En Canta… Rafael Orellana sale por la puerta grande
Canta, Lima (Perú). Domingo 17 de setiembre del 2017. Con cielo nublado y rompiendo en ligera llovizna intermitente, se dio la segunda corrida de toros en honor de la Santísima Virgen del Carmen La Ponchosita en la plaza portátil montada para la ocasión la cual lució tres cuartos de entrada. Se lidiaron seis toros. Cinco toros de San Pedro, desiguales de presentación. Mansurrones, faltos de casta, violentos rematando todos de salida pero con poco fondo. Defendiéndose. Salvo los destacados, el primero, aunque se vino abajo pronto y con nota más alta el tercero. Completó uno de Santa Rosa, el sexto que cerraba, que sobresalió de todo el lote por su bravura y acometividad, bonito de tipo, el mejor de la tarde. Se empleó en el caballo encelándose con el peto, metiendo y apretando en tablas. Buen toro.
Israel Téllez: Silencio y silencio.
Juan Carlos Cubas: Silencio y silencio.
Rafael Orellana: Oreja y oreja.
Detalles:
Bien organizada la corrida, observándose todos los aspectos de seguridad tanto dentro como fuera de la plaza. Fue notoria la diferencia entre la corrida de la semana pasada y ésta. Cuando las comisiones se asesoran bien se evidencian los buenos resultados.
Declarado triunfador el venezolano Rafael Orellana.
Edward Jorge Valdez El Rata destacó en banderillas y saludó desmonterado.
Tremendo puyazo del varilarguero Cristhian Cahuantico propinada al sexto que pese a que el público suele tomárselas contra los castoreños, con su labor no solo revirtió estas actitudes sino que consiguió ser reconocido con gran ovación general. Muy bien.
Gustavo Jiménez Pelusa la sacó fácil al librarse de un serio percance tras ser levantado y arrojado tras la valla del callejón por el tercero que lo empaló, sin consecuencias felizmente.
Salieron previos al paseíllo chalanes locales montados en caballos peruanos de paso.
Actuó como Juez de Plaza el ex matador Daniel Palomino de buen criterio.
Gran ambiente festivo que pese a la llovizna no decayó en los tendidos amenizados por los bullangueros grupos taurinos que son los oferentes de los toros a lidiarse y que nombran de manera peculiar.
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Esa conjunción entre un toro bravo y torero, cuando resulta lograda es, qué duda cabe, lo más bello y grande del toreo. La de ayer pasará a ser recordada entre los aficionados conocedores que la presenciaron, una tarde donde la suerte de varas dejó de ser ese manido y mero trámite en la que se va convirtiendo actualmente, sino por el contrario quedar impregnada en nuestras retinas merced al extraordinario puyazo aplicado por Cristhian Cahuantico al sexto gran toro que cerró plaza, el punto más alto y emotivo de esta buena y entretenida jornada llevada a cabo en la pintoresca y bullidora Canta, tierra limeña de enorme raigambre taurina.
Es que si bien el ambiente no decaía en su entusiasmo, lo anodino del juego que daban los toros debido a la escasez de casta tanto en el primero, segundo, cuarto y quinto y sobrellevado en alguna mejor forma por el que se echó tercero, que sí destacó por su desplazamiento y acometividad, la voluntad y predisposición de los diestros se diluían más por una declaración de buenas intenciones. Lo tuvo así el nacional Juan Carlos Cubas que pechó con el lote menos propicio. El nacional, que salió vestido de nazareno y oro, optó por aliñar tanto en su primero, el corrido en segundo lugar, un toro alto , feo, complicado que nunca humilló y se paró pronto. No tuvo embestida franca, mirón y revolviéndose rápido; como en el negro mulato que salió quinto, mansurrón, descastado y rajado. Lo pasaporta con una estocada arriba. Así son las cosas, a veces funcionan otras no pese a la predisposición de los toreros pues donde no hay harina no habrán panes.
