también dio tres naturales largos y hondos en el tercero de la tarde en el que había pasado la frontera de lo imposible con unos cambiados de rodillas por detrás de sus espalda que dejaron helados a mucho por lo inverosímil.

También hubo circulares, molinetes, enganchones y concesiones a la galería que necesitaba consentimiento después de haber padecido una feria oscura y sin rumbo durante cinco días consecutivos.

De los toros decir que fue muy pareja la corrida, en presentación y comportamiento y que muchos están tirando las campanas al vuelo como si la bravura hubiera caído a raudales pero hay que matizar que la corrida fue muy noble, de mucha calidad, con más movilidad que casta. Propicio un triunfo incontestable y quedará en el recuerdo como una corrida histórica pero en la línea del toro moderno, es decir, al que no se pica, porque la cuidaron en el caballo para que aguantara en la muleta, constante de la ganadería de Caicedo en todos estos años. Toros obedientes, con la fuerza justa y muy colaboradores, como gusta a la mayoría hoy en día, pero varios quisieron rajarese. Ojo, un poquito más de dulce y se puede desfondar todo. El “vino” de Caicedo es bueno pero está en la delgada línea.

Castella vino muy dispuesto al triunfo y se vio desde el paseíllo, estuvo relajado pausado, toreando más lento que nunca no con las prisas que acostumbra a torear, como si intuyera el triunfo salió a Cali a por todas, su plaza, la que le lanzó al estrellato, Al primero al que prácticamente no se picó le hizo lo que quiso, lo paso por aquí y por allá porque el astado era muy muy noble y obediente, mató de estocada caidita y las primeros dos orejas.

En su segundo vino la mejor versión de Castella, una faena en cámara lenta a un toro de embestida de dulce y que hacia el avión, pero que terminó al borde de rajarse, aquí vinieron los cuatro naturales anotados, un lujo de verdad, lentos y largos. Mató de estocada fulminante y otras dos orejas para el francés.

Bolívar había quedado ofuscado por la tarde anterior y salió como un león, en su primero tuvo la virtud de ver que el pitón izquierdo era el mejor y por allí construyó su faena, Luis está más cuajado, con muchas más certezas que dudas, sus faenas ya no entran en las lagunas que entraban en años anteriores. Después de la calidad al natural supo mantener el tono de la faena con la diestra y también supo ver que medía estocada en muy buen sitio era suficiente para que el de Caicedo doblara, así fue y vinieron dos orejas muy rápidas de parte de la presidencia.

En el quinto, estuvo de verdad importante, toreó profundo y clásico, pero la gran mayoría no valoro igual el natural de calidad que el circular mentiroso, aquí para que la plaza brame se necesita más de lo segundo que de lo primero. Para iniciar su labor se había ido a portagayola en son de guerra, una guerra de la buena. El toro fue el mejor del encierro y Luis lo aprovechó de verdad de verdad en una faena maciza y rotunda. Luis quiso darle rúbrica por todo lo alto y entró a matar recibiendo, que era más riesgoso y dejó una estocada feísima y atravesada que Santana presuroso sacó de las carnes del toro. Volvió a fallar en el segundo envite y en los descabellos. Luis se lamentó porque sabía el tipo de faena que había ejecutado y todo quedó en un cariñoso saludo desde el tercio.

Roca Rey tenía que reivindicarse después de su tarde gris en la que Ponce le mojó la oreja y le dio un bañito, así fuera ante toros renqueantes, todo hay que decirlo. Pues vino con otra actitud y así se vio, tres largas cambiadas de aperitivo, quites de los suyos que tanto gustan a la galería y a pasar la frontera de lo posible, inicio de rodillas por alto y cambio de viaje al toro por detrás de su espalda cuando no había terreno para que el otro pasara, el uyy y el olé mezclados a voz en cuello de la plaza y repitió la dosis, la gente en su punto más caliente. Naturales profundos y mandones se alternaron con pases de menor entidad. Se venía la media docena de orejas pero se apresuró y no fue sino hasta la cuarta entrada a matar que pudo acabar con el animal. Igual hubo petición exagerada del público.

En el sexto tenía que triunfar a como diera lugar, la tarde así lo ameritaba y Roca tiene raza. Salió a por todas, el toro fue el menos franco de los seis pero Roca se la jugó otra vez alternando pases de gran marca con otros más vulgares, eso tendrá que corregirlo para conseguir faenas más rotundas. El toro se veía que se iba a rajar y había que aprovecharle las tres series que tenía antes de irse a tablas. Así fue y luego en los terrenos del toro el peruano sacó hasta lo último del de Caicedo. Pero de nuevo se apresuró y pinchó, mató a la segunda y el presidente, que toda la feria tuvo la manga ancha, lo ayudó y otorgó las dos orejas. La gente igual iba a pedir la segunda para que todos salieran en la foto final, los tres toreros y el ganadero, como dice la canción pegada en Cali y Colombia, felices los cuatro. (Aunque no saliera Castella que tenía viaje en avión a Cartagena)

No solo eran cuatro felices, la gente salió feliz a celebrar el año nuevo, pero no se debe olvidar que esta tarde luminosa no puede tapar lo oscura que fue la feria.

________________________________________

@TorosenelMundo_

__________________________________________________________________________

Entrar a ver el programa de televisión TOROS EN EL MUNDO TV

__________________________________________________________________________