Lo dice Pepe Mata… La supuesta corrida de la cultura aportó casi nada
Desde el anuncio de la supuesta I Corrida de la Cultura, resultaba absurdo llamarle así a un festejo que no representa en lo absoluto al arte del toreo.
Primero, porque…
… porque entonces, ¿en dónde quedan todas las corridas que se celebran en todo el mundo?
¿En la anti cultura?
¿En la negación de la cultura?
Segundo, porque los toreros del cartel, ni por mucho representan a la torería universal. Un torero entrado en carnes que se anuncia como artista pero de ello nada, que si no le sale el bobitoro, no se esfuerza; un torero de dinastía que tiene todo para ser importante pero que con estos toros mansos y descastados no puede conseguir mucho; y un joven prometedor, que anuncia un futuro promisorio, pero con bovinos de la ganadería comercial no hay una verdad que expresar.
Y, tercero, porque una ganadería que crea y cría al bobitoro para las faenas facilonas, que no agobien a los toreros, sobre todo a los figurines, y que desde hace varios años ha ido perdiendo el hilo conductor de su sangre y está yendo al genio, no representa ni la casta ni la bravura.
El arte presupone verdad, factor fundamental que debe contener toda obra artística, y en este mágico, místico y mítico arte del toreo, esa verdad está anunciada en la sentencia que siempre hemos defendido aquí:
El toro auténtico para el torero de verdad.
Sí, el toro bravo y encastado, que una vez dominado por el héroe…
… sí ese héroe, que apoyado en el poder que le otorga su valor natural, la técnica en constante evolución, así como la serena inteligencia, domine y extraiga las buenas características que tiene ese toro bravo…
… sí, ese toro bravo que posee clase, calidad, recorrido y emotividad, y sean transformadas a través del otro poder…
… el poder del sentimiento, en aportaciones luminosas que subyugan al espíritu del diletante taurino, en las efímeras esculturas que se van sucediendo en el redondel.
Por ello, sí se puede afirmar, que…
Esta supuesta corrida de la cultura no aportó nada…
… absolutamente nada.
No obstante, eso no significa que el arte del toreo no sea cultura ni tampoco que no esté inmerso en la cultura…
… sólo que nadie, nadie puede aventurarse a decir o afirmar, que una corrida puede llamarse y ser de la cultura, cuando este término va más allá de un reducido e intrascendente concepto, que nada tiene que ver con la luminosa universalidad del arte del toreo.
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