El mexicano Israel Téllez, de burdeos y oro, abre plaza con el herrado N° 543, que sale con bríos, remata con violencia y al que recibe con verónicas tratando de sujetarlo y ponderar el castigo que debe llevar en la pica de Franklin Diaz al que le parte la vara en la primera arremetida que pegó tremendo topetazo contra el peto. Segundo puyazo recargando que luego condicionaría su comportamiento pues se quedó sin gas y apagó pronto. El torito tuvo motor y se desplazó hasta donde le alcanzó el aire. Bien Edward Jorge Valdez El Rata con los rehiletes. Qué tal temporada viene echando el dinástico de los Valdez. Brindis al público en los medios para luego iniciar doblándose con pases a media altura. Luego por alto y dándole reposo al morito que ya acusaba ir quedándose corto y recortar la embestida. Desplantes con la vista al tendido y solo la franela extendida ante el desoído llamado al cite lo convencen por tomar la espada que en un primer intento golpea la divisa –que estuvo mal colocada pues la prendieron en la misma cruz− para con un segundo meter estoconazo hasta el hoyo. No hubo petición y todo quedó en ligeras palmas.
Al cuarto lo cogió desentendido, doblones al inicio sin obligarlo, es otro que acorta el recorrido, no se emplea y termina parado. Estocada tendida de la que se toma todo el tiempo del mundo para doblar. Silencio.
Rafael Orellana es torero con oficio. Actúa en su Venezuela natal al lado de las figuras europeas y de amplio trajinar en nuestro país. Conoce al toro de aquí y lo sabe administrar. Sale trajeado de obispo y oro con bordado de tréboles. Recibe al primero que echa las manos por delante y le desarma del percal en el inicio capotero. Cahuantico recarga con la vara. En la muleta parece crecer el toro que mostró complicaciones como la pasada por Gustavo Jiménez Pelusa al salir de la suerte con las banderillas haciendo hilo para luego ser cuchareado y empalado lanzándolo tras el callejón. Repuesto va por el segundo par que no consigue colocar, cae al trastabillar quedando a plena merced del astado que felizmente no hace por él salvando de milagro del percance. Pelusa se presentarán la Feria del Señor de los Milagros dando término a su carrera la que fue muy importante como figura de los de plata nacionales.
El toro acude al ser tocado pero es incierto, se cuela por la ventana que deja el diestro llanero pues queda claro que confiado no está. En una buena serie parece entenderlo y encontrarlo tanto que son logrados un buen par obligándolo. Así las cosas echa mano del recurso bullidor para alegrar al gentío que consigue acompañando la música local con bailecito que entre mezcla con los últimos pases de adorno. Espadazo arriba que produce vómito haciendo rodar sin puntilla al sanpedrino. Oreja concedida.
El que cerró tarde fue un muy buen toro, que sin llegar a romper del todo pues no humilló echando el morro abajo, sí en cambió fue bravo, codicioso, transmitió y tuvo acometividad. Toro para hacerle las cosas bien pues malas ideas nunca tuvo. Peleó de manera extraordinaria en el caballo apretando contra tablas la montura de Cahuantico que se agarró bien con él en un largo puyazo de categoría y mucha emoción del que se creció en el castigo el bravo. Tanto metió el pupilo de Santa Rosa que terminó parado en el estribo el picador y casi hasta es derribado. El Rata se luce con los palos en terrenos comprometidos, allí donde los toros pesan y se hacen sentir. El brindis es al colega de la casa que está de parroquiano en el callejón, Carlos Ramírez, que oriundo de la localidad. Gesto honesto con el que arranca ovación. En la muleta fue fijo el toro en la embestida. Siempre con el hocico cerrado acude pronto a cada toque de la pañosa. Aunque saliendo suelto de cada muletazo pues tendía a buscar querencia. Fue un toro que pedía torearlo bien y poderle consentir en el sitio que el mismo exigía. Así lo entendió le matador Orellana y consiguió echarle en mano los mejores pases por ambos pitones. El derecho fue el mejor que tuvo. La música no se hace esperar en la acompasada banda Bosh. Faena construida en base al buen oficio del diestro y las buenas condiciones del toro que permitieron conectar y transmitir. Pases de rodillas, molinetes jaleados, los de pecho, circulares abrazando al moro y adornos echándose la pañosa por los hombros. Pudo sacarle algo más de toreo fundamental pues tela y bastante tuvo para cortar. Pinchazo inicial y una entera hasta los gavilanes de la que vomita y cae fulminado. Oreja que no se tuvo claro que fuera una o dos pues la gente saltó al ruedo y se formó un barullo. Finalmente no paseó el apéndice pues de inmediato fue alzado para salir en volandas.
Tarde entretenida, con puntos altos de emoción. Bien por la organización que se dejó asesorar por gente conocedora. Lo disfrutamos.
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