En Madrid… Descastados toros de Miura en la última de San Isidro
Las Ventas. 11 de junio de 2017. Última de San Isidro. Casi lleno. Toros de Miura. Un sobrero de Buenavista (2º), y otro de El Ventorrillo (5º). Éstos últimos han resultado ser los mejores, en hechuras y comportamiento, ya que los de la legendaria ganadería de Miura han sido descastados y mansos. Tampoco estuvieron bien presentados, pues no daban el tipo, fue un encierro indigno de haber sido lidiado en la plaza más importante del mundo.
Rafael Rubio Rafaelillo: Silencio y ovación
Eduardo Dávila Miura: Silencio y saludos
Rubén Pinar: Silencio y silencio.
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En líneas generales, la corrida de hoy no ha dado la talla, ni en hechuras ni en bravura, ya que los toros de Miura no han aparecido hoy por ningún sitio, eran impropios de la ganadería de Zahariche. El diestro de la familia, Dávila Miura, ha tenido que torear a los sobreros, lo cual fue algo inédito e inusual, y decepcionante para la última de San Isidro.
Rafaelillo comenzaría la corrida con un primer toro algo descastado desde los primeros tercios, pues acudiría al caballo cabeceando y con la cara alta. El tercio de banderillas, tampoco estuvo muy consolidado. En cuanto a la faena, comenzaría el diestro por la mano derecha en los medios. Intentó templarse en el coso, para poder torear al natural, pero el toro tuvo poco fondo y no acudió a los engaños de forma muy ligada. Nuevamente lo intentó por la derecha para intentar extraer pases de calidad. No obtuvo el favor del respetable, y la conexión brilló por su ausencia. Rafaelillo se encontró con el silencio por parte de los aficionados.
El segundo de su lote saldría de tal forma que Rafaelillo cosechó una ovación por parte del público, ya que los capotazos fueron arriesgados y con peligro. Destacable fue que desarrolló los primeros lances de rodillas. En el caballo y banderillas poco humilló, y no hubo destacables detalles. La faena se desarrolló de tal forma que Rafaelillo puso mucho de su parte. El toro no tuvo recorrido ni permitió la ligazón. Rafaelillo se cuadró en muchas ocasiones para intentar hacer que el toro entrase bien a los engaños. Los vuelos de la muleta no surtieron efecto, y Rafaelillo no tuvo toro, a pesar de poner actitud y aplomo en su faena. En un momento dado, lo prendió en el pase de pecho, rompiéndole la taleguilla. Finalmente, tras una media estocada, finalizó su comparecencia.
Para Dávila Miura, saldría un sobrero de Buenavista, tras un inválido de la ganadería de Miura. Éste primero de su lote destacaría en cuanto al caballo, no por su fuerza, sino por el tiempo que empleó en el peto. En banderillas fue rápido. Más tarde desarrollaría una faena comenzando con la mano derecha. Tuvo recorrido y movilidad, más por la derecha que por la izquierda, por donde sería de peor comportamiento y no ofrecería opciones para el triunfo. No cuajó las series, e incluso intentó nuevamente por la mano derecha, por donde extrajo algunos muletazos, pero sin conexión. Estocada tras pinchar en el remate de la faena.
De igual modo torearía un quinto que sería sobrero, de El Ventorrillo. Tuvo momentos de todo tipo en la lidia, ya que en el caballo embistió con humillación, pero en el capote no tuvo la misma fuerza. Llevó la cara alta también repetidas veces. En la faena, hubo equilibrio de formas, tanto por el pitón izquierdo como por el derecho. El toro humilló en ciertos puntos de la faena, y fue un buen toro. El diestro pudo ligar pases por la derecha y por la izquierda, pero a pesar de ello, no conectó. Su faena estuvo marcada por el aplomo y temple, pero poco más se puede decir. Pinchazo y media estocada.
El tercero, para Rubén Pinar, daría signos de debilidad, ya que perdió las manos y el público protestó por la presencia del toro. El diestro dio la cara en la faena, y a pesar de la dificultad, intento por ambas manos obtener algunos pases de calidad. El toro se frenaba en ambas suertes, y no dio opciones al desarrollo de la faena cuajada y redonda. Pinar estuvo a la altura de la plaza, ya que se enfrentó e intentó sacar de donde no había. No conectó con el público, y su actuación no fue reconocida.
El sexto sería el único con algo más de tipo Miura. Pinar poco pudo hacer en la lidia, ya que el toro se frenó. A pesar de ser el menos malo, fue protestado en los primeros compases. La faena fue un visto y no visto para Pinar y el toro, y más aún para los aficionados. El toro fue difícil, y peleó en la muleta, es decir, no embistió. Se giraba en el cuello, y fue peligroso. Pinar fue a buscar los aceros, de forma que no tuvo opciones, finalizando así su comparecencia.
Remarcable fue la poca raza del ganado de hoy, ya que los toros de Miura no estuvieron encajados en su encaste, y pareció que no fueran de la legendaria ganadería. Fallaron los toros, pero aun así, una corrida no determina una ganadería, y hoy no hubo suerte. Rafaelillo puso actitud, Dávila Miura tuvo que matar a dos que no fueron de la ganadería de su familia, y Rubén Pinar hizo lo que pudo con un lote difícil. Acabamos la Feria de San Isidro, pero no acaba la temporada, la Fiesta está viva, y aún quedan muchos toros por torear. Aquí seguimos nosotros, para dejar por escrito aquello que pase, decir la verdad, y como siempre, estar felices, porque la fiesta es una de las mayores expresiones del arte. ¡Viva la Fiesta!
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