En Madrid… Badajoz tiene un torero

19 noviembre 2017 Alberto Bautista

Madrid, plaza de toros de Vistalegre, domingo 19 de noviembre de 2017. Certamen de “La Oportunidad”. Final. Se han lidiado novillos de La Guadajira, extraordinarios de presentación y de buen juego en líneas generales – (noble con transmisión el primero, con genio y rajado el segundo, deslucido el tercero, noble el cuarto, con calidad el quinto y con casta el sexto. 500 espectadores en los tendidos.

Valentín Hoyos, escuela de Salamanca: ovación con saludos tras aviso y oreja tras aviso.

Juan José Villita, escuela Comunidad de Madrid “José Cubero Yiyo”: Oreja y oreja tras aviso.

Manuel Perera, escuela de Badajoz: Ovación con saludos y oreja tras aviso.

Detalles:

Al finalizar el festejo se anunció por megafonía el vencedor del certamen Manuel Perera, y los finalistas Juan José Villita y Valentín Hoyos.

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Manuel Perera de la escuela extremeña se alzó con el Certamen La Oportunidad de Vistalegre.

Las maneras y las dos composiciones obraron el milagro del triunfo. De esta manera Manuel Perera que no cumple aún la mayoría de edad, imberbe y con tez rosada, vaticinó todos los registros y se coronó como dueño y señor de Vistalegre.

Y eso que no le hicieron falta orejas y vueltas sin sentido para proclamarse en triunfador, toda vez que supo templar las duras arrancadas de un encierro irreprochable en cuanto a presentación y de gran juego de Guadajira, en el que todos sus ejemplares llevaron trofeos. En ocasiones asistimos a auténticas carnicerías en cuanto a pitones sospechosos y en la final de La Oportunidad, salieron seis ejemplares poderosos para alumnos que apenas si rozan la mayoría de edad.

Manuel Perera de la escuela de Badajoz se llevó el gato al agua, y paseó con honores su título de triunfador.

Una ovación desde el tercio saludó a la muerte del tercero tras una labor compacta en la que fluyó el temple y la personalidad en muchos compases de una faena iniciada en los medios con la muleta a la espalda, y en la que a punto estuvo de ser alcanzado por el estoque al quedar a deriva tras derrotar el de Guadajira, pero el asunto no pasó a mayores.

Con el sexto puso en el asador su raza torera, en un derroche de valor y personalidad con varios momentos angustiosos en los que fue prendido. Trago de lo lindo el joven novillero, justificando su faena a base de arrimones, paseó un trofeo tras sonar un aviso.

El segundo clasificado fue Juan José Villita de la escuela de Madrid, dando muestras de su buen concepto con el capote y su variedad con los rehiletes. Al madrileño todo corazón, busco siempre la quietud cuidando siempre la composición. El segundo sacó genio mediada la faena y el madrileño lo suplió a base de oficio su gusto con el capote. Su primero tuvo genio y se rajó pronto, unido a que tardeaba en la muleta no logrando todo el acople necesario templando las duras arrancadas del de Guadajira. El público soberano pidió con fuerza la oreja, accediendo el palco a la petición.

El quinto que echó las manos por delante en el saludo, le permitió por contra momentos lucidos con los palos, dando muestras con la muleta de caros pasajes. La labor se enfrió al tardar en caer su oponente. Sonaron los dos avisos, pero al presidente no le quedó más remedio que asomar el pañuelo en vista de la petición.

Completaba el cartel Valentín Hoyos, dejando patente su buen concepto ante dos ejemplares diametralmente opuestos. Su gusto y personalidad tal y como ocurrió en la primera semifinal, en el primero un ejemplar ovacionado al arrastre con calidad y transmisión se gustó toreando sobre ambas manos, aunque lo de mayor entidad vino sobre la diestra. Al natural faltó acople en muchos momentos, errando con los aceros una labor compacta. Saludó una ovación tras aviso.

El cuarto fue un eral deslucido y de poco juego, pero el alumno salmantino lo suplió a base de arrojo y determinación, aunque su labor no lograra calar en los tendidos. Tardó en caer el de Guadajira, pero eso no fue óbice para que asomaran los pañuelos. Finalmente paseó un apéndice.

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