En Pamplona… Triunfo rotundo de Jesús Enrique Colombo
Pamplona, 5 de julio. Dos tercios de plaza. Seis novillos de El Parralejo. Parejos de presentación, nobles, faltos de raza y fuerza en términos generales. Los mejores 1º, 5º y 6º. El segundo se derrumbó en la faena de muleta ya no pudo levantarse.
Javier Marín, quien se despedía de novillero: Oreja y dos avisos.
Jesús Enrique Colombo: Fue apuntillado su primero por echarse literalmente en el ruedo al inicio de la faena y dos orejas.
Antonio Catalán Toñete: Silencio y silencio tras aviso.
Detalles:
Se guardó un minuto de silencio en memoria de Iván Fandiño.
El ruedo estaba en condiciones inaceptables para una plaza de tanta categoría.
El novillero venezolano, con un sólo novillo, confirma la buena impresión que dejó en la Feria de San Isidro
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Javier Marín, el torero de la tierra que se despedía de novillero, pues tomará la alternativa este mismo mes en la Feria de Tudela tuvo una entonada actuación en su primero, demostrando estar preparado para dar el salto al escalafón superior. Recibió a su primero con dos faroles de rodillas para luego lancear con facilidad. El novillo acudía a los cites pero evidenciando su falta de fuerza, constante en todo la novillada. Quitó Jesús Colombo por chicuelinas.
Marín brindó al público y también de hinojos inició su faena de muleta, para continuar con dos series con la mano derecha, siempre a media altura. Suena la música, el torero cambia de mano para torear por naturales pero el toro se queda mas corto por ese pitón, vuelve a la diestra con la complacencia del paisanaje. Remata con manoletinas y media estocada tendida que basta. Oreja.
En el cuarto, un colorado ojo de perdiz de buenas hechuras, lancea con lucimiento y lleva al novillo al caballo con un galleo rematado con una revolera. Quita por saltilleras y Colombo vuelve a intervenir por chicuelinas. Brinda a representantes de la Casa de la Misericordia e inicia con cambiado en los medios y series con la mano derecha, pero el novillo se queda sin fondo. Cuando coge la mano izquierda no hay transmisión, aunque la música acompaña la labor. Pinchazo, estocada atravesada, y varios descabellos y escucha dos avisos.
Jesús Enrique Colombo tuvo una actuación que lo sembró en el corazón de los pamplonicas al cortar las dos orejas de su segundo enemigo.
En su primero apenas había logrado dejar una impecable tarjeta de presentación mientras el novillo se mantuvo en pie. A este lo lanceó con suavidad, meciendo muy bien el capote. Quitó Toñete por chicuelinas. Y luego Colombo llevó a cabo un soberbio tercio de banderillas en donde se dejó ver como un torero con una suficiencia excepcional en este tercio. Cuadró en la cara y salió de la suerte apoyándose en los palos.
El tercer par fue inverosímil por la exposición y riesgo que supuso. Encuentra toro en todos los terrenos y fue muy ovacionado.
Brindó al respetable y comenzó su labor por el pitón derecho, con series impregnadas de mucho desmayo, temple y plasticidad, pero poco nos duró la alegría, porque el flojo de El Parralejo no aguantó la lidia del poderoso muletero venezolano y optó por echarse. No se levantó y hubo de ser apuntillado en el ruedo, para frustración de los presentes.
Pero quedaba el quinto, que si le hizo honor al dicho de que “no hay quinto malo”.
El novillo, muy bien rematado y de agradable presencia, embistió con alegría en los dos primeros tercios y Colombo lo supo aprovechar con el capote en verónicas y el remate gallardo del desdén, soltando medio capote. Después haría un soberbio quite por caleserinas, digno homenaje para su creador el siempre recordado gran torero mexicano, Alfonso Ramírez El Calesero. Toñete quitó por gaoneras y de nuevo Colombo brindó al publico.
Recibió al novillo de rodillas en los medios para ligar una serie con la derecha templadísima y de muletazos largos que entusiasmaron al personal, que ya había conectado con el torero venezolano. Suena la música y Colombo cuaja otra serie con la derecha, esta vez rematada limpiamente con una arrucina. Sorprende este joven torero por la claridad de ideas.
El novillo empieza a quedarse corto y al rematar con el pase de pecho una serie de naturales, prende feamente a Jesús y lo lanza a la arena, en la que girando sobre su cuerpo logra librarse de la cornada, más no de la paliza y los pisotones en la cabeza. Se levanta algo aturdido, pero vuelve al toro con mayor arrojo, otra serie de naturales y otro pase de pecho en el que el novillo se frena y él lo aguanta al límite.
A estas alturas la plaza hierve de entusiasmo. Unas escalofriantes arrucinas son el remate de la faena. Y como colofón, se tira a matar con una contundencia inobjetable. Estocada marca de la casa. El novillo rueda sin puntilla y a Colombo van a parar las dos primeras orejas de la Feria de San Isidro y la primera salida a hombros. Colombo vino de América, de México donde había toreado el sábado, para conquistar una plaza tan importante.
Antonio Catalán Toñete. El novillero madrileño ha causado una grata impresión con el lote mas potable de la novillada. El tercero se movió hasta el final. Lo lanceó con facilidad, dosificando el castigo en varas por sus escasas fuerzas. Con la muleta se nota la evolución de Toñete y su gusto al manejar los trastos, siempre con temple y buena colocación. Le buscó las vueltas e hizo sonar el pasodoble. Tandas con ambas manos, gustándose. Pero el fallo con el estoque hizo naufragar cualquier posibilidad de premio. Dos pinchazos, un feo bajonazo y una entera estropearon una buena labor.
En el cierra plaza, que fue el que más humilló del sexteto, se lució con el capote, aunque evidencia que no es su fuerte. Lo brinda al público, para iniciar con pases por alto y luego dar lugar al toreo fundamental. Derechazos largos y con profundidad, llevando al burel muy toreado. Buenas series de naturales, sentidos y con acompañamiento de la figura, series de trincherillas y el novillo sigue embistiendo. La música sonando, pero Toñete tiene una asignatura pendiente: La suerte de matar, la más importante del Toreo! Cuatro pinchazos y una estocada vuelven a dejar a Toñete sin premio.
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