En San Sebastián… Zalduendo se carga la primera de feria
San Sebastián, 11 de agosto 2017. Media plaza se cubrieron en el coso de Illumbre para presencia la primera corrida de la Feria. Los toros de Zalduendo, propiedad del magnate mexicano, D. Alberto Baillères González, deficientemente presentados, bastos de hechuras, abiertos de cara, sin fuerzas y de poco o desigual juego, hicieron naufragar la intención de los toreros y la ilusión del público. Sólo el 2º y el 6º ofrecieron alguna opción. El ganadero de Zalduendo tiene que hacer un esfuerzo para mejorar este hierro, que fuera hace ya muchos años, uno de los más importantes de la cabaña brava española.
Morante de la Puebla: Pitos y bronca.
Andrés Roca Rey: Oreja y silencio.
Ginés Marín: Ovación y leve petición.
Detalles:
Minuto de silencio en memoria del diestro Iván Fandiño
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José Antonio Morante de la Puebla, de Verde oliva y oro, sólo pudo dar una verónica al primero, se limitó a lancearlo a favor de la lidia pero poco o nada había que hacer pues evidenciaba una elocuente falta de fuerzas. Quitó Roca Rey por chicuelina, tafallera y revolera, que fue replicada por Morante con verónicas que no llegan a cuajar en lo que este diestro nos tiene acostumbrados. El toro se queda corto por ambos lados, Morante lo intenta con la derecha pero es imposible. Lo machetea por la cara y se va por la espada para matarlo de pinchazo y estocada. Algunos pitos.
El cuarto es un toro basto y bien armado que no tiene un lance, un pase ya ni se diga. Morante no se da coba. Hay un momento en el que está a punto de arrollarlo con la muleta. Se eterniza con la espada y se lleva una bronca del paciente público donostiarra.
Andrés Roca Rey, de grana y oro, tampoco puede acoplarse con el capote en el segundo por su falta de fuerzas. Es devuelto y corre el turno para enfrentar otro Zalduendo que se mueve más. Roca se recrea con el capote a la verónica. Lo lleva al caballo por cacerinas. Lo deja casi sin picar. Gines Marín interviene en quite por tafalleras muy similar a las que casi ha patentado Roca. Este responde con un quite por el mismo palo del máximo riesgo, pues el toro está a punto de llevárselo por delante en el primer lance. Competencia a tope entre estos dos nuevos valores. Roca Rey se va a los medios donde brinda al público y recibe al toro con un escalofriante cambio por la espalda, que repite para meter al respetable, algo frío, en la faena. Tres series con la derecha y suena la música. Se cambia la muleta a la mano izquierda y logra dos tandas en las que el toro se termina entregando. Vuelve a la derecha y se lo pasa por la espalda. Otra serie rotunda . Cuando todo hacía presagiar mayor premio pincha y luego lo liquida de una estocada. El publico pide la oreja que Roca pasea en la vuelta al ruedo.
El quinto era otra cosa. Era el sobrero, un cinqueño de feas hechuras. Se lo tenía todo guardado. Imposible torearlo con el capote. Lo intenta con la mano izquierda y no pasa. Coge la derecha y a fuerza de exponer consigue sacarle series a base de sobarlo y tratar de dominarlo. Pero no hay agua en el pozo. Un certero espadazo y varios descabellos culminan la labor. Silencio.
Gines Marín, de corinto y oro, lancea de trámite al colorado que hace de tercero, que evidencia falta de fuerzas y por ello lo deja sin picar. Brinda al público y comienza por alto y con dos tandas por la derecha. Suena la música. Se cambia la muleta a la izquierda y logra dos tandas mas reunidas. Vuelve a la mano derecha pero el toro empieza a embestir de una manera descompuesta y rebrincada. Estas son las consecuencias de dejar los toros sin picar. No hay acople. Final de faena atropellado. Pinchazos y estocada. Ovación.
El cierra plazas fue un toro que se quedaba corto, de embestida descompuesta y encima que escarbaba, imposible de torear con el capote. Ginés brinda al respetable y se dobla toreramente hasta salir a los medios. Dos series con la derecha para tomar el temple y la distancia de una embestida irregular. Suena la música, otra tanda mas reunida con la izquierda, su mano fuerte. Dos más lucidas que abrocha con molinete, el toro se va apagando y Ginés recurre al arrimón. Un desplante soltando la muleta. Toma la espada y coloca media sin efectos el toro tarda en doblar, lo descabella y todo queda en una ovación.
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