En Huesca… Puerta grande para Antonio Ferrera

12 agosto 2017 Philippe Gil Mir

Huesca, sábado 12 de agosto de 2017. Tercera de la Feria de la Albahaca de San Lorenzo. Con tres cuarto de entrada en los tendidos, en tarde soleada acabando con nubes, se lidiaron seis toros de Buenavista bien presentados en general, justos de fuerzas, pero de juego desigual, con nobleza el 4° y 5°.

Enrique Ponce: Oreja y ovación con saludos tras petición.

Antonio Ferrera: Palmas y dos orejas.

Miguel Ángel Perera: Silencio y oreja con petición de la segunda.

Detalles:

Tras el paseíllo, la empresa concesionaria de la plaza, Albahaca y Plata, representada por Tomás y Diego Luna, tenía preparado un homenaje sorpresa al equipo médico. En colaboración con el Ayuntamiento de Huesca, han querido rendir homenaje a este grupo de profesionales cuya labor es crucial para el buen desarrollo de la Feria Taurina de la Albahaca en Huesca.

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Salio el primer toro de la tarde con el que no hubo lucimiento con el percal. En varas se arrancó en tres ocasiones en la cabalgadura, derribando el caballo en el primer encuentro. Inicio Enrique Ponce la faena llevando a su oponente en los medios que fue bronco. La maestría del torero de Chiva la atempero el genio, llavandole muy cosido a la muleta aprovechando las escasas embestidas de su enemigo. Toreo en redondos en terrenos de sol cuajando esta serie. Mato de una estocada entera y desprendida con la tardo en caer el toro. Se le premió con una oreja.

Con el que hizo cuarto, se fue al caballo al relance en la primera vara, tras haberse cambiado el tercio, volvió el astado al peto y recibió un segundo puyazo. Quito por verónicas y una larga. En el último tercio, el torero valenciano hizo una faena en donde en principio no la había. Ponce les puede a todos los toros y especialmente a este que resultó justo de fuerza que tuvo que cuidar, lo toreó a placer llegando a bajarle la mano en unas serie ligadas y templadas de buena factura. Dejó detalles de su maestría y sacó pases de mérito. A base de oficio consiguió dominarlo con suavidad. Regalo al respetable unos soberbios cambios de mano. Mato de un pinchazo y una media estocada, se le pidió el trofeo y todo quedó en una ovación con saludos.

Con el segundo, recibió un fuerte castigo en varas, romaneando el caballo y su jinete aguantando la violencia del astado siempre con la cara arriba. Perdió fuerza el toro y tuvo Antonio Ferrera que torearlo a media altura, fueron pases de uno en uno los que ofrecía el astado, impidiendo cualquier lucimiento. Lo despacho con una media estocada y se les toco las palmas.

Con el quinto, pudo lucirse con el capote ofreciendo varias verónicas limpias. En varas recibió un solo castigo embistiendo con la cara arriba. Antonio Ferrera cuajó un buen tercio de banderillas dejando ir el toro a su aire y remató con un par al quiebro poniendo la plaza boca abajo. El astado tuvo genio y dificultades, pero el diestro extremeño a base de oficio, dándole los tiempos que pedía dibujó una faena vibrante, arriesgando, metiéndose entre los pitones consiguió ponerse el público en el bolsillo. Estuvo muy por encima de las condiciones del toro. Mató con una media estocada algo caída de efecto fulminante que le valió cortar los dos apéndices y conseguir abrir la puerta grande.

Con el tercero, no llegó a acoplarse con el capote, el toro fue tardo y se empleó en el peto. En el tercio de muleta no permitió opciones de lucimiento ya que rápidamente mostró el astado su mansedumbre, y se rajó quedándose en tablas en terrenos de toriles. Se esforzó Miguel Ángel Perera intentando todos los recursos con un toreo de cercanías que imposibilito el triunfo. Le colocó una estocada entera de efecto rotundo. Se silenció su labor.

Con el que cerraba plaza fue deslucido con el percal. Recibió dos castigos en varas con la cara alta en el peto empujando la cabalgadura fueras de las rayas. Consiguió el extremeño sacarle series toreándole a media altura en cercanías. Tuvo mucho mérito las tandas por ambos pitones toreando de cercanías sin enmendarse con los pitones en la taleguilla. Mato de una estocada entera algo caída. Y fue premiado de una oreja con una fuerte petición de la segunda. Miguel Ángel Perera al recoger su trofeo, saludando la presidencia, le indico su enfado por la no concesión de la segunda por lo que le tiró en el ruedo la oreja.

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