En Querétaro… José María Macías cortó una oreja
Interesante novillada la que se llevó a cabo este medio día en la plaza de toros Santa María de Querétaro, que sirvió como preámbulo para la corrida de la tarde, desafortunadamente la entrada fue muy pobre. Se lidiaron novillos de la ganadería de Tepeyahualco, muy bien presentados y de buen juego en términos generales, que se prestaron para disfrutar del toreo.
José María Macías: Oreja
José María Hermosillo: Palmas
Iván Hernández: Vuelta
Francisco Martínez: Al tercio.
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Abrió plaza José María Macías, toreando por lances a la verónica de mano muy baja caminándole con mucha firmeza hasta los medios del ruedo, para rematar la serie con una media. Realizo un quite por chicuelinas muy ajustadas. Ya con la muleta toreo por derechazos largos y templados aprovechando las buenas embestidas del burel, que metía la cabeza y se iba de largo, con la mano izquierda cuajo natural muy profundos y de mano mostrando oficio y técnica. Lo mató de estocada entera en buen sitio, para cortar una oreja.
Con el segundo de la tarde José María Hermosillo estuvo muy voluntarioso, con el capote lo brego hasta los medios del ruedo, el toro embestía con la cara arriba, con la muleta toreo por derechazos y naturales, intentando sacarle partido al novillo que fue el negrito en el arroz. Lo mató de pinchazo y estocada, para recibir palmas.
Iván Hernández, saludo al tercero con lances a la verónica muy lentos, parecía que en el centro de la suerte se paraba el tiempo. Con la muleta toreo por derechazos muy largos, llevando toradas las buenas embestidas del novillo, de nuevo en cada uno de sus muletazos detenía el tiempo y eso emocionaba el poco público asistente. Desafortunadamente fallo con la espada, para dar una vuelta al ruedo con fuerza.
Cerro plaza Francisco Martínez, quien recibió las primeras embestidas con una larga cambiada de rodillas, para después lancear a la verónica y rematar con una media. Realizó un quite por chicuelinas combinándolo con tafalleras muy ajustadas. Cubrió con mucho lucimiento el tercio de banderillas, colocándolas en todo lo alto, al relance y al quiebro. Con la muleta toreo por derechazos templados, sobresaliendo una serie de naturales de mano muy baja y templados, remato su faena con unas manoletinas muy ajustadas. Se puso pesado con la espada y lo despacho de un golpe de descabello para saludar en el tercio.
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